Inprimatu

TATSUNO, Kingo

  • Arquitecto
  •  
  • 1854 - Saga. Japón
  • 1919

BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 733-770."La difusión mundial” 


Págs.755-770. Japón


Mientras que en Occidente el arte chino y japonés actúan, sobre todo, como estilo indirecto lo habíamos hecho notar ya en el capítulo VI en el Japón, el repertorio del arte occidental se utiliza al pie de la letra, a partir de 1869, durante la europeización del país impuesta por el emperador Mutsuhito


Para valorar este empleo textual de los estilos europeos, conviene tener en cuenta la extraordinaria rapidez del proceso de transformación: en 1869 se proclama la Constitución - siguiendo como modelo a la francesa - en 1872 se establece la enseñanza obligatoria y en 1873 el servicio militar obligatorio, eliminando en su raíz el poder de la casta guerrera de los samuráis, que queda definitivamente sustituida por el ejército regular en 1877, en 1880 se proclama la libertad de cultos, se adopta el calendario gregoriano, el descanso semanal y entra en vigor un nuevo código penal; en 1880 se promulga una nueva Constitución según el modelo prusiano, en 1898 se publica un nuevo código civil; y, por último, en 1899, queda abolida la jurisdicción consular para los extranjeros. En este momento el Japón victorioso sobre China en 1895 entra en condiciones de plena igualdad en el concierto político mundial.


En los dos primeros decenios de la nueva era el gobierno se sirve, sobre todo, de expertos extranjeros. En 1870 se crea una comisaría de obras, dependiente del Ministerio de Ingeniería, y se invita al Japón a diversos arquitectos europeos para que proyecten los nuevos edificios públicos necesarios. Entre ellos figura el italiano CV. Capelletti que construye en 1881 el Museo Histórico y las oficinas del Estado Mayor el americano R. P.Bridgens, el inglés J. Condor, el francés C. de Bonville y el alemán H. Ende


Faltándoles cualquier referencia de orden local, estos proyectistas aplican de la forma más rigurosa los preceptos del eclecticismo y construyen cada edificio en el estilo adecuado a su función: las oficinas públicas en estilo Renacimiento, las iglesias en estilo medieval y así sucesivamente.


Entre tanto, en 1875, se inaugura en la Facultad de Ingeniería un curso de Arquitectura y se promocionan, por todos los medios, los viajes de los estudiantes japonés a Europa, para que traben conocimiento in situ con los métodos occidentales de proyecto y ejecución. Se prepara, así, una generación de arquitectos indígenas que, en tercera década de la nueva era, sustituye gradualmente a los europeos, sin que se deje de emplear, por ello, los mismos estilos, entre ellos destacan K. Tatsuno, autor del politécnico, de la Banca del Japón y de la estación central de Tokio, y T. Yokogawa, actor del teatro imperial. Mientras tanto llegan puntualmente los nuevos métodos de construcción: el primer edificio de acero (unos grandes almacenes) es de 1895, el pri mero de hormigón armado (la sede de una compañía de seguros) es de 1912.


Los conceptos occidentales en materia de arquitectura no tienen correspondencia en la mentalidad japonesa. No hay, inclusive una palabra equivalente a arquitectura esto es, un término que se refiera a todos los edificios en tanto que dotados de valor artístico. En el lenguaje tradicional se encuentra el término Zoka (que se refiere a la construcción de las casas) y el término Fushin (que se refiere a la recolección de fondos para la construcción o reconstrucción de templos), sin embargo, no se pueden generalizar estos términos por ser inseparables de sus respectivas modalidades rituales


Así se acuñó un nuevo vocablo, Kenchiku, equivalente al occidental arquitectura. Según la intención de los expertos este término debería indicar fundamentalmente el valor artístico de las construcciones, pero en el lenguaje popular -se hace notar un estudioso contemporáneo Shinji Koike -este término se emplea para indicar el conjunto de las operaciones técnicas que se llevan a cabo en la construcción de edificios. Lo que demuestra que el concepto japonés difiere del occidental no tanto en extensión como en su valor ideológico: los europeos,siguiendo la concepción renacentista, piensan en un valor abstracto y general que comprende sólo un aspecto de la actividad edificatoria, mientras que los japoneses como los hombres de la Edad Media piensan en una actividad concreta y particular, cuyos diversos aspectos son percibidos global y unitariamente.


 Pero se considera que esta concepción tradicional constituye un obstáculo para la puesta al día de la cultura japonesa y los intelectuales más avanzados se preocupan de aislar y subrayar precisamente el valor artístico (entra en uso, por ejemplo, la expresión arquitectura estética) cribando por el cedazo de los métodos críticos occidentales incluso la herencia arquitectónica de su país. El profesor K. Kigo dicta en 1887 el primer curso de historia de la arquitectura japonesa e inmediatamente. C. Ito y T. Sekino, con sus estudios comparativos


de la arquitectura oriental y occidental, destacan de la producción arquitectónica antigua el conjunto de caracteres generales que se ha dado en llamar estilo japonés.


En este momento se hace posible una confrontación, al mismo nivel, entre el estilo japonés y el europeo. En 1910 el Instituto Japonés de Arquitectura organiza un debate sobre el tema, durante el cual se critica la imitación indiscriminada de las formas extranjeras y se recomienda una mezcla entre los estilos occidentales y orientales, con objeto, sobre todo, de tener en cuenta las diferencias de clima y de costumbres.


En estos términos se hace imposible cualquier relación fructífera entre el pensa- miento arquitectónico europeo y la tradición japonesa, la imitación de los modelos europeos no sólo ha suplantado, sino que ha desintegrado y dejado virtualmente inservible la tradición local, desmembrando en una pluralidad de componentes abstractos. La insuficiencia de este acercamiento al problema se hace evidente en la primera posguerra, cuando algunos literatos de vanguardia como S. Yoshino promueven la construcción de las primeras casas privadas en estilo europeo (Bunda Jutaku). Escribe A. Drexler:


“En tanto que el exterior de estas casas se parecía a las villas inglesas u holandesas, en el interior, el número de habitaciones en estilo occidental depende de los recursos económicos y de la tasa de incomodidad que estaba dispuesta a soportar la familia. En la parte trasera de la casa había, con frecuencia, un jardín japonés y pulcras y aireadas habitaciones a la usanza tradicional. destinadas intencionadamente a los miembros de más edad y menos adaptables; pero con frecuencia se usaban como refugio de toda la familia."

Igo