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Ayuntamiento de Ordizia

Ayuntamiento de Ordizia

  • 1797 - 1831
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  • MIRANDA, Alejo
  • UGARTEMENDÍA YNCIARTE, Pedro Manuel de
  • UNANUE ESPARZA, Vicente de Reforma   1856
    Con ocasión de las Juntas Generales de Guipúzcoa, que habían de celebrarse en Villafranca el año de 1865, se proyectaron nuevas obras de embellecimiento por el arquitecto Vicente Unanue
  • UNANUE, Antonio Reforma   1904
    Obra de embellecimiento del Ayuntamiento de Ordizia
  • OYARBIDE ANTÍA, Andrés Reforma   1980
    Reforma de la Casa Consistorial llevada a cabo en noviembre de 1980 por el arquitecto técnico Andrés Oyarbide
  • AMENABAR, Pilar Acondicionamiento   1992
    Acondicionamiento del salón de plenos
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  • Ordizia. Euskadi-País Vasco (Gipuzkoa)
  • España
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El actual Ayuntamiento de Ordizia situado frente a la Plaza Mayor, es una construcción representativa, de carácter modesto, que ha contado con el trabajo de dos de los más destacados arquitectos neoclásicos del momento en el País Vasco. Su realización ha estado marcada profundamente por las vicisitudes históricas que le ha tocado vivir.


Tenemos noticias de que en torno a 1511 el gobierno municipal de la villa de Ordizia, ante la falta de un espacio propio de reunión, tenía sus encuentros en la Casa-torre de Muxica. Siguiendo a Carmelo Echegaray y Serapio Múgica, tenemos datos de que en 1595 se contrataron las obras de una nueva Casa-Concejil en la plaza pública, construcción de nueva planta y al parecer de carácter muy sólido, que finalizó su vida tras un incendio producido en 1794, época de la guerra de la Convención


La determinación del Concejo de construir una nueva Casa Consistorial parecía fuerte y para ello en junio de 1797 encargó el diseño de la nueva Casa Concejil al afamado arquitecto académico Alejo Miranda. Comenzadas las obras en 1805, la invasión napoleónica obligó al ayuntamiento a intervenir los recursos económicos de que disponía para la realización del proyecto, llevándole a un endeudamiento considerable. Una vez pasada la guerra, el concejo retomó en su integridad el antiguo diseño de Alejo Miranda, llamando para ello al arquitecto Pedro Manuel de Ugartemendía. Pero dadas las nuevas circunstancias, la propuesta inicial se antojaba demasiado costosa, por lo que se decidió suprimir de este proyecto original todo aquello que no fuese necesario “para su solidez y hermosura”.


Preocupado el consistorio por la situación de encontrarse sin edificio propio, en 1826 se apremiaba a Ugartemendía para presentar sus diseños y comenzar cuanto antes la construcción. En estos momentos las Juntas se celebraban en la propia casa del alcalde. Los planos de referencia llegaron en enero de 1827 y el edifico parece finalizado a falta de algunos retoques para 1831.La construcción del actual ayuntamiento de Ordizia obedece por tanto a esta doble autoría.


Se trata de un edificio de dos alturas, al que se accede por medio de unos amplios soportales o pórticos almohadillados, de sillería arenisca, crecidos intencionadamente para la estancia de gentes y el desarrollo de actividades comerciales, dada la importante tradición que en esta actividad muestra la localidad. El sistema compositivo desarrollado para estos soportales, obedece al de sala tetrástila, muy utilizado desde el mundo clásico. Se trata de un espacio cuadrado que tiene como puntos de apoyo cuatro columnas, dividiendo el espacio en nueve partes diferentes. Del proyecto inicial de Alejo Miranda se suprimieron para evitar gastos, unos sobresalientes pilastrones arrimados , las bóvedas interiores establecidas colocando un cielo raso en la parte superior, y las basas de las columnas dóricas pensadas en un principio que ahora arrancan directamente del suelo.


Posee una fachada representativa que da a la Plaza Mayor y otra fachada lateral que conecta con la estrecha calle de Goitia, mostrando esta perspectiva del ayuntamiento los dos distintos caracteres que corresponden al edificio municipal. Uno el propiamente concejil en su aspecto firme y sólido que obedece al bloque que se eleva sobre el arco lateral. Y otro a manera de casa particular que denota una mayor ligereza y sencillez. Ambos cuerpos están conectados bajo un techado común a cuatro aguas que cubre estas dos partes diferenciadas. El perímetro del resto del edificio se encuentra en conexión con otras edificaciones.


 La fachada principal nos muestra un amplio pórtico almohadillado de tres arcos, que da acceso al interior, sobre el que se elevan dos alturas. La planta noble que coincide con el Salón de Juntas, se expresa frontalmente mediante amplios vanos con recercos culminados con un dintel decorativo apoyado sobre pequeñas ménsulas. Este cuerpo central o planta noble, está unida mediante una balconada metálica compartida, apoyada en canecillos, dispuestos por encima de las arcadas. El piso alto tiene unas aperturas de menor tamaño, estando la ventana central casi oculta por el escudo de la localidad. El conjunto se cierra con un tejado del que sobresalen los canecillos, culminando el conjunto un potente reloj.


Al espacio interior se accede mediante unos escalones, donde se encuentra una libre y espaciosa caja que unifica las distintas estancias y corresponde al hueco de la escalera principal, cubierta de un techo abovedado iluminado por dos de sus caras. El salón de Juntas debería ponerse de doble armadura con materiales selectos a fin de sostener en un nivel exacto y sin pandeo el cielo o techo de dicho salón.


Salvo el tramo de escaleras y el Salón de plenos, parece que el resto de las dependencias, han sido utilizadas a lo largo del tiempo para usos variados; archivo, escuela, dependencias de la guardia civil…. cambiando en diversas ocasiones la configuración inicial.


En las memorias y reflexiones que Ugartemendía realiza sobre los planos presentados, parece que el aspecto económico ocupa un lugar destacado, realizándose una especie de simbiosis entre dicha circunstancia y ese clasicismo desornamentado tan propio del momento.


Con ocasión de las Juntas Generales de Guipúzcoa, que habían de celebrarse en Villafranca el año de 1865, se proyectaron nuevas obras de embellecimiento por el arquitecto Vicente Unanue, obras que han ido sucediéndose a lo largo del tiempo, destacando por su importancia las realizadas en 1904 a cargo de Antonio Unanue, la reforma de la Casa Consistorial llevada a cabo en noviembre de 1980 por el arquitecto técnico Andrés Oyarbide Antía y el acondicionamiento del salón de plenos por Pilar Amenabar en 1992.


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