SUDJIC, Deyan, La arquitectura del poder. Como los ricos y poderosos dan forma a nuestro mundo. Edit. Ariel. Barcelona, 2007.
pág 38-40. "El palacio de Hitler debía estar en el corazón del nuevo Berlín, libre de las restricciones de las calles ya existentes, y también de los presupuestos. Con sus jardines, invernaderos y patios, ocupaba casi doscientos cincuenta millones de metros cuadrados. Los diplomáticos habrían tenido que recorrer medio kilómetro desde la entrada ceremonial hasta el escritorio de Hitler.
La enorme cúpula de Hitler es mucho mayor que cualquier otra construcción de la ciudad, alterando y distorsionando su estructura. Pero esta perturbadora imagen, que se cierne sobre Berlín como una pesadilla, llegó a ser algo más que una fantasía. Se investigaron distintos emplazamientos para comprobar si la capacidad de carga del suelo de Berlín sostendría el peso de la cúpula.
La base del Gran Palacio debía ser un cubo de piedra, de dos mil quinientos metros cuadrados, con la fachada sur partida por una enorme columnata, abriéndose como un buzón rectangular. La cúpula se elevaba sobre esta base como un monstruoso tumor hinchada y estaba a su vez coronada por una linterna (lo que en realidad es un motivo barroco más que romano). Hitler cambió varias veces de opinión acerca de la forma de la linterna, como hacía con casi todo lo demás, pero al final optó por una versión rematada con un globo terráqueo sobre el cual se posaba un águila con alas extendidas y sacando las garras.El Palacio de Hitler se planificó en torno al paseo diplomático.“