Pág.284-316. “Lugar, producción y escenografía; práctica y teoría internacionales desde 1962”
Sin embargo, si bien cabe poner en tela de juicio su efectividad, la vanguardia arquitectónica de los años sesenta no había abdicado del todo de su responsabilidad social. Existían varias facciones cuya orientación era decididamente política y cuya actitud respecto a la tecnología avanzada era ciertamente crítica. Entre ellas hay que mencionar el grupo italiano Superstudio, que en este aspecto figuraba entre los más poéticos. Influido por los conceptos de la “planificación urbana unitaria” de la INsternational Sutuationist Constant Nieuwenhuys, que en su nueva Babilonia de 1960 había postulado un tejido urbano constantemente cambiante que responde a la tendencia “lúdica” en el hombre, Superstudio, dirigido por Adolfo Natalini, comenzó en 1966 a producir un conjunto de obras más o menos divididas entre la representación de la forma de un monumento continuo como mudo signo urbano, y la elaboración de una serie de viñetas que ilustraban un mundo en el que los bienes de consumo habían sido eliminados. Su obra variaba desde la proyección de vastos megalitos impenetrables, recubiertos de cristal de espejo, hasta la representación de un paisaje de ciencia-ficción en el que la naturaleza ofrecía una faz benévola, o sea la quintaesencia en utopía antiarquitectural. En 1969, escribieron:
“Mas allá de las convulsiones de la superproducción, un estado puede nacer de la calma en la que un mundo cobra forma sin productos ni desechos, una zona en la que la mente es energía y materia prima, y es también el producto final, el único objeto intangible para el consumo”.
Y de nuevo, en 1972:
“Los objetos que necesitaremos serán tan sólo banderas o talismanes, señales para un existencia que continúa o simples utensilios para simples operaciones. Así, por una parte quedarán utensilios… por otra objetos simbólicos tales como monumentos o pegatinas… objetos que puedan ser fácilmente trasportables si nos convertimos en nómadas, pesados e inamovibles sin decidimos quedarnos para siempre en un mismo lugar.”
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págs.141-158.“Modernidad, vanguardias y neovanguardias”
LA NECESIDAD DE LAS VANGUARDIAS
Más allá del ansia por la novedad y elconsiguiente enfrentamiento con losgustos de una parte de la sociedad, existeotra característica definitoria delasvanguardias:buscarrespuestas alasnuevasnecesidades. He aquí el argumento más progresista de las vanguardias que tiene como objetivo último, una cierta crítica al modelo de sociedad predominante y el planteamiento de propuestas de transformación adecuadas al espíritu de los tiempos venideros.
Este argumento de crítica y transformación social justifica el mecanismo de la abstracción y la practica sistemática de la ruptura de los lenguajes establecidos. Esto se expresa actualmente en lo que se denominan neovanguardias: aquellos movimientos que recuperan el culto a lo nuevo y a lo extraño y que intentan superar los condicionamientos de la tradición y de las convenciones.
En la arquitectura y el diseño industrial de los años sesenta aparecen antecedentes de estas neovanguardias en grupos británicos como Archigram, italianos como Archizoom, Superstudio, UFO, 9999 o Strum, o estadounidenses como SITE, que se expandieron en terrenos diversos, colindantes con el hightech, el pop art, el arte conceptual y el diseño radical. En aquellos años, arquitectos como Peter Ensenan y John Hejduk, encuadrados dentro de los five architects de Nueva York, inician nuevos caminos vanguardistas. El mecanismo vuelve a ser reimplantado y revalorizado y, al cabo de los años, estos autores y equipos muestran los resultados de su gran influencia sobre generaciones más jóvenes.
Sin embargo, las vanguardias de las ultimas décadas se diferencian claramente de la de los años veinte: si las vanguardias ya clásicas tendían a la exclusión y a la selección, las actuales prefieren la inclusión y la contaminación; si las de principios de siglo creían que se podía establecer un nuevo orden en el mundo de las formas industriales,ahora lo que fascina es elp rofundo desorden y fragmentación de las metrópolis,la proliferación de formas y materiales y el inabarcable pluralismo cultural, si las vanguardias defendieron el funcionalismo, las neovanguardias arrancan de una posición antifuncionalista.
...De todas formas, en las neovanguardias arquitectónicas se reproduce la dualidad de posiciones que ya se expresaba a principios de siglo. Por una parte, la tendencia a la máxima abstracción y a las formas geométricas puras, con todo lo que comporta de sistematicidad y recurrencia a un método que busca exponerse de manera didáctica. Es el caso de Peter Ensenan, Bernard Tschumi, Rem Koolhaas o Kazuo Shinohara, autores que acompañan siempre sus proyectos con textos, diagrama, exposiciones y narraciones. Y por otra parte, la exploración del terreno oscuro de lo irracional, tal como había sido promovía por el surrealismo, en la obra de aquellos autores que han preferido explorar campos del inconsciente, recuperando mecanismos como el de la escritura automática. Véanse las casas de Frank Gehry que explicitan la estructura laberíntica del inconsciente, los proyectos del equipo Coop Himmelblau partiendo de dibujos automáticos, o la mezcla de poesía, pintura arquitectura que han planteado autores como John Heda o Adolfo Natalini.
El espíritu vanguardista es, por lo tanto, consustancial al hombre contemporáneo y a pesar de las reales crisis de la modernidad, vuelven a resurgir estrategias innovadoras.
Págs 181-206. ...(Dentro de un lenguaje de diversidad del minimalismo, podemos destacar la categoría del rigor geométrico…)
El ABC Art, desde los iconos de Tony Smith y Donald Judd hasta Richard Serra pasando por Sol Le Witt, se ha basado en crear obras en las que se parte de tramas geométricas. Esto es manifestación de este espíritu que busca expresar el máximo de tensión formal con el mínimo de medios, evitando cualquier alusión o ilusión.
También el diseño gráfico y arquitectónico de Max Bill, partía del máximo rigor geométrico para ascender a la Gute Form.
Obras arquitectónicas recientes, como la Pirámide del Grand Louvre en París de I.M. Pei o el palacio de justicia en Bilbao de Roberto Ercilla, manifiestan este mismo pathos geométrico, este principio de economía formal.
En el diseño industrial contemporáneo se ha recuperado la línea de ilustres precedentes -muebles de Gerrit Thomas Rietveld, Marcel Breuer y Mies van Der Rohe- al mismo tiempo que se ha retomado el rigorismo geométrico peculiar del ABC Art: las absolutísimas tramas geométricas de la serie Quaderna de Adolfo Natalini y Superstudio; los pulcros y eficaces lámparas, sillas, mesas, sillones y camas de Vico Magistretti; el congelamiento formal de la mesa Less de Jean Nouvel; incluido los prototipos del escultor-arquitecto Donald Judd, cultivados en la última etapa de su carrera.
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