Partiendo de la mímesis con la naturaleza, el autor hace un repaso a la ruptura de esta tradicional forma de comprender la creación artística en su vinculación con la misma. La negación de dicha mímesis llevada a cabo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, desemboca en una fiesta de los sentidos, adentrándose en la apertura a una ilimitada indagación que se puede apreciar en las obras de Picasso, Kandinsky, Malevich y Mondrian entre otros. La Escuela de la Bauhaus fue especialmente sensible en este radical cambio a la hora de crear arte y arquitectura, entronizando un método de aprendizaje sin condicionantes culturales.
Esta moderna posición predominante en la primera mitad del siglo XX, sufrió un importante cambio con la llegada de la llamada Tercera Generación del Movimiento Moderno que rechaza el formalismo y el manierismo del Estilo Internacional y reclama mirar del nuevo hacia los monumentos, la historia, la realidad, la arquitectura vernácula... El análisis de la obra de Lina Bo Bardi en dicho contexto, nos descubre en qué consistieron dichos cambios.