Inprimatu

Para el pueblo zafimaniry de Madagascar, la madera desempeña un papel crucial en todos los aspectos de la vida y la muerte; a su vez, la estructura y la construcción de sus ornamentadas casas de madera adquieren un importante papel social y simbólico. Existen unos 25.000 zafimaniry que viven en cerca de un centenar de pueblos y aldeas desperdigados por las tierras altas boscosas del sudeste de Madagascar. Los hombres que viven en estas extraordinarias casas son silvicultores, carpinteros y artesanos con un profundo conocimiento y destreza. No construyeron sólo casas y tumbas sino que también crean una gran diversidad de objetos cotidianos, como sillas de pelisandro, taburetes o vasijas, y arcones para la miel que venden para subsistir.


Todas están profusamente decoradas con motivos geométricos de fuerte carga simbólica y se remontan tanto a sus orígenes polinesios como a las influencias árabes de la cultura malgache. La madera que emplean procede de veinte especies distintas de árboles locales, cada uno de los cuales se utiliza para un tipo específico de construcción o función decorativa.


Para los zafimaniry, construir una casa y celebrar un matrimonio, son las dos caras de un mismo proceso. Cuando una pareja joven manifiesta a sus padres su deseo de unirse, el hombre construye una casa frágil y muy ligera con bambú blando y permeable. A medida que la relación se afianza, el bambú se sustituye por tablones de madera noble, un proceso al que denominan “colocación de los huesos”. Con el paso del tiempo, la casa se convierte en una estructura toda ella hecha de madera, completamente decorada, que pasará a ser una “casa sagrada” que heredarán los descendientes de la pareja.


La cultura zafimaniry esté en peligro. A pesar de la calidad de la artesanía poco es el dinero que llega a los artesanos y la falsificación está muy extendida. Además la deforestación de la región, empeorada por una agricultura de tala y quema, está agotando su materia prima. Los más jóvenes antes de formarse en la artesanía tradicional, prefieren ir a buscar trabajo a las ciudades. La UNESCO ha puesto en marcha un programa para proteger el entorno natural de los zafimaniry a la vez que sus técnicas tradicionales.


 


John MAY


 


 

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