Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”
Relación con obras del siglo X: la Mezquita de Córdoba. Sin temor a equivocarnos, podemos suponer que la cúpula de San Lorenzo nunca se habría concebido si Guarini no hubiese visto las cúpulas del mihrab (el nicho al que han de mirar quienes rezan) de la Mezquita de Córdoba. Estas cúpulas se construyeron hacia finales del siglo X, para ser exactos en el año 965. El mismo método constructivo se empleó en las cúpulas que Guarini usó en San Lorenzo. También éstas se construyeron sobre una base cuadrada, con un sistema de arcos de enlace que se intersecan por arriba para formar una estrella de ocho puntas en la que descansa la linterna suspendida.
Las cúpulas de los nichos para la oración de la Mezquita de Córdoba son los primeros ejemplos conocidos en los que al arco de enlace se le da una función constructiva. Incluso algunos historiadores han afirmado que fue este invento musulmán el que sugirió a los constructores góticos de un siglo y medio más tarde la posibilidad de reemplazar la bóveda maciza por un armazón de nervaduras de piedra. Pero las dimensiones de estas cúpulas musulmanas son modestas en comparación con la atrevida obra maestra de Guarini. Por lo que yo puedo determinar, los arcos de enlace de San Lorenzo se componen de largas piezas de piedra maciza: un método peligroso y laborioso. De hecho, el arquitecto de San Lorenzo exigió de la construcción casi más de lo que ésta podía ofrecer por esas fechas. Ningún arquitecto posterior se atrevió a seguir el precedente que Guarini estableció en esta iglesia. Con San Lorenzo se agotaron las posibilidades técnicas de la época, justo en el momento en que estaba empezando a despuntar la visión de ulteriores avances arquitectónicos. De un modo totalmente espontáneo, nos sentimos impulsados a pensar en lo fácil que sería la solución de este problema con los medios disponibles en la construcción moderna. Pero debemos rechazar tales reflexiones como algo absolutamente ahistórico. La cúpula de San Lorenzo plantea el caso de una visión arquitectónica que se lleva hasta el límite de los recursos constructivos. La situación actual es justo la contraria: tenemos a nuestro alcance posibilidades constructivas que no hemos sido capaces de aprovechar ni mucho menos en toda su extensión.