El capítulo trata de la personalidad arquitectónica de Antonio Sant´Elia y su vinculación al movimiento futurista. El autor establece comparaciones e influencias con movimientos artísticos contemporáneos (Art Nouveau, Arquitectura Moderna, Expresionismo, de Stijl….), así como la relación de sus pensamientos con la obra de Adolf Loos y los trabajos de Tony Garnier para la ciudad industrial.
Tras un análisis de los dibujos de Sant´Elia (Cittá Nueva) y su vinculación al Mannifesto futurista, el capítulo deriva hacia la situación del futurismo tras la I Guerra Mundial, donde dicho movimiento quedó huérfano de representantes tan significativos como Boccioni y Sant´Elia. Sus continuadores Mario Chiattone,Virgilio Marchi, Marinetti y Balla, hacen que el movimiento se extienda al resto de Europa, aunque sea bajo a fórmula poco convencional del “futurismo subconstciente”.