DE ANDA ALANÍS, Enrique X., Candela 1910-1997. El dominio de los límites. Taschen. Colonia, 2009.
p.71 "En esta iglesia construida en un suburbio de Monterrey, la ciudad más importante de la región noroeste de México, Candela volvió a recurrir a la técnica de enfrentar figuras geométricas sin buscar su fusión mediante intersecciones. Fue la misma manera de proceder que en "La Virgen Milagrosa", donde los hypars de los costados de la nave son independientes y dan lugar al espacio de la misma mediante su aproximación. El espacio religioso en "San José Obrero" se concibió a partir del enfrentamiento de dos hypars gigantes (25x30 m en planta) de borde recto y asimétrico. El manto corto se eleva casi a 90 grados respecto a la horizontal y la cara vertical se relaciona con la del hypar opuesto mediante tensores de acero de 2.5 cm de diámetro. Precisamente en la base del plano vertical están los apoyos a tierra generados por las vigas del borde del manto vertical.
En esa estructura, la relación de tensiones y compensaciones de equilibrio es notable por su claridad. Cada hyoar visto de frente se mantiene en pie gracias a la existencia del otro l qeu está vinculado con fuerzas de tensión. Las delgadas barras de tracción permiten introducir amplias vidrieras policromadas, tanto en el borde como entre las alas. El acceso se encuentra frente al altar y ambos se sitúan bajo el encuentro vertical de los dos hypars.
La solución plastica y estructural dio como resultado un edificio con un perfil distinto a los yq realizados por Candela. la impresión de dos alas (cerca de 54 m de punta a punta de los hypars) que se levanan sobre la banda de vitrales, sin duda intentaban transmitir la sensación de ligereza por un desapego a la tierra. Sin embargo, la distribución de funciones en el interior no alcanza la perfección de toros casos; quizá el tema má evidente es el cambio de valores simbólicos que le da la luz. En el caso del Altillo, pro ejemplo, es muy claro al otorgar lamayor intensidad luminosa a la zona del altar, con lo cual se consigue elevar el nivel de dramatismo del presbiterio. En San José Obreso, el altar se mantien oscuro mientras la luz se concentra en los laterales de la navs. Cuando Buschiazzo reflexiinó sobre el edificio, ya se hacía la siguiente pregunta: "¿es válido o lógico acentuar con las formas o con la iluminación una zona central que no coincide con el arltar, foro principal de la liturgia?. ¿Realmente hay unidad entre la cocepción y la función?". No solamente la parte correspondiente al altar se resistió con la ubicación, también el acceso se vio limitado en escala, hasta el extremo de que se sitúa precisamente en el punto más deprimido del encuentro entre los dos hypars".