Inprimatu

NESFIELD, William Eden

  • Arquitecto
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  • 1835 - Bath. Reino Unido
  • 1888 - Brighton. Reino Unido
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FRAMPTON, Kenneth. Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 42-50.“Noticias de ninguna parte. Inglaterra, 1826-1924”.


Pág. 43-44. En la Red House (la 'casa roja', llamada así por la fábrica de ladrillo), Webb estableció los principios que pronto iban a configurar la obra de sus brillantes contemporáneos William Eden Nesfield y Richard Norman Shaw, y por los que iba a ser conocido a lo largo de su carrera: la preocupación por la honestidad estructural y el deseo de integrar los edificios en sus emplazamientos y en la cultura local . Estos objetivos los alcanzaba mediante el diseño práctico, la sensibilidad en la colocación del edificio y el uso de materiales locales, todo ello unido a un profundo respeto por los métodos constructivos tradicionales. Al igual que Morris - su primer cliente y su colega durante toda su vida-, Webb sentí aun respeto casi místico por el carácter sagrado de la artesanía y por la tierra en la que se fundaban, en última instancia, tanto la vida como la arquitectura.


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PEVSNER, Nicolaus ., Pioneros del diseño moderno. De William Morris a Walter Gropius.


Ed. Infinito. Buenos Aires,2003.


Págs.41-64 .“Desde 1851 hasta Morris y las Artes y Oficios”


Por afortunado que fuera este que se ha llamado renacimiento del estilo reina Ana, Norman Shaw no quedó a la larga satisfecho con él.  Hubo todavía otro cambio en su estilo o más bien la fuente de suestilo porque permaneció fiel hasta la muerte al historicismo como tal, si bien el suyo fue untratamiento muy caballeresco del precedente histórico. No fue sino hasta después de 1885 cuandorecordó lo que su antiguo asociado Eden Nesfield  (1835-88) había hecho ya hacia 1870 y se puso ainvestigar entonces, seriamente, el estilo de las casas rurales y urbanas  más pequeñas de fines delsiglo XVII y principios del XVIII en Inglaterra, para estudiar no solo los motivos de sus ventanas, sino todo el conjunto de sus frentes de ladrilos, sencillos, razonables, bien proporcionados y sin adornos. El pabellón de Nesfield y los Kew Gardens fue en efecto construido en 1866 y tiene las bajas pilastras de ladrillo, comunes en Inglaterra hacia 1660 ó 1670, un techo piramidal de gran pendiente y frontones curvos coronando las ventanas de la buhardilla. El Kinmel Park, también de Nesfield  (fig.16), fue comenzado recién en 1871 aunque probablemente diseñado bastante antes. Sus altas y delgadas ventanas corredizas coronadas con guardapolvos curvos, así como las ventanas de la buhardilla coronadas con frontones valen por sí mismas.  Cuando Shaw diseñó la casa en Queen'sGate N° 170, Londres, de 1888  (fig. 17), se inspiró tardíamente en Kinmel Park . Esta casa,excepcional en la obra de Shaw , inició una moda que no alcanzó su culminación hasta el siglo XX.Llega verdaderamente tan cerca del espíritu del nuevo siglo como se podía llegar sin romper dehecho con el pasado, y en este aspecto es más progresista que la obra de ninguno de loscontemporáneos de Shaw, en Inglaterra y fuera de ella.


Sin embargo, el Renacimiento Nacional Inglés puede dividirise en dos ramas principales; El Inglés antiguo y el Queen Anne, como asi lo hicieron Philip Webb, William Eden Nesfield y Richard Norman Shaw, un trio de arquitectos de los círculos de artes y oficios, al f¡nal de la década de 1860 y los años 70.


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KOSTOF, Spiro., Historia de la arquitectura. Alianza Editorial. Madrid 1988. Tomo 3


págs.1107-1165.“Ambientes Victorianos” 


pág.1110. El panorama de Londres.


Pero Morris estaba atrapado en un dilema sin solución. El esmero y el coste del trabajo artesanal obraban en contra de su modo de vida igualitario y socialista. Sólo los bien situados podían permitirse los productos de la empresa. Y realmente esta no era forma de frenar la Revolución Industrial, de regresar, como él pretendía, a un mundo sin ferrocarriles y sin ciudades superpobladas, un mundo en el que el viento y el agua fueran las únicas fuentes de energía, en el que el estado no fuera ya el gran poder controlador, y en el que el gremio artesano, o la cooperativa, determinaran la organización social. 


Para una generación más joven de arquitectos y diseñadores, la pasión de Ruskin y Morris por el espíritu creativo tenía un gran atractivo, pero no su tremendismo moral, su sesgo medieval, o su socialismo. Estaban deseosos de vivir con la máquina, dado que podía ser dominada y usada como un instrumento al servicio del artista. Hacia la década de 1870 el cliente de clase media también había madurado. Se puso de moda una apariencia menos circunspecta, menos virtuosa. «Dulzura y ligereza» era la frase clave, y significaba el puro disfrute de la belleza y una amplia ligereza. El arte necesitaba no tener ningún propósito de más peso, aparte del de proporcionar placer; la curiosidad intelectual necesitaba no estar encadenada a la ética cristiana. Los efectos arquitectónicos placenteros abundaban en todas partes, dentro y fuera de la Edad Media, en las estructuras intemporales del medio rural, en Occidente y en el Lejano Oriente. No tenían más que ser combinadas con gusto. Para conquistar la simplicidad preindustrial que ensalzaban tan ferozmente Pugin, Ruskin y Morris, no había razón para volver a los tiempos del rey Eduardo, o salir al exterior, a las marismas de Venecia, o buscar algún ingenuo y utópico «Ninguna Parte». Uno podía viajar, con el cuaderno de apuntes en mano, por los caminos y los callejones de las ciudades de Inglaterra y descubrir cosas al mismo tiempo de gran tradición inglesa y fácilmente conocidas. A partir de estos sentimientos florecieron los estilos llamados «Inglés Antiguo» y «Reina Ana». Fueron una invención de un reducido grupo de arquitectos, destacando entre ellos William Eden Nesfield (1835-1888) y Richard Norman Shaw (1831-1912), y estos estilos se convirtieron en la expresión predilecta de una clientela ilustrada de clase media. 


El «Inglés Antiguo» se apoyaba en la granja vernácula de la campiña. El «Reina Ana» intentaba más una popularización del estilo de Rewn y del georgiano, pero no era en absoluto un revival en sentido estricto (Fig. 25.4). En casas que tenían claramente un carácter gótico, con tejados prominentes, altos cañones de chimenea y ventanas saledizas o miradores, figuraban detalles georgianos, como las ventanas blancas de guillotina. Volvieron las tejas saledizas, las tablas de chilla y las vigas de madera al exterior. Había incluso un toque japonés, por ejemplo discos de girasoles, inspirados por la presencia japonesa en la Exposición Internacional de 1862. La cuestión era afanarse en conseguir una confección artística de una herencia tan variada que equivaldría, como dijo un arquitecto práctico, a una «ausencia de estilo». Cuanto más pintoresco y antiguo pareciera, mejor. 


Así, para disgusto de los goticistas más antiguos, Nesfield y Shaw conjugaban en sus casas fachadas escalonadas flamencas y cañones de chimenea con nervaduras, revestimientos de escayola, cúpulas de madera, contraventanas y tragaluces externos, barandas de hierro forjado, y abundante ornamentación. La variedad era aparentemente inagotable, y el estilo pronto se hizo popular. El Consejo de Escuelas de Londres, fortalecido por la Ley de Educación de 1870, lo aplicó a todo el conjunto de escuelas nuevas, y Shaw produjo al menos una obra maestra de la arquitectura comercial, la Cámara de Nueva Zelanda, en Leadenhall Street, Londres, actualmente desaparecida (Fig. 25.5). La fachada estaba dividida por enfáticos pilares de ladrillo en tres crujías rematadas en punta, cada una de las cuales tenía pequeños paneles enmarcados por gruesos marcos corredizos de ventanas blancas. La puerta descentrada burlaba la convención de la simetría clásica, y en efecto, en todos los demás aspectos, el diseño contradecía al tipo común del palacio con fachada de piedra para edificios de oficinas y almacenes. 


 


 


 


 


 


 


 


 

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