Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”
La absorción de un crecimiento tan volátil llevó a la transformación de los barrios antiguos en zonas degradadas y también a la construcción desmañada de nuevas casas e inmuebles cuyo único propósito, dada la carencia generalizada de transporte municipal, era proporcionar de la manera más barata posible la mayor cantidad de cobijo rudimentario situado a una distancia que permitiese ir caminando a los centros de producción. Naturalmente, estos conjuntos abarrotados no disponían de los niveles adecuados de luz, ventilación y espacios abiertos, y tenían instalaciones sanitarias rudimentarias como baños, lavaderos y basureros, todos ellos exteriores y comunitarios. Con un saneamiento primitivo y un mantenimiento inadecuado, este modelo podía traer consigo concentraciones de excrementos y residuos así como inundaciones, y estas condiciones provocaron de forma natural una alta tasa de enfermedades: primero la tuberculosis y luego, algo más alarmante para las autoridades, algunos brotes de cólera tanto en Inglaterra como en Europa continental, durante las décadas de 1830 y 1840.
Estas epidemias tuvieron el efecto de precipitar la reforma sanitaría y de impulsar algunas de las primeras ordenanzas relativas a la construcción y al mantenimiento de densas conurbaciones. En 1833, las autoridades de Londres ordenaron a la comisión de la ley contra la pobreza, encabezada por Edwin Chadwick, que hiciese indagaciones acerca de los orígenes de un brote de cólera producido en Whitechapel. Frutos de todo ello fueron el informe de Chadwick. Estudio sobre las condiciones de la población trabajadora en Gran Bretaña (1842), la 'Comisión Real sobre el: estado de las grandes ciudades y los distritos populosos' creada en 1844, y finalmente, la Ley de Salud Pública de 1848. Esta ley, junto con otras, hacía a las autoridades locales responsables legales del alcantarillado, la recogida de basuras, el abastecimiento de agua, las carreteras, la inspección de los mataderos y el enterramiento de los muertos. De disposiciones similares se iba a ocupar Haussmann durante la reconstrucción de París entre 1853 y 1870.
El resultado de esta legislación en Inglaterra fue hacer que la sociedad llegara a ser vagamente consciente de fa necesidad de mejorar el alojamiento de la clase obrera; pero con respecto a los modelos y los medios según los cuales se debería lograr esa mejora había inicialmente poco acuerdo. No obstante la sociedad para la mejora de las condiciones de las clases trabajadoras, inspiradas por Chadwick, patrocinó en 1844 la construcción de los primeros pisos para obreros en Londres, según proyecto del arquitecto Henry Roberts, y continuó este decidido comienzo con otras viviendas en Streatham Street, de 1848-1850, y con un prototipo de casita para obreros, con dos plantas y cuatro viviendas, nuevamente diseñada por Roberts, para la Gran Exposición de Londres de 1851. Este modelo genérico para la superposición de parejas de apartamentos en torno a una escalera común iba a influir en la concepción de la vivienda obrera durante el resto del siglo.
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El cuadro que hemos descrito encuentra una interpretación bastante fiel en la ciudad que Dickens llama Coketown en su libro Tiempos difíciles, pero la ciudad del carbón, del humo yde la máquina marca también un punto de referencia, constituye el símbolo de un proceso irreversible, rico en contradicciones, pero también una etapa de un extraordinario desarrollo social y humano. Por otra parte, del diagnóstico y de la terapia de esta ciudad malsana nace, por obra de técnicos, legisladores, administradores, reformadores y utopistas, la urbanística moderna. >> Debido al gran desarrollo de la ciudad e industrial, las nuevas tecnologías han aparecido para favorecer el transporte y el trabajo de los ciudadanos, sin embargo, la mala gestión, construcción y ordenación de los sectores dieron lugar a pésimas condiciones de los trabajadores. Creando así un nuevo problema y una nueva solución, la urbanística moderna.
Esta puede considerarse como generada, desde el punto de vista sociopolítico al que hemos dedicado este párrafo, por tres aspectos diversos: uno legislativo-reformista, otro específico de los utopistas decimonónicos y un tercero que refleja la actitud de los primeros marxistas sobre el tema. En cuanto a los esfuerzos para compensar en el campo edificatorio y urbanístico los desequilibrios producidos por la revolución industrial, siguiendo la vía de las reformas legislativas, se presentan siempre las siguientes fases: en primer lugar, se efectúan encuestas precisas sobre las condiciones higiénico-sanitarias y residenciales del patrimonio edificatorio existente, especialmente en lo que atañe a los alojamientos populares (en inglaterra, por ejemplo, se dispone de la encuesta dirigida oficialmente por Edwin Chadwick y de la «privada» de Engels, junto con una serie de investigaciones menores promovidas por organismos religiosos y filantrópicos): en un segundo momento, entre profundos problemas políticos, ya que entran en conflicto los intereses públicos y los privados, se dictan algunas leyes sobre la salud pública (tales como el Public Health Act de 1898, el Artisan’s and Labourers Dwelling Act de 1866, el Housing of Worker Class Act de 1390, etc.); la tercera fase se refiere a las leyes relativas a la expropiación de bienes privados declarados de utilidad pública; es ésta la institución que pone en crisis la ideología liberal, la que constituye en cierto modo una inversión de la tendencia respecto a la política aconsejada por Adam Smith y, en definitiva, el instrumento considerado como básico para todas las sucesivas reformas urbanísticas.
Va a ser Francia la que desarrolle una acción más decidida en este campo, la primera ley sobre la expropriation pour cause d'iuiitié publique es de 1810, pero considera casos excepcionales; la ley de 1841 extien de la expropiación a los casos de grands travaux publics; la de 1850 prevé la aplicación a todos los tipos de trabajos a efectuar, comprendidos los barrios residenciales.
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Págs.. 61-84.“ La época de la reorganización y los orígenes de la urbanística moderna (1983-1850)”
De este modo, por caminos distintos, madura la exigencia de una coordinación de las iniciativas de edificación en la ciudad industrial. Podemos decir que los métodos de la urbanística moderna arrancan de estos dos hechos: de las servidumbres impuestas por las nuevas realizaciones técnicas -el ferrocarril primordialmente- y de los servicios invocados por los higienistas para remediar las deficiencias sanitarias de las instalaciones paleo industriales.
La formación de las primeras leyes sanitarias merece ser relatada en extenso, porque hace ver con claridad cómo se llega, comenzando por un sector determinado, a un conjunto de disposiciones globales, afectando a todos los aspectos de la vida de la ciudad.
En Inglaterra, como de costumbre, la acción de las autoridades está precedida por la de algunas sociedades privadas de carácter filantrópico, como la Entidad sanitaria de Manchester; su acción es, cuantitativamente, poco apreciable, pero importante, pues suscita el interés de la opinión pública y demuestra la posibilidad de sanear los barrios malsanos con los medios contemporáneos.
En 1831, cuando los desastres del urbanismo han sido claramente advertidos, el cólera se propaga de Francia a Inglaterra. Al año siguiente Edwin Chadwick (1800-1890) es nombrado asistente de la Comisión de los pobres; se le debe, en gran parte, la formulación de la nueva ley de 1834, y, a través de la encuesta de la Comisión real, tiene ocasión de conocer con exactitud y con buen número de detalles las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas.
Es mérito de Chadwick haber captado con claridad la relación entre los problemas sociales y las condiciones físicas del ambiente: en adelante, hasta que se retire de la vida pública en 1854, se convertirá en el animador de todas las iniciativas del gobierno tendentes a mejorar el ambiente de la ciudad industrial.
En 1838, el Assistant Commissioner's report sobre las condiciones de vida de los tejedores manuales describe así las nuevas calles construidas en Bethnal Green en los últimos decenios «por los más desenvueltos especuladores de la edificación»:
Muchas de ellas son las peores que puedan imaginarse, desprovistas por completo de alcantarillas. Las casas son, generalmente, de dos pisos; los cimientos se han puesto, a veces, directamente sobre las brozas o el manto vegetal, y no existe ventilación alguna entre el suelo de los locales que sirven de vivienda y el terreno sin drenaje que está inmediatamente debajo; el pavimento de las calles es del tipo más mísero, compuesto, las más de la veces, por basuras terrosas y blandas, y polvillo de ladrillos amasado con humedad. El agua se abre paso bajo las casas y, en unión de los líquidos que están en los pozos negros, sale con frecuencia al exterior, en forma de vapores nocivos, y esto sucede en las salas de estar...
...En 1839, también el obispo de Londres insiste para que la encuesta sobre sanidad realizada en la capital se extienda a todo el país, y Lord Russell encarga la redacción del informe a la Comisión de los pobres, que lo publica en 1842.
Chadwick, promotor de la encuesta, hace un cuadro impresionante de las condiciones higiénicas de las ciudades inglesas:
Las prisiones se caracterizaban en otro tiempo por la suciedad y la falta de ventilación. Pero las descripciones realizadas por Howard de las peores prisiones que visitó en Inglaterra —y las consideraba entre las peores que había visto en Eurора son superadas, en todos los sentidos, por lo que el doctor Arnott y yo hemos visto en Glasgow y Edimburgo. Mayor suciedad, mayor sufrimiento físico y degradación moral que la descrita por Howard, pueden encontrarse entre la población obrera de los sótanos de Liverpool, Manchester o Leeds, y en gran parte de la capital.
Entre tanto, un Comité de la Cámara de los Comunes publica en 1840 un informe sobre las condiciones higiénicas de las grandes ciudades, y plantea el problema a mayor escala, evidenciando la falta total de legislación sobre edificación e instalaciones urbanas. Para seguir los estudios en esta dirección se constituye una Comisión real sobre la situación de las grandes ciudades y los distritos populosos, que publica su informe en 1845; se recomienda, entre otras cosas, que antes de llevar a cabo un proyecto de alcantarillado se realice «el alzado y la planta a escala adecuada»; que además del alcantarillado se proceda a pavimentar; que las autoridades locales puedan imponer a las casas ciertos requisitos higiénicos mínimos, como la presencia de servicios higiénicos en cada apartamento; que pueda obligarse a los propietarios a limpiar las casas sucias, y a procurarse una licencia para estipular los contratos de alquiler; que puedan nombrarse oficiales médicos; que puedan recaudarse fondos para mejorar y ensanchar las calles y para poner en funcionamiento parques públicos «puesto que las grandes ciudades como Liverpool, Manchester, Birmingham, Leeds y muchas otras no poseen, hoy en día, ningún parque público para pasear».''