MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011.
Págs. 27-78.“Historias”
EFECTOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN LA GESTIÓN DOMÉSTICA
Tal y como explica Gwendolyn Wright, a partir de 1880 en Estados Unidos con el liderazgo de Ellen Shalow Ricards, un grupo de mujeres de Boston inició una campaña para una aproximación más científica y profesional del trabajo doméstico. En 1893, con motivo de la Exposición Universal Colombina de Chicagose fundó la National Household Economics Association, lo que llevó a la creación de estudios de pregrado sobre economía doméstica en la mayor parte de las universidades. Las feministas querían ayudar a las mujeres a ser más eficientes para así poder perseguir intereses fuera del hogar. Sin embargo, los conservadores proponían que la única manera de preservar la familia y el hogar privado era tratar a las esposas como profesionales, transformando su papel en administradoras del hogar altamente cualificadas.
Se introdujo la economía doméstica como una disciplina científica para la formación de mujeres en su futuro papel de ama de casa. La educación abrió puertas a otras perspectivas y a otros objetivos para las mujeres. Coincidiendo con este incipiente movimiento de liberación, a finales del siglo XIX y principios del XX, la natalidad descendió, hecho que se achacó al desvío del papel de la mujer. Aparecieron textos que denunciaban “un suicidio de la raza”; entre ellos Theodor Roosevelt, escribió en 1917 The Foes of our own Householdy varios artículos para la revista Ladies Home Journal, donde advertía del peligro que significaba que la mujer abandonara su misión tradicional de esposa y madre en aras de desafíos más excitantes en el exterior. La educación avanzada para mujeres estaba bajo sospecha, ya que aquellas educadas en las universidades estaban más predispuestas a no casarse, o si lo hacían, a tener solo uno o dos hijos. La casa moderna y , aun peor, el apartamento, requería tan poco tiempo para su cuidado que parecía animar estas tendencias. Para los grupos conservadores todo esto era un peligro, pues de tener más tiempo libre, las mujeres querrían acceder a otros espacios laborales y públicos.
Por entonces se creó un discurso científico sobre el hogar y su mantenimiento por parte de las mujeres en el que se abogaba por la facilidad en las tareas domésticas, que iba unida a una simplificación de los espacios y a la desaparición de lo ornamental. Estas modificaciones de finales del siglo XIX en Estados Unidos ya habían sido reflejadas por Catherine Beecher y Harriet Beecher Stoween su libro The American Woman´s House. La cocina adquirió a principios del siglo XX la relevancia y la importancia simbólica que había tenido hasta ese momento. Se produce una descripción de una cocina ideal para lectoras del The House Beautiful en 1902 Isabell McDougall evocaba lo que hoy es una metáfora popular del orden de la cocina como impecable laboratorio: “Todo en su tiempo está limpio, con la limpieza científica de la cirugía, que todos sabemos que va más allá que cualquier limpieza doméstica”.
Esta idea de lo científico en la casa se difundió con fuerza a través de revistas femeninas y de innumerables recomendaciones de todo tipo para las amas de casa, presentes en libros muy populares en el cambio de siglo. Las mismas empresas que fabricaban aparatos de cocina buscaban a mujeres expertas tanto para su diseño como para que los explicasen a otras. Este papel de expertas en la economía doméstica y en las tecnologías aplicadas al hogar fue fundamental en la creación de la vivienda moderna y en la difusión de los nuevos modos de vida. Este recorrido de expertas que comenzó en Estados Unidos a finales del siglo XIX, tuvo continuidad en Europa, sobre todo en el período de entreguerras en la política de vivienda en Alemania y especialmente en Frankfurt. Las arquitectas, diseñadoras y economistas desarrollaron un papel fundamental en las investigaciones sobre cómo optimizar el hogar. Así pues, asesoraban a los arquitectos y transmitían a otras mujeres los conocimientos para adecuarse al nuevo hogar moderno. Al producirse el tránsito del campo a la ciudad, los hogares eran muy diferentes a los de antaño, el tiempo que la nueva familia no correspondía tampoco a la familia numerosa campesina.
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págs.1107-1165.“Ambientes Victorianos”
pág.1128. La América victoriana.
pág.1148 El panorama de Chicago
En la ciudad, las existencias de viviendas se estaban reponiendo a un paso furioso. Las casas mejores de la parte antigua de la ciudad, convertidas en casas de renta a medida que sus propietarios se trasladaban a las afueras, pronto fueron abandonadas. A lo largo de la orilla del lago se levantaban elegantes casas unifamiliares, tanto en el North Side como en el South Side, así como en el West Side, justamente al oeste del distrito de negocios. Pero el alto coste del terreno favorecía las casas de apartamentos y casas de vecinos, generalmente casas de tres o cuatro pisos sin ascensor. Quizá el cambio más elocuente de la vida americana moderna sea la creciente aceptación de las viviendas producidas en masa, bien en la forma de una unidad de apartamentos o bien en el barrio de casas unifamiliares. Al mismo tiempo, una revolución igualmente seria estaba afectando al programa tradicional de la casa americana. Propagandistas locales como Catharine Beecher y Harriet Beecher Stowe, intentando aminorar la carga del ama de casa, defendían un núcleo centralizado de servicios mecánicos y una organización eficiente de las áreas de almacenaje. Estas reformas ahorradoras de trabajo para el cuidado de la casa sin sirvientes entrañaban cambios en el trazado de la casa, del mismo modo que los retretes de agua corriente, neveras e iluminación y calefacción central transformaron la cualidad de la vida doméstica.