Págs. 226-233.“Le Corbusier y la monumentalización de lo vernáculo, 1930-1960”
Con mucho, el emigrado más influyente que llegó a Inglaterra en esta época fue el arquitecto ruso Berthold Lubetkin, cuyo impacto sobre la evolución de la arquitectura moderna en Inglaterra nunca ha sido apreciada como se merece. Lubetkin, que había realizado una carrera modesta, pero con todo brillante en París, aportó a Tecton, la firma que él fundó en 1932, una capacidad para la organización lógica que rara vez se ha dado en la arquitectura inglesa.
Su bloque de apartamentos en 1935 en Highgate, Londres, el Highpoint 1, sigue siendo todavía hoy una obra maestra, y su disposición interior sobre un lugar poco apropiado constituye un modelo de orden a la vez formal y funcional.
A pesar del éxito de su labor subsiguiente para los zoos de Londres y Whipsnade, Lubetkin y su equipo Tecton – Chitty, drake, Dugdale, Harding y Lasdun – ya no volvieron a conseguir este mismo nivel. Su bloque Highpoint 2, construido en 1938, presenta ya una reacción decididamente manierista....
..La cuestión central – La de la primacía del concepto formal en arquitectura y el significado definitivo de la forma construida- fue tratada por Anthony Cox en el año 1938 cuando escribió acerca de Highpoint 2:
Highpoint 1 marcha de puntillas y abre sus alas, Highpoint 2 está sentado en cuclillas, como Buda. Los hombres de Tecton serían probablemente los primeros en admitir que este efecto es deliberado, y uno tiene la sensación de que se ha impuesto una forma a las habitaciones (lo cual es algo totalmente distinto de dar forma a las habitaciones). Es como si, durante los tres años que separan los dos edificios, se hubiera llegado a unas conclusiones rígidas acerca de lo que es formalmente necesario en arquitectura. El punto importante no es el de si a uno le agradan o no personalmente estas conclusiones formales, sino el de si uno piensa que tales conclusiones rígidas son convenientes … Creo que somos mayoría los que no tenemos necesidad de discutir al respecto. Funcionalismo es un nombre para la antítesis del formalismo, porque lleva consigo ideas deshumanizadas que nadie desea defender, pero interpretado en un sentido amplio pero que la palabra traduce el método de trabajo subyacente en este movimiento… En mi opinión, la obra reciente de Tecton, muestra una desviación respecto a este enfoque. Es algo más que un reajuste dentro de unos límites legítimos; está dispuesto a situar ciertos valores formales por encima de los valores de uso, y señala la reaparición de la idea como fuerza motivadora.
---
Pág. 791. Edificios altos en espacios abiertos
Tanto quienes creen que la ciudad desaparecerá como quienes tratan de conservarla cambiando su estructura están de acuerdo en que el profundo desorden de nuestros días no puede continuar, que el ser humano no puede vivir para siempre en el asfalto. En Europa, los proyectos de quienes estaban haciendo esfuerzos creativos por encontrar una solución a los problemas del urbanismo contemporáneo manifestaban su fe en la continuidad de la existencia de la ciudad; pero mostraban que, para conseguir colocar los barrios residenciales en medio de la vegetación en distritos densamente poblados -lo cual es imperativo-, debe haber una concentración de grupos de edificios altos situados en parques o, en todo caso, en espacios abiertos. Sólo con estos recursos pueden garantizarse las distancias necesarias para que entre la luz y circule el aire en los edificios. Así pues, el principio básico sobre el que trabajaban estos arquitectos consistía en condensar grandes cantidades de viviendas en edificios altos para ganar espacios abiertos y libres que pudiesen usarse como jardines y campos de juegos.
Edificios de viviendas en pastilla. Durante los primeros años 1920 aparecieron en Alemania propuestas de bloques residenciales como pastillas de entre ocho y doce alturas, colocados a considerable distancia unos de otros, pero que tenían al mismo tiempo una densidad de población equivalente a la de los bloques más bajos colocados más próximos en la misma zona.
Este tipo edificatorio -que fue concebido originalmente por Walter Gropius y Marcel Breuer- se reveló como un factor importante para cambiar la estructura de la ciudad existente; implicaba quebrar las filas continuas de edificios a lo largo de la calle en piezas colocadas en ángulo recto con la vía pública y paralelas entre sí, que daban a zonas ajardinadas situadas entre ellas. La primera realización de esta clase de edificios de viviendas en pastilla se construyó en Rotterdam hacia 1934, cuando el arquitecto holandés Willem van Tijen construyó dos bloques de nueve y diez alturas, con viviendas baratas de dos y tres habitaciones. Estos bloques están situados en diferentes partes de las afueras de Rotterdam, en barrios donde los edificios existentes no tenían más de dos o tres alturas. El primero de ellos, el Bergpolder (1933-1934), es un esqueleto de acero y se construyó en un distrito con alta densidad de población. El Plaslaan (1937-1938) estaba situado cerca de unos parques y un lago artificial, rodeado por gran cantidad de espacio abierto, tal como imaginamos que podría ser la ciudad del futuro. Estos edificios como pastillas se incluyeron también en el plan de expansión de Ámsterdam.
Por la misma época, Le Corbusier usó el bloque pastilla para uno de sus planes urbanísticos más hermosos y humanos: la pequeña ciudad colonial de Nemours, en Marruecos, donde los bloques se colocaban libremente en una ladera. Pastillas similares se construyeron a una lujosa escala en Inglaterra: en Highpoint, Londres, obra del grupo Tecton (1936-1938). El proyecto Highpoint recuperaba la antigua tradición inglesa del edificio rodeado por un parque privado y en comunicación directa con él.
Estos esbeltos edificios de viviendas encontraron una fuerte oposición en su momento. La razón era que su forma constituía la expresión de una nueva concepción del espacio. Durante los primeros diez años, su cualidad ligera y abierta resultó muy extraña para el público acostumbrado a los bloques residenciales macizos y pegados al terreno.
Al carecer de la pesada masa de los edificios habituales, estos nuevos bloques les parecían inmateriales a las personas capaces de reaccionar tan sólo a los volúmenes macizos; por eso este tipo de edificio encontró una resistencia emocional que fue responsable de su escasa aceptación. Resulta totalmente incomprensible que la oposición política impidiese construir los bloques de cuatro alturas proyectados por Gropius en Wannsee (Berlín, 1931), con sus terrazas de cubierta, un restaurante y unos jardines en la séptima planta. Si se hubiesen construido, habrían mostrado la habitabilidad de esta forma de alojamiento. En su espíritu, estos bloques son los precursores de la Unidad de Vivienda de Le Corbusier en Marsella (1947-1952), aunque les falta su imaginativo tratamiento plástico.
Cuando Gropius se trasladó a Inglaterra en 1935, trabajó con Maxwell Fry en un interesante proyecto. Una antigua finca perteneciente al duque de Gloucester, en las proximidades del castillo de Windsor, debía urbanizarse para hacer viviendas. Como era habitual, el plan preliminar había dividido la propiedad en pequeñas parcelas para casas unifamiliares, destruyendo así por completo el aspecto señorial del paisaje a modo de parque. Al igual que en el proyecto de Wannsee, el proyecto alternativo de Gropius, a base de edificios altos que dejaban libres los terrenos del parque, se quedó en el papel.
En torno a 1960, las pastillas de viviendas en altura ya se habían aceptado en todo el mundo. En casos excepcionales, los edificios altos establecen una relación espacial con otros bloques más bajos y, así, se integran en el escenario urbano. Sin embargo, su difusión generalizada ha significado que habitualmente se han levantado en un aislamiento total. Al igual que la idea de la ciudad jardín, estos conjuntos han llevado a una fragmentación del paisaje.