Págs. 453-469.“Alvar Aalto y las tendencias escandinavas”
El proceso descrito en el ultimo capítulo, mediante el cual las ideas de un poderoso prototipo se transformaron para afrontar diferentes situaciones, se repitió muchas veces a lo largo de los anos 1950 y 1960. Ligados a este modelo de difusión hubo intentos conscientes de combinar la arquitectura moderna con las tradiciones nacionales y regionales. La construcción moderna no creativa era insulsa y parecía representar la estridencia tecnológica y la anomia social. Había mucha distancia entre la fuerza poética de las mejores obras de entreguerras y los deprimentes conjuntos de viviendas, oficinas y escuelas que constituían el devaluado estilo internacional dominante en la década de 1950. Así pues, era necesaria, evidentemente, alguna clase de regeneración.
En la búsqueda de nuevas fuentes de inspiración e indicadores primordiales, las construcciones vernáculas rusticas volvieron a ponerse de moda; evocaban un mundo preindustrial más seguro en el que los hombres, las cosas y las fuerzas naturales parecían actuar al unísono; también señalaban claves para la adaptación a los entornos, climas y tradiciones locales, y proporcionaban posibles rectificaciones a las versiones endebles del Estilo Internacional. En muchas de las artes se apreciaba en este periodo un vago anhelo de encontrar arquetipos. Las teorias psicologicas universalizadoras y transculturales sobre el 'hombre' (derivadas de las ideas de Carl Jungpor ejemplo) convivían difícilmente con la búsqueda de la identidad regional que se abría paso con cuidado entre las posturas abiertamente nacionalistas. Ésta era una de las vías por las que una Europa arrasada por la guerra buscaba el equilibrio interno. Las reverberaciones fueron sentidas por artistas tan distintos como Le Corbusier y Aalto; y vieron la luz en los debates suscitados en torno a las mesas de conferencias y en las meditaciones del Team X .
Giedionbautizo este talante como el 'nuevo regionalismo'y se apresuro a señalar que no tenia nada en común con las ideologías del tipo 'sangre y tierra' de entreguerras, como las que habían llevado a un estilo neovernáculo bajo el nazismo. La idea era cruzar los principios de la construcción autóctona con los lenguajes del diseño moderno. Se debía valorar una ingenuidad deliberada, y la arquitectura moderna debía mostrar tanto un mayor respeto por las diferencias de clima como un sensible aprecio por el 'lugar'. En el peor de los casos esto podía desembocar en tibias imitaciones de las formas vernáculas; en el mejor, llevo a las casas Jaoulde Le Corbusier, o a las casas Kingode Jorn Utzon en Dinamarca (1956-1960 véase màs adelante)....
... En las casas Kingo (1956-1960),cerca de Elsinore, en Seelandia, proyecto un tipo en forma de L, en cuyo ángulo se insertaba un pequeño jardín; colocó este modelo de varias maneras distintas sobre la topografía para crear una jerarquía entre cada casa individual y la comunidad, y para aprovechar al máximo una gran variedad de respuestas a un emplazamiento situado sobre un terreno en suave pendiente. Las casas en hilera de Fredensborg(1962-1963) continuaban algo de este tema, pero creaban una variedad aun mayor de ritmos mediante una forma más compleja que incluía las torres. Los materiales eran simples ladrillos y tejas curvas, y el efecto era parecido a esos edificios vernáculos 'anónimos' tan estudiados en la época. El esquema general del proyecto de Birkehoj en Elsinore(1963) introducía otro modelo adicional que usaba elementos estandarizados, agrupándolos en torno a un 'remanso' vagamente definido, en el que el modelado de las plataformas de tierra contribuía a unir las partes y a conferir significado a los espacios intermedios. En este caso se pueden apreciar las persistentes deudas con Aalto y con las expresiones vernáculas de la comunidad, pero el estilo era propio de Utzon. Más aun, la disposición indica también leves paralelismos con algunas de las ideas que defendían Van Eyck, De Carloy otros por esa misma época aproximadamente.
Págs. 471- 489.“Disyunciones y discontinuidades en la Europa de los años 1950”
Aunque la búsqueda de un patrón en las tradiciones vernáculas campesinas fue un tema recurrente de la década de 1950, siguió varias direcciones distintas.
Un arquitecto como Van Eyck deseaba encontrar, al parecer, cierta dimensión “universal” del cobijo y la comunidad, y fue esto lo que finalmente le llevó a las aldeas del pueblo dogón en el norte de África.
Utzon también tenía interés en estas cualidades generales, pero era un “ecléctico” en el mejor sentido de la palabra, pues en un proyecto como las casas Kingo (o la Fredenborg, posteriores) fue capaz de unir tipos de patios similares procedentes de culturas distintas (el patio mediterráneo, el danés y la casa de labranza china). Pero hubo algunos casos, especialmente en el sur de Europa (y, podríamos añadir, en Turquía y Egipto), en los que se buscaban unas interpretaciones más “culturalmente específicas” de las formas rurales: concretamente en Grecia, Portugal y España.
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