Inprimatu

VAUBAN, Sébastien le Prestre de

  • Arquitecto, urbanista e ingeniero militar
  •  
  • 1633 - Saint-Léger-Vauban. Francia
  • 1707 - París. Francia

GIEDION S.,  Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


Págs. 678-738.“El urbanismo en el siglo XIX” 


Ningún interés en las viviendas para el pueblo llano; la propuesta de Vauban


Los alojamientos para el pueblo llano no entraban en estos esquemas; no se pensaba que planteasen ningún problema. El pueblo formaba el cimiento invisible y el soporte del estado; todas las construcciones nuevas estaban destinadas, sin duda alguna, a la clase dirigente. Algunas personas de gran experiencia y amplias miras —como Vauban, el gran ingeniero militar de Luis XIV— veían los peligros de un sistema que ponía tales cargas sobre el pueblo. Pero su Projet d'une dixme royale (proyecto de un diezmo real, 1707) le costó el favor del monarca por su afirmación de que «lo que erróneamente se llama la escoria del pueblo» merecía la atención en serio del «rey celestial». «Esta masa es [...] muy importante» —continuaba Vauban— «en vista de su cantidad y de los servicios que presta al estado,» Inevitablemente, el Sistema dictó el rechazo de la principal propuesta de Vauban: que la nobleza y clero deberían pagar un impuesto (en la medida de un décimo de sus ingresos) al igual que el pueblo,


Y así resultaba que una gran ciudad, en lo relativo a la masa del pueblo, era simplemente un montón de casas, descuidadas en todos los aspectos. Por otro lado, la justicia histórica nos obliga a afirmar que las grandes ciudades del siglo XVIII no desempeñaban en absoluto el papel que tuvieron en el siglo XIX. La ciudad del siglo XVIII era ajena al interés y la atención de las principales fuerzas de la época. Tras la partida de Luis XIV para Versalles, el urbanismo quedó completamente abandonado, salvo en lo referente a la construcción de places y grandes vías de comunicación...


... El contacto con la naturaleza de las residencias barrocas


Durante el siglo transcurrido entre Versalles (1668-1684) y en Lansdowne Crescent de Bath (1794), las residencias tendieron a colocarse en contacto directo con la naturaleza. Este contacto directo correspondía primero al monarca, luego a la nobleza, y después a los ciudadanos acaudalados anónimos, El creciente acento puesto en el siglo XVIII en la conexión del alojamiento con Ia naturaleza puede atribuirse en buena parte a la tendencia de la época en favor del culto al 'hombre natural' formulado por Jean-Jacques Rousseau.


 Si las casas se colocan frente a la vegetación, hace falta espacio, Este espacio era imposible de conseguir en las viejas ciudades amuralladas, pero en el siglo XVIII Vauban trasladó las defensas de París mucho más lejos, con el fin de proteger la ciudad de los nuevos adelantos en el armamento. Fue esto lo que permitió que surgiesen en París  las places del siglo XVIII.


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KOSTOF, Spiro., Historia de la arquitectura. Alianza Editorial. Madrid 1988. Tomo 3


 págs.1053-1105.“La experiencia americana” 


págs.1060-1062. "París no veía sus posesiones americanas como un refugio de disidentes, sino como un dominio real. Un decreto de 1628, por ejemplo, prohibió a los protestantes asentarse en Nueva Francia, lo que sólo consiguió precipitar la emigración en masa de los hugonotes a las colonias británicas. Mientras que curtidos leñadores y cazadores franceses se aventuraron en las zonas salvajes de Canadá y en el país del Missouri, las ciudades pretendían tener el aspecto propio de la alta cultura. La place d’armes central estaba equipada con las galas propias de un cuartel general administrativo: palacios, cuarteles, hospitales, etc… Y aunque se apoyaran en el hecho de enviar números significativos de colonos, la mayoría de estas ciudades eran comunidades urbanas apenas viables. Hacia 1718, cuando se fundó Nueva Orleans, la cadena de fuertes, puestos comerciales y ciudades que comprendía Nueva Francia se extendía desde los Grandes Lagos hasta el Golfo de México, pero era una empresa anémica y pasiva que sobrevivía sólo en zonas aisladas cuando se confirmó el éxito de los anglo-americanos. Y con la adquisición de Luisiana a Napoleón, llevada a cabo en 1803 por Jefferson, los franceses quedaron fuera del mapa como poder colonial, al menos en lo que concierne a Estados Unidos.


La planificación urbanística francesa en América tiene claros precedentes formales en su lugar de origen. Louisburg, concebida como la principal plaza fuerte de Canadá, seguía el dictado de Vauban. Detroit imitaba las bastides de Gasconia; no en vano, su fundador, Anthoine de la Mothe Cadillac, era gascón. El esquema común, no obstante, está representado por Montreal, St Louis y Nueva Orleans: una estrecha cuadrícula lineal junto a un río, con una place d'armes cerca del borde del agua. La casa típica de ciudad y de campo tenía un primer piso elevado y una balconada que recorría todo el perímetro cuando el emplazamiento así lo permitía, captando las sombras y las brisas frescas. Estas eran las « galerías destartaladas » que había observado Dickens en St. Louis.


 


 

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