Págs.109-136 .“La ingeniería y la arquitectura en el siglo XIX”
El hormigón había sido ampliamente usado por los romanos y, en efecto, constituyó a partir del siglo I d.C., su técnica constructiva sobresaliente. Luego de una desaparición vuelve a mencionarse este material sólo en los manuales de construcción franceses del 1800, tales como el Art de bâtir de Rondelet. Pronto comienza a difundirse, la aplicación del hormigón en masa para la construcción de cisternas, elevadores de granos y viviendas enteras, pudiendo remontarse hasta 1830 las viviendas de hormigón en Francia e Inglaterra. El primer fanático del hormigón en la historia, categoría que se multiplicaría rápidamente, fue François Coignet quien, al mismo tiempo de la Exposición Internacional de 1855, escribió: "Cemento, hormigón y hierro están llamados a reemplazar la piedra” y construyó en hormigón la bóveda cáscara de la iglesia de Le Vésinet cuyo interior era de hierro.
Los comienzos del refuerzo del cemento mediante elementos de hierro, se remontan a una nota en la Encyclopaedia of Cottage, Farm, and Villa Architecture de Loudon, donde en 1832 se mencionan pisos de cemento armado con un enrejado de barras de hierro y a una patente de 1844 para pisos de cemento con viguetas de hierro fundido empotradas. Hacia la década de 1850 sigue el número de patentes, una inglesa de 1854 referida explícitamente al estado de tensión de cables de hierro o alambre dentro del hormigón, y una francesa de 1856 en que Coignet también habla en forma explícita de los elementos de hierro que llama "tirantes". Después del nombre de Coignet debe recordarse el de Joseph Monier, quien en 1867 perfeccionó maceteros de hormigón armado y, en 1877, columnas y vigas del el mismo material. Al mismo tiempo, en Inglaterra, se progresaba en la regulación del colado del hormigón. El nombre de Norman Shaw también hace su aparición en la historia del hormigón, aunque sólo marginalmente porque sus diseños de 1878 para casas de campo debían ser realizados parcialmente en hormigón, pero en hormigón en masa y no hormigón armado.
En la misma década del setenta, el hormigón armado llega a su madurez cuando William E. Ward y Thaddeus Hyatt comienzan a analizar y calcular las propiedades de la combinación de hormigón y hierro. Algunos años más tarde los alemanes siguen el ejemplo, impresionados por los experimentos de Monier, y los nombres de GA. Wayss y de Koenen, como fabricante e ingeniero respectivamente, inician el comienzo de la factura y del conocimiento del hormigón en un sentido moderno. Con ellos llegamos a mediados de la década del ochenta.
Sus esfuerzos científicos fueron finalmente igualados y reforzados gracias a la iglesia y a la dirección de un gran entusiasta francés, Francois Hennebique. Fue Hennebique quien reemplazó el hierro por acero e introdujo el doblado de las barras de acero próximas a los apoyos. Sus primeras patentes datan de 1892 y 1893, y su empresa se volvió rápidamente muy próspera. Una hilandería en Tourcoing, construida en 1895 por Hennebique, tiene una fachada estrictamente funcional de estructura de hormigón a la vista con amplios paños vidriados, como cualquiera de los edificios de los arquitectos de Chicago.
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Págs. 29-40.“Transformaciones técnicas: ingeniería estructural, 1775-1939”
El período de más intenso desarrollo en el hormigón armadofue el comprendido entre 1870 y 1900, con una labor precursora realizada simultáneamente en Alemania, Estados Unidos, Inglaterra y Francia. En su mansión construida con hormigón armado junto al río Hudson, en 1873, el norteamericano William E. Wardfue el primer constructor que aprovechó plenamente la resistencia del acero a la tensión, colocando barras debajo del eje neutral de la viga. La ventaja estructural inherente quedó confirmada casi de inmediato por los experimentos efectuados con vigas de hormigón, en Inglaterra por Thaddeus Hyatt y Thomas Ricjets, cuyos resultados conjuntos fueron publicados en 1877.
A pesar de estos avances internacionales, la exploración sistemática de la moderna técnica del hormigón armado tuvo que esperar al genio inventivo de François Hennebique. Este, un constructor francés autodidacta, utilizó el hormigón por primera vez en 1879, y después puso en marcha su extenso programa de investigaciones particulares antes de patentar su amplio sistema en 1892. Antes de Hennebique, el gran problema en el hormigón armadoo “hierro reforzado” había sido el de encontrar una articulación monolítica. Los sistemas basados en el cemento y el acero, patentados por Fairbairn en 1845, distaban de ser monolíticos, y las mismas restricciones eran aplicables al trabajo de Hyatt y Rickets. Hennebique superó esta dificultad gracias al empleo de barras de sección cilíndrica que podían curvarse y engancharse entre sí. Era exclusivo de este sistema el doblado de las barras de refuerzo así como la unión de las junturas con aros en forma de estribo a fin de resistir las tensiones locales. Con el perfeccionamiento del empalme monolítico, fue posible realizar la estructura monolítica, que no tardó en conducir a la primera, aplicación en gran escala de este sistema a las tres hiladuras que Hennebique construyó en la región de Tourcoing y Lille en 1896. Los resultados fueron aplaudidos de inmediato y la empresa de Hennebique prosperó enseguida. Su socio L.G. Mouchel, llevó el sistema a Inglaterra en 1897, y allí construyó un 1901 el primer puente de carretera en hormigón, y exhibió en 1908 una espectacular escalera helicoidal, también de hormigón, en la exposición franco-británica.
El gran éxito de la firma Hennebique data e 1898, con la publicación regular de su revista Le Béton armé (hormigón armado) y el uso extensivo de su sistema en las eléctricas estructuras de la exposición de Paris en 1900. A pesar de las falsas fachadas del Château d´Eau, construido en “hierro reforzado”, por el hijo de François Coignet, la Exposición de Paris de 1900 representó un salto enorme hacia la construcción en hormigón, y en 1902 una década después de su fundación, la firma Hennebique se había convertido ya en una gran compañía internacional. Para entonces se estaban construyendo obras innumerables con hormigón, en toda Europa, en las que Hennebique actuaba como principal contratista. En 1904 edificó su propia villa de cemento armado en Bourg-le-Reine, completa con un jardín en el tejado y un minarete. Sus sólidas paredes eran de “hierro reforzado” vertido in situ entre unas celosías permanentes prefabricadas en hormigón, y su fachada, casi totalmente acristalada y presentaba un llamativo cantiléver a partir del plano principal del edificio. Al comenzar el nuevo siglo, el monopolio de Hennebique sobre su sistema empezó a desvanecerse, aunque a sus patentes todavía le quedaban años de vigencia. En 1902, su principal ayudante, Paul Christophe popularizó el sistema al publicar Le Betón armée et ses applications.Cuatro años después. Armand-Gábriel Considéré, que ya había realizado investigaciones sobre el hormigón para el departamento de Ponts et Chaussées, encabezó el comité nacional que estableció el código francés para las aplicaciones del hormigón armado.
En 1890 el ingeniero Cottancisn patentó su propio sistema de ciment armé, que dependía del refuerzo combinado de hormigón y ladrillo, en el que los ladrillos se unían con el cemento mediante refuerzos de alambre. En este sistema híbrido, la función principal del elemento “hierro forzado” consistía en mantener una continuidad estructural en las zonas de alta tensión. En las áreas de compresión, predominaba naturalmente el ladrillo. El sistema atrajo singularmente al arquitecto racionalista Anatole de Baudot, el cual, como alumno del gran teórico estructural francés Viollet-le-Duc, investigaba la estructura revelada como única base válida para la expresión en arquitectura. Sobre esta base de Baudot confinó le betón armé monolítico al campo de la ingeniería, mientras reservaba para el arquitecto la técnica estrictamente más explícita y articulada del ciment armé, una tecnología cuyas cualidades expresivas quedaron demostradas plenamente en si iglesia de Saint-Jean-de-Montmatre, en Paris (comenzada en 1894).
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El hormigón armado - hormigón reforzado por una armadura interna de barras de acero- fue inventado, al parecer en 1849 por un jardinero francés, llamado Joeph Monier, que no lo utilizó más que para jardineras y mobiliario al aire libre. En 1847 François Coignet hace algunas casas de hormigón, pero no armado; en 1852 Coignet emplea por primera vez un una casa de la Rue Charles Michel 72 de St. Denis, Seine, su propio sistema de Beton armé, para emplear su propio término, que a partir de entonces se hizo común en Francia... durante las cuatro décadas siguientes Coignet y François Hennebique siguen desarrollando el hormigón armado sin resultados arquitectónicos demasiado notables. Minuciosas investigaciones siguen descubriendo aún muchos ejemplos tempranos de su uso en diferentes países, pero su historia en estas décAdas no puede compararse con la del hierro en la primera mitad del siglo XIX, tanto en lo tocante a la difusión como al logro de modos de expresión nuevos y característicos.
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Págs. 301-346. “Hacia la sinceridad en la arquitectura”
La primera aplicación del hormigon a gran escala en los años 1890: Francois Hebbebique.
El hormigón armado no llegó a emplearse de modo generalizado a gran escala hasta la década de 1890, cuando lo usaron tanto Ernest Leslie Ransome (nacido en 1844, en Ipswich, Inglaterra) en los Estados Unidos, como François Hennebique (1842-1921) en Francia.
François Hennebique tuvo como orientación preliminar en el trabajo llevado a cabo por una serie de constructores; conocía los distintos requisitos del hierro y del hormigón a compresión, cómo repartir uno con respecto a otro, y cómo colocar las barras de hierro del armado: en resumen, todas las leyes relevantes. Pero además de esto, Hennebique era un excelente contratista y había construido por toda Europa: factorías en Nantes, graneros en Génova, silos en Estrasburgo y sanatorios en Suiza.
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Págs.75-76." El racionalismo, la tradición de la ingeniería y el hormigón armado"
Sea como fuere, una duda de este tipo subyacía en muchos de los experimentos de los primeros pioneros de la arquitectura del hormigón armado.
El hormigón lo habían empleado ya los arquitectos romanos y paleocristianos, pero después había caído en desuso durante la mayor parte de la Edad Media y del Renacimiento. Hasta la segundo mitad del siglo XIX el material no se estudió enteramente de nuevo, pero en general con propósitos utilitarios, para los que su economía, sus amplias luces y su resistencia al fuego lo hacían recomendable. La invención del armado, mediante el cual se insertaban barras de acero para aumentar la resistencia, pertenece a la década de 1870. Ernest Ransome y François HENNEBIQUEen Francia desarrollaron cada uno un sistema de entramados empleando este principio. Estos sistemas demostraron ser muy adecuados para la creación de espacios de trabajo de planta libre con grandes ventanas, donde antes el fuego había sido un peligro. El sistema de Hennebique, empleaba soportes verticales esbeltos, vigas laterales delgadas sobre ménsulas, y losas de forjados. El resultado era algo semejante a un entramado de madera, lo cual era poco sorprendente, ya que los encofrados se hacían también con madera. Pero el hormigón entre todos los materiales era uno de los más flexibles, uno de los menos determinantes de la forma; se atenía a la figura del molde y a la inteligencia modeladora del proyectista. En ciertas situaciones unas formas eran sin duda más lógicas que otras; pero el material no generaba un vocabulario por y para sí mismo.
Esto llegó a ser más evidente, cuando los arquitectos de los últimos años del siglo XIX, intentaron descubrir un estilo basado en ese material. Mientras algún proyectista podría argumentar que su carácter maleable lo hacía natural para la expresión del Art Noveau, otro podía resaltar el papel de un sistema de entramado y relleno, y reivindicar, el valor de los antecedentes góticos, o incluso de los de hierro y vidrio. Una gama semejante de posturas se podían tomar conforme a la expresión externa del material. Mientras algún arquitecto lo podía considerar algo trivial que necesitaba recubrirse con azulejos o plaquetas de ladrillo, otro podía defender que tenía su propia belleza inherente, y que debía dejarse visto.
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