Estrategias 'deconstructivistas' similares pero en absoluto idénticas fueron empleadas por otros arquitectos a lo largo de los añosochenta, empezando por la propia casa de Frank Gehry en Los Ángeles, de 1978, y continuando con una serie de obras de finales de la década entre las que se incluyen el ' biocentro' de Eisenman para Frankfurt, el bloque de viviendas realizado por OMA en el Checkpoint Charlie berlinés, la apocalíptica propuesta de Daniel Libeskind denominada 'El borde de la ciudad' , también para la capital alemana, y el teatro de danza terminado por Koolhaas en La Haya en 1987. Como escribía Mark Wigley en el catálogo de la exposición titulada 'Arquitectura deconstructivista' , celebrada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1988:
La forma es en sí misma distorsionadora. Sin embargo, esta distorsión interna no destruye la forma. De alguna extraña manera, la forma permanece intacta. Ésta es una arquitectura de desgarro, dislocación, desmembramiento, desviación y distorsión, más que de demolición, desmantelamiento, deterioro, descomposición y desintegración. Desplaza la estructura en lugar de destruirla.
Lo que resulta finalmente tan inquietante de todo ello es precisamente que la forma no sólo sobrevive a la tortura, sino que parece aún más fuerte por su causa. Tal vez la forma está incluso producida por ella. No está claro qué fue primero, la forma o la distorsión, el huésped o el parásito. (...) Ninguna técnica quirúrgica puede liberar la forma; no puede hacerse ninguna incisión limpia. Eliminar el parásito sería matar al huésped. Ambos componen una entidad simbiótica.
Pese a toda su agudeza crítica, gran parte del discurso teórico que acompañaba a este trabajo era elitista y distante, lo que refrendaba el autodistanciamiento de una vanguardia sin causa : como señalaba el crítico holandés Arie Graafland , mientras que ConstructIvIsmo buscaba una síntesis - la creación de una nueva arquitectura para una nueva sociedad -, la antítesis del 'deconstructivismo' derivaba , al menos en parte, del reconocimiento de que la modernización global estaba llevando el llamado orden tecnocrático más allá de sus límites racionales. Esta dificultad tenía su reflejo en el pensamiento del padre fundador de la Deconstrucción, el filósofo Jacques Derrida , que colaboró con Eisenman y Tschumi en el proyecto para un pequeño jardín en el parque de La Villette . Desencantado con el legado idealista de la Ilustración y atrapado -como lo está la arquitectura- entre las demandas contradictorias de la razón práctica y la razón poética , Derrida parecía aspirar a la aporía de un término medio entre la crítica existencialista de Heidegger y una forma de pragmatismo social vagamente relacionada con la irreductible ambigüedad del lenguaje.
---
MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.
págs.59-88. “ El racionalismo como método de proyectación: progreso y crisis”
....Y no es casualidad que tanto Theodor W. Adorno como Jackes Derriba hayan tomado como referencias para su crítica a la modernidad a los escritores surrealistas Antonin Artaud y Georte Bataille.
---
No olvidemos que mucho más tarde, en el intenso diálogo intelectual que el arquitecto Peter Eisenmany el filósofo Jacques Derrida(1930-2004) mantuvieron durante años, en la polémica final el filósofo deconstruyó la obra de Eisenman señalando su punto más frágil: frente a los pesados y crípticos juegos formales de Eisenman, Derrida argumentó que la arquitectura cortemporánea de la visibilidad y la transparencia, capaz de expresar la contradicción entre la ausencia y la presencia, debería ser ligera y luminosa, con una materialidad de cristal, remitiéndose precisamente al pensamiento de Paul Scheerbarty de Walter Benjamin, y proponiendo la arquitectura de Dani Libeskindcomo la que indaga más fielmente en la condición contemporánea. ¿Podrá existir en el siglo XXI una arquitectura digital, tal como el arte ése vanguardia demuestra en acontecimientos como Art Futurao las ediciones de los Documenta de Kassel? ¿Cómo van a influir las formas virtuales, transparentes y dinámicas, creadas en las pantallas del ordenador y definidas como planos virtuales, en las formas futuras de la arquitectura?
---
Tal como señala Jacques Derrida en Espectros de Marx, es vital estar vigilantes; la herencia del pensamiento crítico es una herencia constante, que debe partir de la relectura de los textos filosóficos y literarios clave y de la voluntad de poner en crisis las dicotomías dominantes, con las que el poder se ha ido institucionalizando (Masculino-femenino, espiritualidad-materialidad, objetivo-subjetivo, etc.)
Y tal y como también señala la crítica feminista, es necesaria, desde el conocimiento, el análisis y la experiencia, una deconstrucción del discurso establecido. Son necesarias nuevas herramientas para indagar, analizar, cartografiar y representar las múltiples dimensiones de la realidad, evitando caer en universalismos y abstracciones homogeneizadoras que enmascaran las diversidades. Cada entorno, cada situación, demanda el despliegue de unas herramientas y estrategias específicas...
... Nos identificamos con una condición posmoderna en la medida en que nos reconocemos en la crisis del proyecto moderno de la Ilustración, que identificó la modernidad del capitalismo con la apología del desarrollismo, lo cual ha comportado la destrucción de la naturaleza; no se ha conseguido en las últimas décadas paliar las desigualdades sociales, y se ha impuesto una modernidad basada en el rechazo de los otros; las mujeres, las otras culturas y los marginados. Pero al mismo tiempo, no nos es conceptualmente admisible el rechazo del proyecto de la modernidad, basada en la mejora de las condiciones de vida y de la defensa de los derechos humanos. Por todo ello, es totalmente adecuado remitirnos a una posición de crítica posmarxista que acepte, tal como escribió Jacques Derrida en Espectros de Marx, que la alternativa es habitar propiamente en la crisis del marxismo, en sus desdoblamientos. Reinterpretando las teorías de Marx y oponiéndose radicalmente al discurso mesiánico y ultraconservador de Francis Fukuyama. Derrida escribió que en la situación actual debemos reclamar “una política de la memoria, de la herencia, de las generaciones. En nombre de la justicia. Un principio de responsabilidad”
El texto Espectros de Marxparte de que “el tiempo está desarticulado, descoyuntado, desencajado, dislocado, el tiempo está trastocado, acosado y trastornado, desquiciado, a la vez desarreglado y loco”.Y concluye citando a Hamlet de Shakespeare; “The time is out of joint”. Sostiene Derrida que no hay porvenir sin Marx. La clave radica en su continua y siempre posible reinterpretación, aprendiendo de su visión social, y superando las servidumbres y errores de su historicidad. Reconociendo que ya en su propia raíz se “habla sobre su propio envejecimiento” posible y su historicidad intrínsecamente irreductible, Derrida escribe: “Hay que asumir la herencia del marxismo, asumir lo más vivo de él, es decir, paradójicamente, aquello de él que no ha dejado de poner sobre el tapete la cuestión de la vida, del espíritu o de lo espectral”. El marxismo es una herencia que debe saberse recuperar, reinterpretar y superar; “La herencia no es nunca algo dado, es siempre una tarea. Ser es heredar”. Para ser capaz de analizar la herencia de Marx, Derridá escribe que le gustaría distinguir la raíz de “este espíritu de la crítica marxista”, que parece hoy más dispensable que nunca, de otras vertientes del marxismo ya caducas; cuando se ha entendido como ontología, sistema filosófico o metafísico, es decir, como materialismo dialéctico; el marxismo como materialismo histórico o como método; y el marxismo incorporado en aparatos de partido, en Estados o en una Internacional Obrera. Por lo tanto, Derrida defiende que “la crítica marxista puede seguir siendo fecunda, si sabemos adaptarla a condiciones nuevas”.
Tratando nuestra época, sus problemas y oponiéndose frontalmente al contenido de El fin de la historia de Francis Fukuyama, señala que en nuestra época la insignia suprema del poder es ver sin ser visto. Y añade Derrida criticando a Fukuyama: “En 1848, el discurso hegeliano sobre el fin de la historia en el saber absoluto había resonado ya en Europa, en consonancia con muchos otros tañidos fúnebres”. La representatividad electoral o la vida parlamentaria no sólo está falseada, como fue siempre el caso, por un gran número de mecanismos socioeconómicos, sino que se ejerce cada vez peor en un espacio público profundamente trastornado por los aparatos tecno-telemediáticos”. En definitiva, y “para analizar estas guerras y la lógica de estos antagonismos una problemática de tradición marxista será indispensable durante mucho tiempo”. Derrida concluye defendiendo “la forma de análisis crítica que hemos heredado del marxismo”. “Todos los seres humanos son… herederos de Marx y del marxismo, de una promesa de una forma filosófica y científica; esta tentativa única ha tenido lugar. No hay herencia sin llamada a la responsabilidad”. “En Marx… se inaugura laboriosa, dolorosa, trágicamente, un nuevo pensamiento de las fronteras, una nueva experiencia de la casa, del hogar, de la economía. Entre tierra y cielo”. Es decir: “Habrá que volver a empezar todo”.