Inprimatu

MONTANER J. M., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . G. Gili. Barcelona, 2002


Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.


De la misma manera que en la arquitectura brasileña la reinterpretación de la arquitectura colonial había expresado una de las primeras búsquedas del carácter, el retorno a figuraciones, técnicas y detalles de las arquitecturas tradicionales será una característica de la arquitectura moderna a partir de los años 30: lo vemos en Le Corbusier, en los racionalistas catalanes del GATEPAC, en autores como Raoul Hausmann y Erwin Broner y durante los años 40, en la incipiente arquitectura empirista de los países nórdicos. “Este recurrir a la arquitectura vernacular habría tenido una doble razón: mejorar las cualidades constructivas de una arquitectura de cubiertas planas y fachadas lisas, sin cornisas ni molduras, que se había revelado demasiado frágil, y reforzar la capacidad expresiva y de integración al medio cultural utilizando los materiales, figuraciones, objetos y detalles de la arquitectura convencional y primitiva.


Págs 181-206..... (Dentro de un lenguaje de diversidad del minimalismo, podemos destacar la categoría de unidad y simplicidad)…


Las fotografías de Walker Evans, Henry Cartier-Bresson, Nigel Henderson, Francesc Catlá-Roca o Sebastiao Salgado se aplican preferentemente a las manifestaciones espontáneas de la vida cotidiana. Poseen una especial unidad por el hecho de centrarse en personajes anónimos de la calle, en aquellas situaciones en que la existencia se plantea de manera mínima, básica, esencial, sin ningún aditamento.


El teatro de Samuel Beckett o el cine de Michelangelo Antonioni también han intentado expresar lo más mínimo y esencial de la experiencia humana, es decir, el silencio, la nada, la soledad, el amor imposible, la ausencia…Távora o Erwin Bronner, dando inicio a una arquitectura de gran austeridad y rigor compositivo.


Unidad, simplicidad y coherencia garantizan la calidad de cada obra. Esta importancia de las formas unitarias, simples y coherentes ya se había expresado en la teoría de la Gestalt, basada en totalidades perceptivas invisibles e indisolubles. Un todo coherente que se consigue a base de una estricta selección, de una consciente individualización de los elementos básicos de cada idea y proyecto.


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