Págs. 771-812.”La arquitectura en Latinoamérica”
pág. 808. Brasil.
Aparecerán, por último, corrientes totalmente nuevas dentro de la cultura brasileña entre los arquitectos de las generaciones más jóvenes, dentro de una vía cultural y social avanzada. Porque, si bien durante las décadas de los treinta y cuarenta pasan a predominar los maestros y en las siguientes aún se mantenía una actitud de respetuoso acatamiento hacia ellos, a partir de 1965 empiezan a aparecer las primeras críticas, centradas, lógicamente, en el análisis de las deficiencias y limitaciones de la experiencia de Brasilia como resultado. Carlos Nelson Ferreira dos Santos (1943) será uno de los arquitectos que más se distinguirá dentro de esta actitud crítica, optando por el rechazo de la ciudad oficial y pasando a trabajar entre 1965 y 1971 en proyectos de rehabilitación de barrios marginales, de favelas. La crítica a Brasilia se centrará en demostrar cómo es, precisamente, el paradigma de lo contrario que quería ser, una ciudad en la que no hay espacio para matices ni para quien no es capaz de soportar los altos gastos de consumir su cara infraestructura, dando como resultado que la población periférica sea ya tres veces superior a la de las elegantes supercuadras. Brasilia sería el modelo de ciudad capitalista y clasista acabada ya en un principio, sin necesidad de una lenta evolución urbana segregativa. A pesar de estas críticas, es indudable que Brasilia fue planteada por el mejor urbanista y sus edificios proyectados por el mejor arquitecto con que contaba el Brasil en su época, y hoy nadie puede afirmar que no respondió en forma perfecta a las premisas ideológicas que la definieron en un principio, ni que no constituya una de las experiencias urbanas de mayor importancia en la historia.