Brunelleschi gana el concurso para la realización de la cúpula de Santa María del Fiore junto a Ghiberti. Proyecto que realizará en exclusiva el primero de ellos.
Giorgio Vasari pintó la cupula de Santa Maria de la Fiore entre los años 1568 - 1574, hasta su muerte, continuando su trabajo Federico Zuccaro hasta finalizarla en 1579.
Consiste en dos casquetes concéntricos, uno interior visible desde dentro de la catedral, alojado dentro de la cúpula exterior, más ancha y más alta. Para contrarrestar el empuje lateral reforzaría los muros anillándolos con zunchos de piedra, hierro y madera.
Como no se empleó cimbra, no se podían lanzar nervios por encima de la madera para crear una clave al uso, así que la cúpula se construyó avanzando hacia arriba en sentido espiral.
La cupulina que se ha encontrado era una especie de boceto para su obra, parte del proyecto pensado e ideado para la posterior construcción. Es como la maqueta de trabajo del arquitecto donde realizaba sus experimentos para la posterior construcción de la gran cúpula.
Brunelleschi desarrollo varios inventos para poder llevar subir el material hasta el punto de trabajo.
Sin estos artilugios sería imposible llevar a cabo el proyecto.
A lo largo de la Historia las cúpulas siempre han sido centro de grandes y ambiciosos proyectos.
El panteón de Agripa,l a Cúpula de Florencia y Basílica de san pedro.
La Fachada de la Catedral es neogótico en contraposición con su cúpula, simboliza el cambio de estilo que van sufriendo los monumentos con el paso del tiempo.
Dante y la Divina Comedia de Domenico di Michelino (1465).
Esta pintura es especialmente interesante porque nos muestra, aparte de las escenas de la Divina Comedia, una vista de Florencia en 1465, una Florencia que Dante mismo no hubiera podido ver en su tiempo.
La estatua ecuestre de Giovanni Acuto de Paolo Uccello (1436).
Este fresco, casi unicolor, fue transferido a tela en el siglo XIX, está pintado en terra verde, el color más cercano a la pátina del bronce.
La estatua ecuestre de Niccoló da Tolentino de Andrea del Castagno (1456).
Este fresco transferido a tela en el siglo XIX, en el mismo estilo que el original, está pintado en un color semejante al mármol. Sin embargo está decorado más ricamente y da una mayor impresión de movimiento