Inprimatu
Collin Rowe

ROWE, Colin

  • Teórico de la Arquitectura y el Urbanismo
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  • 1920 - Rotherham. Inglaterra. Reino Unido
  • 1999 - Arlington. Virginia. Estados Unidos
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Collin Rowe a través de la influencia de sus diferentes escritos sobre arquitectura y urbanismo, fue un referente internacional en estas materias. Mediante su tarea docente e investigadora en USA, entró en contacto con destacados arquitectos, que tomaron su labor investigadora como elemento de reflexión en el debate arquitectónico del momento.


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En sus distintos pensamientos, estudios y análisis, mete a la historia como un agente activador de procesos de aprendizaje y reflexión en torno al desarrollo moderno de la arquitectura, criticando las incongruencias y desfases de un Movimiento Moderno mitificado, proponiendo nuevas formas urbanas en la ocupación del territorio “ciudad collage”.


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CURTIS W.,  La arquitectura moderna desde 1900. Phaidon. Hong Kong, 2006.


págs. 529-546. "Arquitectura y antiarquitectura en Gran Bretaña".


Otro arquitecto que se sentía insatisfecho con la diluida arquitectura moderna de los años 1950 en Gran Bretaña era James Stirling. Nacido en 1926, se formó entre 1945 y 1950 en la Universidad de Liverpool, donde entró en contacto con las ideas de Colin Rowe, un historiador sumamente consciente de los valores utópicos y simbólicos existentes la arquitectura de los años 1920


Págs. 547- 565.  “ Extensión y crítica en la década de 1960”


La mayoría de los arquitectos implicados en esta práctica estaban vinculados a escuelas de arquitectura de la Costa Este norteamericana, como Princeton y Cornell. Entre ellos destacaban cinco (llamados lacónicamente los 'New York Five'): Peter Eisenman, Richard Meier, Charles Gwathmey, John Hejduk y Michael Graves. A finales de los años 1960, la mayoría de ellos eran treintañeros, y por tanto se habían educado con la arquitectura y el arte modernos como hechos completamente establecidos; estaban vagamente unidos por su gran aprecio por las obras paradigmáticas de los años de entreguerras, como la casa Schrôder, la vila Stein/de Monzie o la Casa del Fascio; por una obsesión por las cuestiones formales a expensas del contenido y la función (sus definiciones formalistas de la 'arquitectura moderna' repetían mecánicamente las usadas por los defensores de la pintura abstracta 'dura' en los Estados Unidos a finales de los años 1960); y por su lealtad a las opiniones de Colin Rowe, que daba clase en Norteamérica desde finales de los años 1950 y que parecía haber presentado a sus acólitos la década de 1920 como una especie de 'edad de oro'. Pero hacer revivir las formas del primer Estilo Internacional a finales de la década de 1960 cuarenta años después no era de ningún modo un asunto fácil; era exactamente tan peligroso como hacer revivir cualquier otro conjunto de formas del pasado. El problema del pastiche se cernía sobre este empeño, y había pocas pruebas de que los Five estuviesen en condiciones de proporcionar un contenido nuevo y convincente a su 'renacimiento' de las formas anteriores.


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FRAMPTON Kenneth.,Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.284-316. “Lugar, producción y escenografía; práctica y teoría internacionales desde 1962” 


EL Populismo. El reconocimiento de la pérdida de la identidad cultural -una idea que remite a Loos -, aparecido en la estela del proceso de urbanización, retomó con fuerza a mediados de los años sesenta , cuando los arquitectos empezaron a darse cuenta de que los códigos reduccionistas de la arquitectura contemporánea habían llevado a un empobrecimiento del entorno urbano . Sin embargo, el modo exacto en que se había producido este empobrecimiento -hasta qué punto se debía a las tendencias abstractas presentes en la propia racionalidad cartesiana o, alternativamente, a la implacable explotación económica- es un tema complejo y crítico que aún espera una decisión juiciosa . No puede negarse que el reduccionismo de tábula rasa del Movimiento Moderno desempeñó un papel destacado en la destrucción sistemática de la cultura urbana: así pues, el énfasis que la crítica 'posmoderna' ha puesto en el respeto del contexto urbano existente difícilmente puede desestimarse . Esta crítica antiutópica y 'contextualista' ya estaba disponible en los años sesenta: primero en ese enfoque de la forma urbana inspirado en Sine que propugnaba Colin Rowe (enseñado en sus clases en la Universidad de Cornell)


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MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.


págs.59-88. “ El racionalismo como método de proyectación: progreso y crisis” 


No en vano, John Summerson interpreta la tradición del clasicismo en estrecha relación con el racionalismo y Colin Rowe considera que la tendencia a la abstracción en Mies van der Rohe es una aspiración esencial del clasicismo. Precisamente el legado del clasicismo a la arquitectura de nuestro tiempo podría ser interpretado como la búsqueda de la armonía por procedimientos racionales. El Modulor de Le Corbusier sería una manifestación tardía de ello.


Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.


El caso de Louis Kahn debe entenderse en un contexto estadounidense necesitado de una nueva expresión monumental, junto autores como Sigfried Giedion, Paul Zucker, Henry Hope Read y George Howe. Este último, director de la Escuela de Arquitectura de Yale y fundador de Perspecta. The Yale Architectural Journal, se convirtió en el líder de la defensa de la nueva monumentalidad en Norte América. Louis Kahn, después de colaborar con Paul Cret entre 1929 y 1930, trabajó junto a George Howe entre 1941 y 1943, con quien compartía esta pasión por la búsqueda de una arquitectura monumental para el siglo XX. De esta manera, la obra de Louis Kahn fue acercándose a los criterios compositivos clásicos.Según Colin Rowe la reaparición de bóvedas, cúpulas y cubiertas en forma de pirámide que se produce en el proyecto de Kahn como el centro para la comunidad judía de Trenton (1954-1959)- es una consecuencia de la recuperación de partis académicos, de la búsqueda ansiosa de axialidad y centralidad aún a costa de contradecir el punto de partida del proyecto, basado en plantas libres, indeterminadas e isótropas.


págs.115-140. “Tipo y estructura. Eclosión y crisis del concepto de tipología arquitectónica”


Dentro de una voluntad a la vez clasificatoria, interpretativa y crítica, en el terreno de la arquitectura destacan las aportaciones de Colin Rowe, Steven Kent Peterson y Carlos Eduardo Comas. Si la esencia de la arquitectura radica en sus cualidades espaciales, el análisis arquitectónico debe tender a desvelar las estructuras ocultas que configuran y articulan cada edificio. Colin Rowe, inspirándose en Vincent Scully, ha establecido la diferencia clave entre edificios megarón-con espacios en altura definidos por los muros, como la casa Citrohan de Le Corbusier-, y edificios sandwich -conformados especialmente por los planos horizontales, como la mayor parte de los pabellones de Mies van der RoheSteven Kent Peterson ha delimitado el concepto vanguardista de "antiespacio", frente al concepto de espacio cerrado tradicional. El análisis ejemplar que Comas ha realizado del Ministerio de Educación y Sanidad en Río de Janeiro se basa en criterios de percepción del espacio según re-corridos, disposiciones de masas y vacíos, simetría y lateralidad, visión frontal o punto de vista múltiple con aproximaciones en diagonal, volúmenes sólidos y porosidad, prototipo o monumento, modernidad y pervivencia de los conceptos y espacios académicos.


En este terreno es evidente que existe una relación entre estructura espacial y sociedad. Por ejemplo, bibliotecas como la propuesta por Etienne-Louis Boullée(1784) -con un monumental espacio lineal único, donde la bóveda de cañón representa el firmamento y en la que los larguísimos muros están configurados por libros -o como la Biblioteca Pública de Estocolmo (1918-1927) proyectada por Erick Gunnar Asplund  -con un gran espacio central de forma cilíndrica— obedecen a una época basada en una visión unitaria del mundo. En cambio, las bibliotecas de Alvar Aalto en Seinajoki (1963-1965) y en Rovaniemi (1963-1968)la Biblioteca Estatal de Berlín (1967) de Hans Scharoun, la. Biblioteca Municipal de Münster (1987-1993) de Peter Wilson y Julia Bolles y el proyecto de Biblioteca de Francia en París de Rem Koolhaas (1989) señalan el recorrido hacia una sociedad contemporánea fragmentada y diversificada que reconoce que a cada persona y actividad se le debe ofrecer un lugar específico. De hecho, de la caja homogénea y sólida de la arquitectura clásica -como el Petit Trianon en Versalles de J.A. Gabriel -la arquitectura moderna pasa a poner énfasis en el valor plástico de los elementos, en una composición que articula dinámicamente fragmentos.


Museos como la Glyptoteca de Münich (1815-1830), proyectada por Leo von Klenze, responden a una concepción unitaria, con un discurso museográfico neoclasicista y una estructura clara y simétrica en torno a un patio. En cambio, el Museo de Arte Moderno en Frankfurt (1982-1991) de Hans Hollein constituye un modelo de espacio museográfico posmoderno, con estructura laberíntica, multitud de recorridos posibles y establecimiento de espacios singulares y específicos. También los museos mediáticos han puesto en evidencia esta relación entre estructura espacial y contemporaneidad. Todo ello es una muestra de cómo el nuevo mundo de la luz artificial ha creado tipologías como los cines, los edificios masa o los museos mediáticos.


 Esta relación entre estructura espacial y sociedad fue muy evidente en dos manifiestos de la arquitectura moderna. La planta libre y flexible, la fachada transparente, la estructura vista, la indiferenciación, uniformidad e igualdad características del antiespacio del movimiento moderno quería ser el equivalente de una sociedad moderna, igualitaria, basada en la ética de la sinceridad, la justicia y la economía, expresión de la imagen científica de una naturaleza libre.


Una interpretación de este tipo permite establecer que una buena parte de la arquitectura -desde Boullée y Claude Nicolás Ledoux hasta Louis Kahn y Aldo Rossi, pasando por Le Corbusier— se ha basado en una composición hecha de volúmenes autónomos bajo la luz, yuxtapuestos, o articulados, pero no maclado, interpenetrados o deconstruidos. En cambio, a partir de embriones como los espacios de Anselm Kiefer, de los Merz de Kurt Schwitters o de los referentes organicistas, autores como Alvar Aalto, Frank Gehry, la Coop Himmelblau, Zaha Hadid, Bolles/Wilson o Steven Hall han desarrollado obras dinámicas, en las que ningún volumen es independiente, sino que su materia es viscosa y orgánica. Los cuerpos del edificio se desplazan, se giran, se comprimen con tensión y torsión, se maclan, expanden, desgarran o derriban.


 Pensar la arquitectura desde los conceptos de tipo y estructura nos permite establecer comparaciones sincrónicas. Se puede comprobar cómo el modelo del Panteón de Roma sigue vigente en la arquitectura moderna. El espacio simétrico, axial, puro, transparente, rítmico y sereno del atrio del Panteón se reproduce en la base del Seagram Building (1954-1958) de Mies van der Rohe. En su vestíbulo de paramentos acristalados y simétricos volúmenes lisos recubiertos de travertino, el prisma del edificio de oficinas atesora un espacio áulico como el atrio del Panteón. De la misma manera que el Museo Guggenheim de Nueva York (1943-1959) de Frank Lloyd Wright se conforma como un espacio interior, puro y unitario, como el del Panteón, dinamizado ahora por el espacio-tiempo introducido por la visión dinámica, desde las rampas, dentro de un cascarón organicista.


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MONTANER J.M. MUXI Z.,  Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 27-78.“Historias”


LA POSGUERRA Y LA FIGURA DEL “ARQUITECTO LIBERAL”


En el período de la posguerra pasó a tener relieve la figura del arquitecto liberal, que era anticomunista y no socialista, pero que estaba próximo a la preocupación por la justicia y la igualdad de los socialistas y los socialdemócratas. Los miembros del Team X, por ejemplo, seguían teniendo una fuerte vocación social por una sociedad democrática y abierta, tal como defendió Karl Popper en su texto crucial La sociedad abierta y sus enemigos. Si en el período de la vanguadia era el “arquitecto como político”, ahora sería el arquitecto humanista fuertemente influido por el pensamiento existencialista la fenomenología. La relación entre el liberalismo de Popper y la teoría de la Ciudad Collage de Collin Rowe ha sido evidente y directa.


En el período de entreguerras y de las vanguardias, artistas, diseñadores y arquitectos confluían en proyectos colectivos y en grupos como De Stijl y escuelas como la Bauhaus, enseñando y proyectando, sin importar si se había recibido una educación reglada ni si se disponía de un título. En cambio, a partir de la posguerra dominó la creación de colegios, asociaciones y sociedades regladas de arquitectos, de las que solo podían formar parte los arquitectos titulados en las escuelas oficiales.


El arquitecto pasó de la libertad del artista en las vanguardias a la reglamentación del profesional liberal, y ello en un doble sentido; como técnico liberal y autónomo, protegido por unas sociedades profesionales, y como individuo de pensamiento liberal y no específicamente comprometido políticamente. Es decir, a lo largo de las décadas centrales del siglo XX se produjo un proceso de reglamentación y oficialización de la profesión de la arquitectura, en cambio asimilable a la evolución producida a lo largo de los siglos XVIII y XIX, en que la estructura gremial de la profesión, un saber técnico de los maestros de obras que se transmitía dentro del espacio familiar y que se enseñaba de maestro aprendiz, se fue arrinconando hasta dejar paso a técnicos como los ingenieros civiles del siglo XX y a la figura de arquitecto académico. A principios del siglo XX, los arquitectos e ingenieros modernos, superaron el saber artesanal, empírico y tradicional, que se había mantenido hasta el Art Nouveau y el Modernismo,  sustituyéndolo por un pretendido saber técnico preciso y científico. A mediados del siglo XX, los colegios profesionales reglamentaron la exclusividad de las actividades técnicas, condenando a la desaparición de las figuras autodidactas, de los artistas de vanguardia e interdisciplinares que habían surgido en la primera mitad del siglo, e imponiendo el modelo profesionalista del arquitecto liberal, contratado corporativamente, para el que es más importante mantener supuestos privilegios de clase que ser útiles a la construcción de una sociedad más equitativa y justa, o que ser artistas comprometidos con las vanguardias. No es casual que los colegios de arquitectos hayan conseguido en España tantas prebendas durante la dictadura franquista y que hayan estado, generalmente, en la resistencia a los cambios y novedades....


 

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