Inprimatu

BRACQUEMOND, Félix

  • Pintor, grabador y diseñador
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  • 1833 - Paris. Francia
  • 1914 - Sévres. Francia
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COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 13-33.“El Art Nouveau, 1890-1910” 


 La situación en Francia fue diferente. Primero había un establecimiento de arte políticamente influyente, basado en la Academia, fundamentalmente conservador, pero consciente de la necesidad de una reforma y ansiosa por promocionarla. Segundo, la abolición de los gremios durante la Revolución Francesa no había destruido las tradiciones artesanas en Francia tan a fondo como la Revolución Industral en Gran Bretaña. Cuando ellos comenzaron a experimentar con nuevas técnicas y formas en 1870, artistas y artesanos trabajando en las artes decorativas tales como Eugène Rousseau (1827-1891), Felix Bracquemond (1833-1914), y Emile Gallé (1846-1904) pudieron construir sobre tradiciones artesanas existentes. El modelo definitivo para artistas tanto ingleses como franceses fue el gremio medieval, pero en Francia este modelo se combinó con la tradición doméstica más reciente del Rococó...


... Principios formales subyacentes


El motivo característico del art nouveau es una forma fluida, con aspecto de planta, similar a las que aparecieron por primera vez en las ilustraciones de libros ingleses y en las obras cerámicas francesas de las décadas de 1870 y 1880. Estas obras proto art nouveau tenían en común el principio de que, en el ornamento, la imitación de la naturaleza debía quedar subordinada a la organización de la superficie plana. En su libro Du dessin et de la couleur, publicado en 1885, el ceramista Félix Bracquemond definía el nuevo concepto en los siguientes términos: “El ornamento no copia necesariamente la naturaleza, ni siquiera cuando toma prestados motivos de ella […]. Su infidelidad a ella […] se debe al hecho de que se ocupa únicamente de embellecer superficies, y de que depende de los materiales que tiene que adornar y de las formas que tiene que respetar sin alterarlas”.


            En el art nouveau, esta dependencia “funcional” del ornamento llevó a una paradójica inversión; en lugar de obedecer simplemente a la forma del objeto, el ornamento comenzó a fundirse con él, insuflándole una nueva vida. Esto provocó dos efectos: primero, el objeto llegó a concebirse más como una entidad orgánica única que como una agrupación de distintas partes, como ocurría en la tradición clásica; y segundo, el ornamento ya no se concibió como ese “rellenar el espacio”, sino que se estableció un diálogo entre dos valores positivos: el ornamento y el espacio vacío. El descubrimiento de lo que podría denominarse el “silencio espacial” -probablemente derivado en buena medida de las estampas japonesas- fue una de las principales aportaciones del art nouveau a la estética occidental moderna.


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BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 733-770."La difusión mundial” 


Págs.755-770. Japón


El Japón constituye, hasta ahora, el único país donde una tradición distinta de la oсcidental y no naturalista o primitiva como en América Latina, sino ilustre y sumamente refinada, ha sido sacudida por las aportaciones occidentales y ha podido desarrollarse de forma original, alcanzando, aunque con muchas dificultades, resultados de valor internacional. Es, pues, importante considerar por qué no había sucedido esto antes y cuales son las relaciones exactas entre la moderna arquitectura japonesa y la herencia tradicional.


En primer lugar hay que tener en cuenta la influencia de la tradición japonesa sobre la formación del movimiento moderno en Occidente. A partir de 1854, fecha en que los norteamericanos consiguen la apertura de los puertos japoneses al comercio, empiezan a circular en Occidente los productos del arte japonés, que ejercen una importante función de estímulo sobre el inminente debate para la reforma de las artes aplicadas.


H. Cole y O. Jones utiliza ejemplos chinos y japoneses en sus publicaciones, W. Crane está poderosamente influido por modelos japoneses, con los que toma contacto entre 1859 y 1862, cuando trabaja como grabador con W. J. Linton, y transmite estas aportaciones a la Arts and Crafts society; los grabados japoneses empiezan a circular por París en 1856, por obra del aguafortista Bracquemond, influyendo en la pintura de la época y, singularmente, a partir de 1866, en la de Whistler. Hacia 1870 la moda del Japón se difunde con rapidez: en París se abre la tienda de objetos japoneses de Mme de Soye, frecuentada por los Goncourt, Baudelaire. Degas y Zola; en Londres se abre la tienda de M. Marks, y se multiplican las decoraciones en estilo japonés.


En 1886 se publica el primer libro sobre arquitectura japonesa, Japanese homes and their surroundings, del americano E. S Morse, y en 1889 el extenso manual Kunst und Handwerk in Japan, del alemán Brinkmann. Estas obras influyen ciertamente en elnaciente movimiento del Art Nouveau, pero consideran sobre todo el aspecto exterior ypintoresco de la arquitectura nipona.


Las referencias al arte del Extremo Oriente se encuentran todavía presentes, aunque de forma menos circunstancial y más sutil, en los experimentos vanguardistas de la primera posguerra; se ha dado en suponer que la orientación inicial de la pintura de Mondrian haya estado condicionada por la influencia del arte nipón y se sabe que Itten, en su curso en la Bauhaus, utilizaba la pintura Sung, los textos de Lao Tze y de Chuang Tzu. Por último Wright que vive en Tokio entre 1918 y 1922 relata así su encuentro con el arte japonés, que ha de  influir de forma tan singular su producción posterior:


“Durante los últimos años pesados en el estudio de Oak Park, los grabados japoneses me habían atraído y servido de importante enseñanza. La eliminación de lo insignificante, el proceso de simplificación, en que yo mismo estaba ya empeñado, encontraron una confirmación en aquellos grabados. Y desde el momento en que descubrí la belleza de sus grabados, el Japón ejerció sobre mí una poderosa atracción. A continuación comprobé que el arte y la arquitectura japonesas tenían un auténtico carácter orgánico. El arte de los japoneses estaba más cerca de la tierra, era su producto más autónomo, de unas condiciones de vida y de trabajo más autóctonas, y por ella, en mi opinión, se adecuaba al arte moderno bastante más que el arte de cualquier otra civilización europea viva o desaparecida”. 


Mientras que en Occidente el arte chino y japonés actúan, sobre todo, como estilo indirecto lo habíamos hecho notar ya en el capítulo VI en el Japón, el repertorio del arte occidental se utiliza al pie de la letra, a partir de 1869, durante la europeización del país impuesta por el emperador Mutsuhito


Para valorar este empleo textual de los estilos europeos, conviene tener en cuenta la extraordinaria rapidez del proceso de transformación: en 1869 se proclama la Constitución - siguiendo como modelo a la francesa - en 1872 se establece la enseñanza obligatoria y en 1873 el servicio militar obligatorio, eliminando en su raíz el poder de la casta guerrera de los samuráis, que queda definitivamente sustituida por el ejército regular en 1877, en 1880 se proclama la libertad de cultos, se adopta el calendario gregoriano, el descanso semanal y entra en vigor un nuevo código penal; en 1880 se promulga una nueva Constitución según el modelo prusiano, en 1898 se publica un nuevo código civil; y, por último, en 1899, queda abolida la jurisdicción consular para los extranjeros. En este momento el Japón victorioso sobre China en 1895 entra en condiciones de plena igualdad en el concierto político mundial.

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