Inprimatu
Almacenes Marshall Field Store

Marshall Field Store

  • 1885 - 1887
  •  
  • RICHARDSON, Henry Hobson
  •  
  • Chicago (Illinois)
  • Estados Unidos
imagenes/6923_1_36010025.jpg obras/25053_27.jpg imagenes/6918_1.jpg imagenes/6921_1_36010026.jpg imagenes/6917_1.jpg imagenes/6919_1.jpg

Si hoy en día estamos a medio camino entre los digital y lo material, este edificio desaparecido (como tantos otros de la Escuela de Chicago) se encuentra  también a medio camino, en este caso entre la era de la máquina y la era de la artesanía, entre lo utilitario y la representación simbólica, entre el industrialismo y las extensas tierras vírgenes del Oeste americano, llenas de materias primas.


-------


Un seguidor de Richardson que ocupa un lugar importante en la llamada Escuela de Chicago, como es Louis Sullivan,  define el edificio en los siguientes términos:


“Cuadrado y marrón, se alza, en sentido físico, como un monumento al comercio, al espíritu mercantil organizado, al poder y el progreso de la época, a la fortaleza y los recursos de la individualidad, y la fuerza del carácter; espiritualmente representa el indicador de una mente lo suficientemente grande y valerosa como para afrontar estas cosas, dominarlas, asimilarlas y ponerlas de nuevo en acción, marcadas con el sello de una personalidad grande y poderosa; artísticamente representa el discurso de alguien que sabe bien como escoger las palabras, que tiene algo que decir y lo dice: y lo dice como el desahogo de una mente copiosa, directa, amplia y sencilla.”


---


FRAMPTON Kenneth., “Adler y Sullivan: el Auditorium y el gran ascenso de 1886-1895” en Historia crítica de la  Arquitectura Moderna.Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 51-56. Los almacenes generales Marshall Field construidos en estilo neo-romántico por H.H. Richardson, comenzados en 1885 y completados un año después de la muerte de éste en 1887, fueron el punto de partida para los importantes logros de la sociedad arquitectónica constituida en Chicago por Adler y Sullivan. Henry Hobson Richardson, afrontó el problema de los edificios en altura con notables implicaciones estilísticas, claramente inspiradas en el románico. Con la sencilla monumentalidad de los grandes almacenes Marshall Field, de pesada mampostería, marca un nuevo rumbo en la arquitectura. El efecto que produce este edificio, con sus arcos y su ornamentación, se debe, más que nada, a la fuerza expresiva de los materiales utilizados en sus fachadas.


Con su ultima obra importante: los almacenes Marshall Field de Chicago, Richardson creara el primer prototipo de edificio comercial en Norteamerica. El edificio fue destruido en 1930 pero dejó una importante huella en la ciudad y en particular en la obra temprana de Louis Sullivan. Richardson acceptó el encargo de los almancenes Marshall Field en Abril 1885, elaborando con tal motivo un primer esquema rectangular con un gran patio central de luces. No obstante, pronto abandonara esta solucion y dibujara la planta definitiva en forma de U con una darsena de descarga en su centro a la que se accederia desde la calle Quincy. Ademas, segun su propuesta final de octubre de 1885, esta darsena estaria cubierta por un gran techo acristalado soportado por una estructura de hierro, finalmente no construido por sus sucesores Shepley, Rutan y Coolidge. El edificio es disenado con sotano y siete pisos, cada uno de los cuales estara dividido en tres secciones rectanculares por muros contraincendios en direccion norte-sur. Las diversas plantas, por lo demas abiertas, seran sostenida por una cuadricula de columnas, desde el sotano hasta el tercer piso de hierro protegido con terracotta, y desde la cuarta a la septima planta de madera de construccion pesada. Los paramentos exteriores seran en su totalidad de piedra sin pulir colocada en tiras por peticion expresa del promotor, el comercante Marshall Field. De acuerdo con su exigencia la planta baja se levantara con granito rojo de Missouri y las restantes con piedra arsenica parda de Longmeadow, con la particularidad de que las dimensiones de los sillares decrecerán a medida que los muros se elevenal igual que lo ocurrira con las dimensiones de las ventanas. Estas marcaran fuertemente la composicion general, de forma que el arquitecto se servira de ellas para singularizar el edificio. Asi, agrupara Richardson las ventanas de encima de la primera planta bajo grandes arcos de inspiracion románica, cuyo ritmo doblara luego, y cuadriplicara en los pisos mas altos. La inspiración para la fachada se obtiene de una amplia variedad de fuentes, antiguas y modernas.La fuente más frecuentemente citada para el exterior del edificio es el palazzo florentino del quattrocento, ya sea el Strozzi, el Medici-Ricardi o el Pitti. Tanto Field como Richardson habían visitado Florencia, y la ecuación del príncipe mercante moderno con los antepasados de los Medicis se ha hecho con demasiada frecuencia como para necesitar una explicación. La conexión es directa, pero no convincente. El palazzo Reinassance temprano está claramente dividido por cursos pronunciados de la correa en tres capas horizontales de aproximadamente la misma altura, la más baja de las cuales suele ser más cerrada y fuertemente rusticada. Esto produjo un tratamiento radicalmente diferente de la relación sólida y anómala y también una escala radicalmente diferente. Richardson ciertamente tenía en mente la imagen del palacio florentino, pero esencialmente modificó esa imagen al adaptarla a su program


---


CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 3ª edición en español. 1ª edición 1986  


Págs.33-51 .“La industrialización y la ciudad. El rascacielos como tipo y símbolo”


La principal aportación de Richardson a la arquitectura comercial norteamérica fue el almacén mayorista  Marshall Field, construido en Chicago entre 1885 y 1887. En él, las necesidades utilitarias de un gigantesco almacén de compras se sometieron a los riesgos de una planta simétrica y jerarquizada, y a una idea escultórica dominante. La construcción interior seguía la del típico edificio con ascensor -con columnas de fundición que sostenían los pisos y la cubierta, y las vigas de hierro forjado que ampliaban las luces estructurales-, pero el exterior estaba hecho con muros de carga de piedra arenisca que apoyaban en un tosco basamento de granito. El bloque en su conjunto se trataba como un único monolito en el que se recortaba una majestuosa hilera de arcos. La combinación de un armazón exterior de fábrica y ‘estantes’ interiores de forjados se expresaba hábilmente en los antepechos y líneas horizontales del sistema de fenestración. Dos tecnologías e ideas constructivas completamente diferentes (los arcos de piedra y la estructura metálica adintelada, un sistema viejo y otro nuevo) alcanzaban un punto de coexistencia y equilibrio en tensión. Luis  Sullivan describía el edificio en estos términos.


Cuadrado y marrón, se alza, en sentido físico, como un monumento al comercio, al espíritu mercantil organizado, al poder y el progreso de la época, a la fortaleza y los recursos de la individualidad, y la fuerza del carácter; espiritualmente representa el indicador de una mente lo suficientemente grande y valerosa como para afrontar estas cosas, dominarlas, asimilarlas y ponerlas de nuevo en acción, marcadas con el sello de una personalidad grande y poderosa; artísticamente representa el discurso de alguien que sabe bien como escoger las palabras, que tiene algo que decir y lo dice: y lo dice como el desahogo de una mente copiosa, directa, amplia y sencilla.


Richardson no sólo tenía algo que decir, sino que también tenía un lenguaje maduro con el que decirlo. El almacén Marshall Field se abría camino hacia la monumentalidad cívica en su escala de valores, al tiempo que se atenía a la rigurosa ‘objetividad’ de la construcción vernácula norteamericana; palaciego y señorial, evocaba, no obstante, la ‘vitalidad de la ciudad en alza’; estaba a medio camino entre la era de la máquina y la era de la artesanía; entre el mundo del industrialismo y esas extensas tierras vírgenes del oeste, llenas de materias primas, donde hacía poco Richardson había levantado el monumento Ames como un tosco montón de piedras para señalar el encuentro de las líneas férreas procedentes del este y el oeste. Pero si el edificio tenía en sí cierta grandiosidad continental, también estaba impregnado de un sentido clásico general; su antepasado decimonónico inmediato podría ser la biblioteca  Sainte-Geneviève, de Labrouste, pero su genealogía a más largo plaza incluía seguramente los palacios de piedra con textura marrón delquattrocento florentino (construidos para una clase mercantil anterior), por no decir el tipo básico del acueducto romano (viene a la mente el Pont du Gard). Richardson se hallaba en este caso en el filo de la navaja entre la forma utilitaria y la representación simbólica.

Igo