Inprimatu

CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. .201 -215“Arquitectura y revolución rusa” .


En su proyecto para el club obrero Rusakov en Moscú (1927-1928), el auditorio convergia en el escenario, y su extensión posterior se hacía volar sobre la parte trasera del edificio en tres secciones. Las precisas intersecciones y los contrastes de figuras se articulaban en los detalles. Melnikov , como otros miembros de la escuela ASNOVA, se inclinaba a creer que existía un lenguaje subyacente de formas al que se podía recurrir para provocar emociones específicas en el espectador; consideraba que era misión de la arquitectura apropiarse de este lenguaje universal de la forma y ponerlo al servicio de los temas vitales de la revolución. Esta postura fue duramente atacada con el argumento de que tenía sus raíces en la estética falsa, burguesa e idealista. Una crítica típica surgió de las teorías de la Unión de Arquitectos Contemporáneos (OSA) —a la que pertenecían Fedor Yalovkin, Moisei Guinzburg, Mijail Barsch, Viacheslav Vladimirov, y los hermanos Vesnin - que ridiculizan a ASNOVA por su autocomplacencia y su falta de atención a los aspectos prácticos. En un debate bien documentado que tuvo lugar en 1929, Yalovkin presentaba así la postura ‘constructivista' de OSA y criticaba a los descendientes del ‘grupo formalista' de ASNOVA:


La diferencia principal entre las asociaciones actuales consiste en su propio objetivo, esto es, para los constructivistas (la OSA) el papel social de la arquitectura reside esencialmente en que es uno de los instrumentos para la construcción del socialismo por medio de la colectivización de la vida, por medio de la racionalización del trabajo, por medio de la utilización de los datos científicos, etcétera , mientras que para [los formalistas] el papel social `adquiere una significación especial' y la esencia de esta `significación especial' es que se hace de la arquitectura un arte, no un arte contemplativo sino ‘activo', que ‘debe llegar a ser un medio' para la liberación de las masas, una potente palanca para la construcción del socialismo y un nuevo modo de vida colectivista que organice la psique y que eduque activamente la voluntad y los sentimientos de las masas hacia la lucha por el comunismo [...] Sus patéticas exclamaciones sobre el arte son reminiscencias de las búsquedas antediluvianas de un dios; y es que nosotros creemos que lo necesario no es inventar un arte, sino trabajar en la organización de la arquitectura partiendo de los datos de la economía, la ciencia y la tecnología . Es a esta gran obra a la que convocamos a todos los arquitectos de la Unión Soviética. Dentro de este espectro, en el extremo opuesto de las tendencias formalistas estaban las funcionalistas, según las cuales las nuevas formas estarian dictadas tan solo por la sociología y la técnica . En este caso, las críticas podían basarse en que los funcionalistas estaban imitando esa degradación de la vida que estaba implícita en la industrialización occidental.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Pág.169-179.“La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unión Soviética”


Esta reacción precipitó la formación de un nuevo grupo, OSA (Sociedad de arquitectos Contemporáneos), entre cuyos miembros iniciales, encabezados por Guínzzburg, estaban M. Barshch, A. Burov, L. Komarova, Y. Kornfeld, M. Ojitovich, A. Pasternak, G . Vegman, V, Vladimirov y los hermanos A. y V. Vesnin. Poco después de su fundación, OSA empezó a admitir miembros de otras disciplinas como la sociología y la ingeniería. La orientación esencialmente programática de OSA era tan hostil a la cultura productivista de la Proletkult como al esteticismo perceptivo de Ladóvsky. Desde el principio intentó cambiar el modus operandi del arquitecto, haciéndolo pasar de tener una relación casi de artesano con el cliente a ser un nuevo tipo de profesional que era en primer lugar un sociólogo, en segundo lugar un político y en tercer lugar un técnico.


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MONTANER J.M. MUXI Z.,  Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 27-78.“Historias”


PROPUESTAS DE VIVIENDAS CONTEMPORÁNEAS QUE COMPARTEN LAS RESPONSABILIDADES PRODUCTIVAS


Dentro de este contexto de ensayos de nuevos modos de vida comunitaria a finales del siglo XIX y principios del XX se encuentran las experiencias iniciales de la Unión Soviética, con los proyectos de El Lissitzky, Kosntantin Melnikov, los hermanos Vesnin o Mosei Ginzburg: nuevos equipamientos y casas comuna donde se daba prioridad urgente a la emancipación de las mujeres proletarias mediante la instalación de cocinas comunales, guarderías, baños públicos y cooperativas de todo tipo.


Podemos situar todos estos proyectos dentro de la genealogía de viviendas comunitarias contemporáneas, como los grupos vieneses Margarete Schutte – Lihotzky Hof y Sargfabrik.


 

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