La plaza de San Marcos de Venecia, fue pavimentada a fines del siglo XIII con ladrillos en patrón herringbone (diagonales alternantes) con líneas que permitían organizar el mercado y las muy frecuentes procesiones ceremoniales. Luego, en 1723, los ladrillos fueron reemplazados por un diseño geométrico más complejo compuesto por piedra volcánica oscura y patrones geométricos en piedra blanca, a cargo del arquitecto veneciano Andrea Tirali, oportunidad aprovechada para elevar la plaza aproximadamente en un metro.