CAMPBELL James W.P., La biblioteca. Un patrimonio mundial. Edit. Nerea. San Sebastián, 2013.
pág.258-264. "En 1918 y gracias a varias generosas donaciones, la comisión responsable de la construcción de una biblioteca municipal en Estocolmo encargó a Gunnar Asplund (1885-1940) que viajara a Alemania, Inglaterra y Estados Unidos para redactar el pliego de condiciones de un concurso arquitectónico. El informe de Asplund impresionó tanto a la comisión que esta decidió prescindir del concurso y encomendar el proyecto directamente al arquitecto. Algunos componentes del diseño final se determinaron en una fase temprana del proceso. La planta fue cuadrada desde el principio y siempre incluyó una rotonda central. En el curso de sus viajes, Asplund había visto muchas bibliotecas planteadas en torno a un salón central y con estancias de lectura abyacentes, una disposición típica de la Alemania deciminónica que ya se había copiado en las bibliotecas universitarias de Minnesota y Michigan diseñadas por Albert Kahn. Lo más seguro es que Asplund visitara también la Biblioteca del Congreso y la sala de lectura circular del Museo Británico. En un principio su proyecto incluía una sala redonda rematada con cúpula, pero lo cierto es que su principal influencia no fueron otras bibliotecas de planta circular, sino la Nacional concebida por Boullée, con sus galerías escalonadas. Asplund dispuso este tipo de galerías artededor de los muros de la sala central, auque su sección escalonada pasa en buena medida desapercibida.
El proyecto sufrió varias remodelaciones. La primera versión incluía una cúpula con una gruesa cubierta. Habría sido un diseño espectacular, aunque no muy práctico. En cuanto se tuvo en cuenta la iluminación, Asplund cambió la cúpula por un tambor con ventanas a modo de claristorio que proyectaba una luz uniforme. La gran altura de este elemento confiere una presencia prominente al edificio dentro de la ciudad. El arquitecto es también responsable del aspecto más llamativo del diseño interior del edificio; la gran extensión del muro desnudo entre el extremo superior de las librerías y las ventanas. El exterior del tambor posee una destacada semejanza con varios proyectos del arquitecto neoclásico francés Claude Nicolas Ledoux (1736-1806) especialmente, con su Varrière de la Villette, uno de los edificios de aduanas diseñados para la ciudad de Paris entre 1780 y 1790 y en el que un volumen circular surge de una base de forma cuadrada. Pero mientras que la arquitectura de Ledoux presenta abundates ornamentos exteriores, el tambor de Asplund, de una sobriedad impactante, aparece cubierto de un simple enlucido con una sencilla cornisa de piedra.
El visitante accede por unas puertas de enorme tamaño cuyos picaportes originales incorporaban las figuras de Adán y Eva ofreciendo el fruto del árbol de la sabiduría. Los muros de piedra negra del vestíbulo de acceso contienen relieves con escenas de la Iliada de Homero. Seguidamente, un tramo recto de escaleras conduce al centro de la rotonda, que funciona más como una zona de recepción que como sala de lectura. Resulta notable el cuidado puesto en muchos elementos aparentemente insignificantes, como las lámparas, las fuentes de agua, los picaportes de las puertas y los pasamanos. Todos ellos destilan una inspiración clásica sin ser verdaderamente clásicos.
La Biblioteca Publica de Estocolmo sigue teniendo un aspecto moderno y seguramente fue un edificio rompedor cuando se completó en 1928. Sin embargo para entonces Asplund, ya se había incorporado al Movimiento Moderno, de modo que esta biblioteca es el último de sus edificios que responde a las pautas del clasicismo nórdico. Sus construcciones modernas retendrían algunos de los rasgos de proyectos anteriores, aunque comparadas con estos últimos resultan insípidas. La Biblioteca Municipal de Estocolmo, su obra maestra, ejercería una influencia duradera en el diseño bibliotecario."
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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.
Págs.287-303.“La continuidad de las antiguas tradiciones”
En este aspecto podía compararse con la iglesia de San Antonio en Basilea (1926), de Karl Moser, que también disponía de una estructura moderna de hormigón armado, pero que se aferraba a elementos de otro sistema constructivo (como el profundo casetonado clásico de las bóvedas) que parecían gratuitos, incluso fuera de lugar.
Como se indicó en el capítulo 8, varias corrientes del clasicismo estuvieron activas en las dos primeras décadas del siglo XX, incluidas las que contribuyeron a la formación de la arquitectura moderna. En las décadas de 1920 y 1930 el clasicismo no desapareció, sino que adoptó muchos aspectos nuevos, desde el más literal al más abstracto,dentro y fuera del movimiento moderno. En relación con esto, es instructivo examinar la obra del arquitecto sueco Erik Gunnar Asplund, cuya capilla del cementerio del Bosque (1918-1920; figura 164) proporciona otro ejemplo más de la interpretación inventiva de los tipos clásicos.
La Biblioteca Pública de Estocolmo (1920-1928), también de Asplund, se inspiraba en un grupo de temas derivados del neoclasicismo y de la tradición decimonónica del diseño de bibliotecas. La sala de lectura se disponía sobre una planta redonda y se manifestaba como un cilindro centralizado que asomaba a través de una caja rectangular: una fórmula con numerosos antecedentes, incluido, en última instancia, el vocabulario geométrico desnudo del arquitecto francés del siglo XVIII Claude-Nicolas Ledoux (por ejemplo, en la barrière o fielato de La Villette, 1784-1789). Si Asplund hubiese sido un arquitecto menor, puede que hubiera creado un mero pastiche; pero ocurrió que formas anteriores con sus propias intenciones y metáforas expresivas. Incluso puede que su vocabulario estuviese parcialmente inspirado en la imaginería fisiológica: en el caso de la biblioteca, la sección original emergía de una especie de cráneo reconvertido, una idea presumiblemente el arquitecto consideraba apropiada para una cámara dedicada a la lectura, el pensamiento y la rememoración, Asimismo, el uso de estas formas sobrias y comedidas puede verse en el contexto de una reacción general en contra del medievalismo del romanticismo nacional, una vuelta a los valores más 'universales' de la Ilustración y un intento de cristalizar un espíritu socialdemócrata. Nada podía estar tan alejado de la retórica imperialista de la Nueva Delhi de Lutyens, aunque ambos arquitectos bebían de la misma reserva de las fuentes clásicas. Asplund llegaría a asimilar los usos del Estilo Internacional en la Exposición de Estocolmo de 1930, para luego fusionarlos con los esquemas subyacentes del clasicismo en sus espléndidas obras de la década siguiente.
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FRAMPTON.K., "La arquitectura y el Estado: Ideología y representación 1914-43" en História crítica de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1989
p- 214. "La acusación ideológica aplicada a la arquitectura oficial durante este período, y el clásico, por no decir Beaux-Arts, trasfondo de la mayoría de los arquitectos implicados, sirvió para aislar toda evolución desde las progresivas aspiraciones del Movimiento Moderno, y en la mayoría de los casos este aislamiento pareció ser deseado conscientemente. El edificio del parlamento finlandés, de Sirën, erigido en Helsinki para el nuevo estado independiente 1926-31, estableció la norma neoclásica de la Nueva Tradición. Su Riksolaghsus, brillantemente planificado surgió directamente del revival neoclásico escandinavo, y como tal estuvo estrechamente relacionado con la Biblioteca Pública de Estocolmo, obra de Asplund en 1920-28. Sin embargo la obra de Sirën parece casi teatral si se la compara con la de Asplund: su peristilo poco profundo no es más que un relieve escenográfico en un edificio densamente organizado y cuyo volumen estrictamente estereométrico hubiera permanecido de otro modo sin ninguna inflexión."
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MONTANER Josep Maria., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . Gustavo Gili. Barcelona, 2002.
págs.115-140. “Tipo y estructura. Eclosión y crisis del concepto de tipología arquitectónica”
Dentro de una voluntad a la vez clasificatoria, interpretativa y crítica, en el terreno de la arquitectura destacan las aportaciones de Colin Rowe, Steven Kent Peterson y Carlos Eduardo Comas. Si la esencia de la arquitectura radica en sus cualidades espaciales, el análisis arquitectónico debe tender a desvelar las estructuras ocultas que configuran y articulan cada edificio. Colin Rowe, inspirándose en Vincent Scully, ha establecido la diferencia clave entre edificios megarón-con espacios en altura definidos por los muros, como la casa Citrohan de Le Corbusier-, y edificios sandwich -conformados especialmente por los planos horizontales, como la mayor parte de los pabellones de Mies van der Rohe. Steven Kent Peterson ha delimitado el concepto vanguardista de "antiespacio", frente al concepto de espacio cerrado tradicional. El análisis ejemplar que Comas ha realizado del Ministerio de Educación y Sanidad en Río de Janeiro se basa en criterios de percepción del espacio según re-corridos, disposiciones de masas y vacíos, simetría y lateralidad, visión frontal o punto de vista múltiple con aproximaciones en diagonal, volúmenes sólidos y porosidad, prototipo o monumento, modernidad y pervivencia de los conceptos y espacios académicos.
En este terreno es evidente que existe una relación entre estructura espacial y sociedad. Por ejemplo, bibliotecas como la propuesta por Etienne-Louis Boullée(1784) -con un monumental espacio lineal único, donde la bóveda de cañón representa el firmamento y en la que los larguísimos muros están configurados por libros -o como la Biblioteca Pública de Estocolmo (1918-1927) proyectada por Erick Gunnar Asplund -con un gran espacio central de forma cilíndrica— obedecen a una época basada en una visión unitaria del mundo. En cambio, las bibliotecas de Alvar Aalto en Seinajoki (1963-1965) y en Rovaniemi (1963-1968), la Biblioteca Estatal de Berlín (1967) de Hans Scharoun, la. Biblioteca Municipal de Münster (1987-1993) de Peter Wilson y Julia Bolles y el proyecto de Biblioteca de Francia en París de Rem Koolhaas (1989) señalan el recorrido hacia una sociedad contemporánea fragmentada y diversificada que reconoce que a cada persona y actividad se le debe ofrecer un lugar específico. De hecho, de la caja homogénea y sólida de la arquitectura clásica -como el Petit Trianon en Versallesde J.A. Gabriel -la arquitectura moderna pasa a poner énfasis en el valor plástico de los elementos, en una composición que articula dinámicamente fragmentos.
Museos como la Glyptoteca de Münich (1815-1830), proyectada por Leo von Klenze, responden a una concepción unitaria, con un discurso museográfico neoclasicista y una estructura clara y simétrica en torno a un patio. En cambio, el Museo de Arte Moderno en Frankfurt (1982-1991) de Hans Hollein constituye un modelo de espacio museográfico posmoderno, con estructura laberíntica, multitud de recorridos posibles y establecimiento de espacios singulares y específicos. También los museos mediáticos han puesto en evidencia esta relación entre estructura espacial y contemporaneidad. Todo ello es una muestra de cómo el nuevo mundo de la luz artificial ha creado tipologías como los cines, los edificios masa o los museos mediáticos.
Esta relación entre estructura espacial y sociedad fue muy evidente en dos manifiestos de la arquitectura moderna. La planta libre y flexible, la fachada transparente, la estructura vista, la indiferenciación, uniformidad e igualdad características del antiespacio del movimiento moderno quería ser el equivalente de una sociedad moderna, igualitaria, basada en la ética de la sinceridad, la justicia y la economía, expresión de la imagen científica de una naturaleza libre.
Una interpretación de este tipo permite establecer que una buena parte de la arquitectura -desde Boullée y Claude Nicolás Ledoux hasta Louis Kahn y Aldo Rossi, pasando por Le Corbusier— se ha basado en una composición hecha de volúmenes autónomos bajo la luz, yuxtapuestos, o articulados, pero no maclado, interpenetrados o deconstruidos. En cambio, a partir de embriones como los espacios de Anselm Kiefer, de los Merzde Kurt Schwitters o de los referentes organicistas, autores como Alvar Aalto, Frank Gehry, la Coop Himmelblau, Zaha Hadid, Bolles/Wilson o Steven Hall han desarrollado obras dinámicas, en las que ningún volumen es independiente, sino que su materia es viscosa y orgánica. Los cuerpos del edificio se desplazan, se giran, se comprimen con tensión y torsión, se maclan, expanden, desgarran o derriban.
Pensar la arquitectura desde los conceptos de tipo y estructura nos permite establecer comparaciones sincrónicas. Se puede comprobar cómo el modelo del Panteón de Roma sigue vigente en la arquitectura moderna. El espacio simétrico, axial, puro, transparente, rítmico y sereno del atrio del Panteón se reproduce en la base del Seagram Building (1954-1958) de Mies van der Rohe. En su vestíbulo de paramentos acristalados y simétricos volúmenes lisos recubiertos de travertino, el prisma del edificio de oficinas atesora un espacio áulico como el atrio del Panteón. De la misma manera que el Museo Guggenheim de Nueva York (1943-1959) de Frank Lloyd Wrightse conforma como un espacio interior, puro y unitario, como el del Panteón, dinamizado ahora por el espacio-tiempo introducido por la visión dinámica, desde las rampas, dentro de un cascarón organicista.
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PEEL Lucy, POWELL Polly, GARRET Alexander., “Arquitectura estatal” en Introducción a la Arquitectura del siglo XX. CEAC. Barcelona, 1990.
Págs.66-69. "La elección de un modelo clásico que surgió a principios del siglo XX no era un lenguaje exclusivo de regímenes totalitarios. En Escandinavia los elegantes cuarteles de la policía con columnata de Hack Kampmann, en Copenhague acabados en 1924, eran de la serie de edificios que ofrecían la evidencia de un sentimiento clásico persistente. La City Library en Estocolmo, cuatro años más tarde, de Gunnar Asplund, y el Parliament Building en Helsinki (1926) de J.S. Sirén, eran característicos de un clasicismo simplificado o “rebajado” que intentaba algunos detalles modernistas. En el edificio de Asplund, por ejemplo, el tejado de la cúpula de los planos originales fue sustituido por un tajado plano en forma de tambor cilíndrico."
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TRACHTENBERG, Marvin, HYMAN, Isabelle., Arquitectura. De la Prehistoria a la Postmodernidad.Akal. Madrid, 1990.
pág.687. "El Tradicionalismo Moderno no está en modo alguno restringido a Nueva York o al rascacielos, sino que era una estrategia con variaciones infinitas. Otro ejemplo ilustra la variedad y potencial de este enfoque. Justo antes de que se convirtiera en uno de los principales modernistas puros escandinavos, el arquitecto sueco Gunnar Asplund construyó la Biblioteca de la Ciudad de Estocolmo (1920-1928), un edificio que, con su base cúbica más el diseño de cilindro, depente fuertemente de las tradiciones del Neoclasicismo. Asplund provee un enorme marco de puerta clásico que penetra en el muro creando una entrada pública acogedora; pequeñas ventanas del piso bajo que significaban estanterías con servicio arriba; y el cilindro, por supuesto, de la sala de lectura. Sin embargo, a pesar de su neoclasicismo inspirado, la biblioteca tiene un aura modernista, que se reconoce por sus volúmenes expansivos envueltos por delgados planos murales y por la ausencia de detalles (excepto para separar plantas y marcar la entrada)
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