Inprimatu

 MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 115-158. “Metrópolis” 


DE LA CARTA DE ATENAS A LA CIUDAD GLOBAL


            Al analizar los componentes segregativos del modelo del urbanismo global se comprueba que, en realidad, se trata del canto de cisne del urbanismo tardorracionalista, que no es más que la ulterior reformulación rentable de la zonificación del urbanismo racionalista. El modelo urbano y territorial que propone el neoconservadurismo liberal, cuyos intereses económicos no tienen raíces en ningún lugar, no solo pretende sustituir el entorno natural, los centros históricos, las calles y los espacios públicos, sino que las cuatro funciones o partes esenciales del urbanismo racionalista de La Carta de Atenas -vivienda, trabajo, esparcimiento y circulación- han implosionado por utilizar el término de Jean Baudrillard, y han encontrado su concreción en los cuatro elementos urbanos esenciales de la ciudad global: habitación en la urbanización cerrada, trabajo en el centro terciario representativo, esparcimiento y consumo en los centros comerciales y centros de ocio, y circulación por las autopistas. La ciudad global se conforma de una manera incluso mucho más objetual e inconexa que la ciudad moderna de La Carta de Atenas. De hecho, tanto La Carta de Atenas como la ciudad global se basan en borrar la historia de la ciudad en la medida en que debe servir de soporte a un sistema de producción que no necesita conciencia y al que le molesta la memoria. El sueño delirante de la tábula rasa, en la raíz de la ciudad moderna, se ha ido reproduciendo desde Los Angeles o Atlanta hasta Singapur, Shanghái o Hong KongEl crecimiento en suburbios y barrios cerrados periféricos discurre parejo al abandono de los centros históricos, convertidos en slums, como ya señalaron Adorno y HorkheimerEs entonces cuando, abandonadas a su suerte, las calles tradicionales de los centros históricos se convierten en trinchera, en lugares para atravesar velozmente dentro del coche, un lugar donde compiten los vendedores ambulantes y los comercios depauperados en las plantas bajas sobre las que la ciudad yace abandonada. Una vez depauperados, los centros se presentan como nuevas oportunidades de negocio global. De este modo, el mercado se convierte en el salvador y el planificador urbano que transpone la lógica del simulacro y la diversión de los centros comerciales a la ciudad real. Prueba de ello es la reconversión del área de Times Square, en Nueva York, encargada a la empresa Disney en la década de 1990, donde la ciudad real se convierte en una escenografía para el consumo seguro de la clase media suburbana, que viene a contemplar el exotismo que les ofrece la ciudad.


No todas las periferias de las ciudades globales se tratan de la misma manera. El análisis de la ciudad de Madrid permite ver claramente quién habita cada zona según usos y funciones. La zona sur de la ciudad, históricamente el cinturón obrero, acumula vertederos, graveras, cementeras depuradoras, centrales térmicas e incineradoras. Por otro lado, la zona norte acumula campos de golf y urbanizaciones residenciales de lujo, parte de ellas cerradas. La alta concentración de capital financiero y representación de empresas multinacionales produce como resultado una fuerte segregación socioeconómica que queda reflejada en el territorio y en los medios de transporte: el transporte público para los trabajadores, emigrantes y mujeres, las autopistas para los coches de lujo del norte de la ciudad.


De todas maneras, existen diferencias de planteamiento entre el urbanismo racionalista y el tardorracionalista, ya que el primero formaba parte un proyecto social y ético de mejora de las condiciones de habitabilidad y eI segundo es un proyecto financiero y especulativo. Tal como se ha explicado, otra diferencia importante entre el modelo urbano de La Carta de Atenas y el de la ciudad global es el suburbio residencial de baja densidad, que consume y contamina territorio sistemáticamente. El modelo teórico de segregación de funciones encajó perfectamente con el modelo de construcción de territorio urbanizado propio de Estados Unidos. En su libro Building Suburbia: Green Fields and Urban Growth, 1820-2000,15 Dolores Haydenexplica la evolución histórica de este deseo antiurbano y antieuropeo propugnado por las élites estadounidenses, que han llevado a Estados Unidos a convertirse en el país que más caos, genera por habitante, poniendo en peligro el planeta. Pero paradójicamente, tal como narra Hayden, son estos sectores más ricos, expansivos e insostenibles los mismos que, en sus suburbios, viven sobre la contaminación provocada en sus propios acuíferos.


            En definitiva, por su expansión derivada de la promoción de los ideales de vida generados desde la publicidad, las series televisivas y las películas, el modelo de suburbio con vivienda aislada es hoy una de las peores plagas del planeta y uno de los mayores engaños del siglo xx. Una vez atrapados en este modo de vida, solo quedan deudas derivadas de los altos estándares consumo y la constatación de que de este modo no se alcanza la felicidad El consumo de ansiolíticos y el alcoholismo de las mujeres de los suburbios estadounidenses es mayor que en las ciudades, y ya en la década de 1950 la novela Revolucionary Road, de Richard Yates, da cuenta de ello. Sin embargo, mientras este modelo urbano se sigue extendiendo por el mundo, consumiendo territorio y esparciendo las ciudades, en su país de Estados Unidos, los miembros del New Urbanism lo critican sistemáticamente por condicionar el futuro de forma negativa. Este movimiento está empezando a buscar alternativas que permitan superar el fenómeno proponiendo el llamado crecimiento inteligente. Los mismos promotores ciudad global y desmembrada ya han visto sus cualidades nocivas y destructivas, y, por tanto, intentan expulsar dicho modo de degradación urbana a otros países.


            En una época en la que el proyecto urbano necesita alternativas plurales, con distintos atractores, mecanismos de sostenibilidad y estrategias para enriquecer el territorio ambiental, el urbanismo de la ciudad global no es más que una continuación del urbanismo racionalista que intenta construirlo más rápido y más rentable pero que, al mismo tiempo, hipoteca cada vez más el futuro de las ciudades y del territorio, un urbanismo que sigue estando pensado por hombres y solo para hombres, un varón que circula con prisa en su todoterreno acondicionado que continua con el patrón machista propuesto por el Modulor de Le Corbusier: un hombre modelo, musculoso y de 1,82 metros de altura. En definitiva, un urbanismo sin multiplicidad de protagonistas, anclado en concepciones duales y antagónicas, y basado en un modelo familiar periclitado


            Ha llegado ya el momento de que otros protagonistas piensen y diseñen las ciudades, de modo que frente a la dominante ciudad especulativa y segregativa se incorporen puntos de vista plurales que puedan reinventar la ciudad humana.


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MONTANER, Josep María.,  Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 


Págs.. 116-131. “Estructuras de la memoria” 


Y por otra parte, es una de las raíces del new urbanism, que se define como nuevo en la medida en que se enfrenta al sistemático desmembramiento urbano de la ciudad norteamericana, con las barreras de las autopistas, los suburbios aislados, los grandes aparcamientos de los supermercados y los centros históricos degradados. Sin embargo, para conseguir integrar la gran dispersión de los componentes de la ciudad contemporánea en vecindarios compactos y polifuncionales, amables con el peatón, lo que se plantea generalmente es volver a la composición académica de la ciudad decimonónica, de ejes y tramas, avenidas y bulevares, plazas y parques. Todo ello con un repertorio establecido de casas y equipamientos de lenguajes tradicionales; es decir una pátina de tradición e intemporalidad. Por todo ello, otra de las raíces del new urbanism es el tratado de La práctica del urbanismo 15 de Raymond Unwin (1863-1940), discípulo de Ebenezer Howard que convirtió la idea de ciudad jardín en suburbios de pintorescas casas unifamiliares.


            El new urbanism, cuyo congreso fundacional se celebró en 1993 en Alexandría, tiene su sede en San Francisco y está encabezado por arquitectos y urbanistas como Andrés Duany, Elizabeth Plater-Zyberk, Peter Calthorpe y William Fulton. Defiende la voluntad de volver a un ciudad proyectada y regulada frente a la dominante ciudad de las autopistas y suburbios, desregularizada y en crecimiento perpetuo. En la Carta del nuevo urbanismo se define esta voluntad de mirar hacia la ciudad del pasado, acercando, rehaciendo y revitalizando las comunidades. Sus propuestas se estructuran en tres escalas de intervención que van desde la preservación del entorno natural al mobiliario urbano: la región-ciudad-pueblo, el barrio -distrito-corredor y los elementos de diseño urbano que relacionaban el edificio con la calle y que potencian los recorridos peatonales y facilitan las conexiones.


            Utilizando las ayudas federales establecidas para rehacer ciudades, restaurar el patrimonio, y reconvertir los suburbios dispersos en comunidades, Andrés Duany, en sus charrettes o talleres de una semana, aporta criterios a los técnicos locales o vecinos de cada comunidad-pueblo para restablecer las estructuras urbanas tradicionales de calles arboladas, paseos y plazas. Sin embargo, tal como demuestran obras como Seaside en Florida, se trata a menudo de la invención de una memoria.


 

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