STEFFENS Martin., K.F. Schinkel 1781-1841. Un arquitecto al servicio de la belleza. Edit.Taschen. Colonia, 2003.
pág. 29. " A Schinkel le entusiasmaba el teatro desde niño. En 1798 había diseñado ya sus primeros decorados. Sin embargo no trabajó en proyectos teatrales hasta 1815. Para entonces ya tenía experiencia con sus "ilustraciones cons perspectivas visuales", en las que unos fondos pintados ilusorios, una habíl iluminación y unas figuras en movimiento habían hecho que el observador tuviera la sensación de estar viviendo un paisaje real. Schinkel trasladó estos prinpicios de diseño a sus decorados teatrales y revolucionó así la escenografía.
El teatro barroco había intentado crear una mauor amplitud de espacios mediante decorados ingeniosamente superpuestos e ilusiones de perspectiva. Pero la perspectiva sólo parecía correxta cuando se la veía desde el palco real. Así pues la mayoría de los espectadores, tenían que soportar una visión reducida y molestas distorsiones. La construcción de Schinkel era, básicamente, más sencilla. Consistía en un fondo pintado en un lienzo intercambiable, mientras el resto del escenario permanecía inalterable. La luz y el color insinuaban, de manera simbólica, el espacio y el ambiente de la acción. Esto se traducía en mejores vistas desde cualquier posición. Los decorados de Schinkel también eran más baranto y rápidos de cambiar.
Pero las escenogragías de Schinkel no sólo eran innovadoras técnicamente, sino que además sintetizaban de manera efectiva características visuales y arquitectónicas. Schinkel aplicó a sus diseños sus vastos conocimientos de la historia de la arquitectura y sus estilos.Aparte de su atractivo visual, sus decorados tenían un cierto atractivo propio del arte popular. Schinkel obtuvo un enorme éxito con sus creaciones; diseñó al menos 126 telone de fondo para 50 obras de teatro. Hoy en día, aún pueden verse representaciones operísticas basadas en la escenografía de Schinkel.
Los diseños más famosos de Schinkel fueron los que reallizó para la ópera de Mozart La flauta mágica. Compuesto por doce decorados, este fue también su mayor contrato de escenografía. El estreno tuvo lugar en el Teatro Real de la Opera de Berlín, en el boulevard Unter den Linden, el 18 de enero de 1816, en conmemoración de la coronación de Federico I, como primer rey de Prusia el 18 de enero de 1701. El esfuerzo fue enorme, no sólo por los gigantescos decorados pintados, sino también porque se tenía que levantar el carrete que permitiera desplegar los telones de fondo por completo. Las representaciones se convirtieron en un gran éxito popular y recibieron muchos elogios. No sólo los fondos arquitectónicos de Schinkel cautivaron al público, sino también su esencia escénica y sus juegos de luces. El telón de fondo más famoso es el que se usó en la salida a escena de la Reina de la Noche. Esta aparece de pié sobre la luna y con las estrellas del firmamento dispuestas en forma de bóveda. Otras escenas hacen más hincapié en el interés arquitectónico de Schinkel exhibiendo unas viiones arquitectónicas que también proporcionan un ambiente mezcla de fantasía y de reconstrucción arqueológica. "