Inprimatu
FACHADA PRINCIPAL

Hôtel Tassel

Casa Tassel
  • 1892 - 1895
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  • HORTA, Victor
  • DELHAYE, Jean Restauración   1982 - 1985
    En 1976 fue comprado por Jean Delhaye, que había trabajado para Horta antes de la Segunda Guerra Mundial, y fue restaurada la casa a su condición original. Los famosos murales tuvieron que ser pintados, la carpintería reemplazada y reconstruidas las vidrieras de la sala de fumadores. Su intención fue la de llevar a cabo una reforma interior para devolverle su esplendor original.
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  • Bruselas
  • Bélgica
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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura contemporánea. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


p.285 Todos los historiadores están de acuerdo en afirmar que el movimiento europeo para la renovación de las artes aplicadas nace en Bélgica, antes que en cualquier otro lugar entre 1892 y 1894 y, que nace ex abrupto con la casa Tassel de Horta en Bruselas, la decoración de Van de Velde para su casa en Uccle y los primeros mueves Surrier Bovy proyectados según criterios originales. Estas obras parecen independientes de cualquier precedente, y los elementos del nuevo estilo, que será llamado Art Nouveau, aparecen en ellas ya perfecta y coherentemente elaborados.


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 COLQUHOUN A., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili. Barcelona, 2005.


pág.19-20 ... Pero en 1893, ya con más de 30 años, proyectó una casa particular de llamativa originalidad para Emile Tassel, catedrático de geometría descriptiva de la Université Libre de Bruselas y miembro de la masonería. Esta fue la primera de una serie de casas que Horta construyó para personajes de la élite profesional belga, y en las que combinó el principio de la estructura metálica vista, formulado por Viollet-le-Duc, con motivos ornamentales derivados de las artes decorativas francesas e inglesas....


Les hôtels Tassel, Solvay y Van Eetvelde, proyectados entre 1892 y 1895, presentan un ingenioso abanico de soluciones para los típicos solares estrechos de Bruselas. En todos ellos, la planta está dividida hacia el interior en tres partes de las cuales la central contiene una escalera con iluminación cenital que se convierte en el centro visual y social de la casa. En todas ellas, el piano nóbile consiste en una secuencia de salas de recepción e invernaderos con una fluidez espacial que se acentúa mediante el abundante uso de vidrios y espejos, lo que en parte recuerda los vestíbulos teatrales construidos en Bruselas durante la década de 1889 por Alban Chambon (1847-1928). Las casas estaban pensadas para la exhibición social. En sus memorias, Horta describía la mansion Solvay como "una vivienda como cualquiera otra... pero con un interior caracterizado por una estructura metálica vista y una serie de pantallas de vidrio que ofrecían una perspectiva ampliada... para las recepciones nocturnas". Pero esta descripción no da una idea del lenguaje sensual e intimista en el que se encarnaba esa función social, que corría un velo sobre lo "arquitectónico-real" y disolvía la estructura en la ornamentación. Se creaba así un mundo imaginario, mitad mineral y mitad vegetal, con un aire de irrealidad intensificado por la luz intemporal y subacuática que caía filtrada desde la cubierta. 


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CURTIS William. J., La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs.55 ... Lo siguiente que tenemos es el hôtel o maison Tassel, de 1892-1893, una obra que muestra una absoluta seguridad, extraordinaria por su síntesis de arquitectura y artes decorativas, y por su formulación de unos nuevos principios formales.


Estos principios no eran evidentes en la fachada- algo desnuda, con un volumen central curvado, un uso contenido de la fábrica de piedra y la discreta introducción de una viga de hierro a la vista,- sino en el amplio espacio de la caja de escaleras. Las principales innovaciones residían en la expresión sincera de la estructura metálica y la ornamentación a modo de zarcillos que se transformaban gradualmente en las figuras vegetales de las barandillas, los papeles pintados de las paredes y los mosaicos del suelo. El énfasis en el uso directo de un material moderno  incluso la inspiración en las formas naturales para los ornamentos metálicos recuerdan los experimentos en hierro de Viollet-le-Duc, mientras que la expresión de los efectos de crecimiento y tensión traen a la mente el interés coetáneo por la empatía y la fascinación por las analogías orgánicas. Evidentemente, Horta conocía los diseños de papeles pintados de C.F.A. Voysey y quizás incluso The Grammar of Ornament (1856) de Owen Jones; en todo caso, debe haber sentido un gran aprecio por las formas naturales, combinado con una frescura y un exotismo deliberados. De este modo, la primera formulación madura del nuevo estilo era una síntesis de la inspiración formal de las Ars and Crafts inglesas del énfasis estructural del racionalismo francés, y de las figuras y estructuras abstraídas de la naturaleza.


Horta amplió su estudio en otros cuatro proyectos para mansiones urbanas en Bruselas durante la década de 1890. Estas casas evocan sutilmente un mundo introspectivo, creando escenarios para una clientela fin de siglo, urbana y acomodada que podía permitirse el capricho de unos gustos exóticos y un delicado esteticismo. Los instrumentos para crear este ambiente eran las espaciosas cajas de escaleras y las largas vistas interiores a través de los comedores y hacia los invernaderos, los ricos contrastes de las vidrieras de colores, los tejidos de seda, el oro, el bronce y metal a la vista; y las formas vegetales de un carácter vagamente decadente. Sin embargo los edificios de Horta nunca cayeron en la mera teatralidad; había siempre un tenso orden formal subyacente; y la secuencia de los espacios desde los vestíbulos, a través de las escaleras y sobre las galerías estaba estrechamente orquestada.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Págs.64-73 "El racionalismo estructural y la influencia de Viollet-le Duc; Gaudí, Horta, Guimard y Berlage, 1880-1910 “ 


A pesar de estas exhortaciones, se requirió tiempo para que se materializara un estilo convincente, y en Bélgica no se consiguió nada importante hasta 1892, cuando Victor Hortainició su carrera madura con la construcción del Hôtel Tassel en Bruselas. En esta casa rural de tres plantas, fachada estrecha y una azotea mas bien tradicional, Horta llegó más allá de los logros de sus primeros tiempos, para convertirse en uno de los primeros arquitectos que hicieron uso abundante del hierro en la arquitectura doméstica. Trataba el hierro como si fuese un filamento orgánico insinuado en la obra para subvertir la inercia de la piedra. A diferencia de las obras de Eiffel y Contamin, que él debió ver en la Exposición de Paris de 1889, la imagen más influyente detrás del peculiar estilo “de cintería” de Horta fue la obra gráfica contemporánea del artista holandés-indonesio Jan Toorop. Esta conexión subraya la importancia de la pintura en el Art Nouveau belga. Toorop era miembro de aquel influyente grupo postimpresionista llamado Les XX, cuya posterior reforma como La libre esthétique desempeñaría un papel clave en la diseminación de los objetivos y principios del movimiento inglés Arts & Crafts.


En la planificación abierta del Hôtel Tassel, Horta explotó la forma del hotel parisiense del siglo XVIII. El vestíbulo octogonal de la planta baja se alzaba a través de una semipantalla hacia el jardín, y al mismo tiempo se expandía lateralmente en un espacio abyacente cubierto por la superestructura de hierro. Las columnas libres de este espacio, embellecidas con zarcillos de hierro, repetían formas serpentinas similares en todo el resto de la obra metálica. Desde las balaustradas hasta los apliques de las luces predomina la misma estética, una exuberancia lineal que se ve delicadamente remedada en el mosaico del suelo y el acabado de las paredes, así como en los paneles de vidrio de color de la puerta del salón. Sin embargo, a pesar de toda esta florida profusión, los principales volúmenes quedan templados por el uso de molduras rococó, que sirven para relacionar, los elementos más exóticos con la tradición recibida de Luis XIV. Se logra un equilibrio similar en el exterior, donde los elementos dúctiles en la armadura interna hallan su discreta expresión. En una fachada por otra parte clásica, las esquinas de piedra de una ventana mirador de hierro están forjadas de tal manera que implican el impulso de la estructura metálica interior.


Durante la siguiente década, Horta continuó este diálogo entre la flexibilidad del hierro y el carácter macizo de la piedra en otras mansiones de la ciudad de Bruselas, entre ellas las residencias para el químico Solvay, y el industrial Van Eetvelde, así como su propia casa y estudio en la rue Américaine, todas ellas construidas antes de 1900. Todas fueron elaboraciones parciales de la sintaxis del Hötel Tassel y sin embargo, ninguna de ellas, salvo el Hötel Solvay, igualó la simplicidad y el aspecto impresionante del primero.


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FUSCO Renato de .,  Historia de la arquitectura Contemporánea. Ed. Celeste. Madrid,1992. 


Págs.131-134.“El Art Nouveau” 


El primer edificio que refleja el código-estilo del Art Nouveau fue esta casa unifamiliar construida en Bruselas por Victor Horta en 1893. Se inserta en un solar estrecho y profundo, entre medianeras ciegas, de manera que recibe luces solo por los lados más cortos. Para iluminar los ambientes interiores estaba previsto un pequeño recinto de igual forma y dimensiones que el vacío que alberga la escalera principal, iluminada por un gran lucernario y que da lugar a un  segundo patio de luces. La estructura es de esqueleto metálico, totalmente visible en el interior, mientras que en la fachada se pone en manifiesto solamente en la parte central acristalada. La distribución de la casa se  realiza en dos sectores: el servido por la escalera principal, que relaciona el vestíbulo con los dos grandes ambientes superiores con vistas sobre la calle, y el del lado del jardín, servido por una escalera secundaria. El salón, perteneciente a este segundo sector del edificio, tiene una cota superior a la del vestíbulo de entrada, de forma que se obtiene una dinámica del espacio interior que contrasta con la superficie estrecha de la parcela.


El alzado principal repite, como elemento dominante, el bow-window de las casas contiguas. Sin embargo se diferencia sensiblemente de los otros por su desarrollo curvilíneo que, en dos de los tres pisos de la casa, enlaza con los paños laterales del alzado. Este cuerpo central presenta en el primer piso una serie de ventanas separadas por dos pequeñas columnas de piedra y, en el segundo, balcones altos de forjado a forjado, ligeramente retranqueados y protegidos con una barandilla de hierro. En el tercer piso el bow-window se convierte en una terraza, continuando las tres aberturas, pero ahora en el plano de la pared. Están presentes en la fachada muchos elementos poco corrientes, como las superficies onduladas, las platabandas metálicas vistas, el curioso diseño de la balaustrada, etc. Sin embargo, se han empleado con tal medida que el papel dominante del edificio corre todavía a cargo de los tradicionales sillares de piedra. En el interior se manifiesta más claramente la afirmación de la nueva tendencia figurativa. Un nuevo sentido unitario liga los elementos estructurales a los visuales, en particular, en la escalera principal, que presenta completamente a la vista todo su armazón metálico. De ella se desgajan molduras curvilíneas de hierro para formar barandillas y motivos decorativos; a estos elementos, que determinan con su desarrollo sinuoso una definición muy particular del espacio, corresponden formas análogas trazadas sobre los planos, como el diseño de las vidrieras y de los mosaicos de los pavimentos. Así pues, la articulación cóncavo-convexa propia del gusto del Art Nouveau está presente tanto en el volumen de la escalera y, por tanto, en el vacío del espacio, como en las líneas que la estructuran y también en los puntos del serpenteante mosaico del suelo.


La casa Tassel se considera como la primera obra moderna completamente libre de derivaciones historicistas; como la primera realización arquitectónica donde adquieren un significado expresivo las exigencias constructivas de la nueva técnica del hierro, y como el primer edificio que inspirándose en el código-estilo del Art Nouveau fue un gran promotor de “mensajes”. Ha de mencionarse, en fin, una característica de esta obra ya subrayada por la crítica de la época: su perfecta adaptación al propietario, el señor Tassel, profesor de geometría descriptiva en la Universidad de Bruselas y colaborador del estudio de la firma Solvay. Refiriéndose a este hôtel particulier se ha escrito que albergaba del modo más perfecto inimaginable al hombre para el que fue construido, de la misma forma en que “la concha del mejillón alberga al mejillón”. Como puede verse, la cultura de gusto figurativo del Einfühlung se convierte también en razón de ser funcional.


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GIEDION, S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


  p. 308. Hacia la sinceridad en la arquitectura. Bélgica centro de arte contemporáneo 1880-90. La contribución de Victor Horta. Teniendo en cuenta lo que Bruselas representó para la nueva corriente de arte, no sorprendera el que la primera residencia de construcción realmente atrevida del continente se hubiese construido allí. Era la casa de Victor Horta el nº 12 de la calle Turín. Terminada en 1893, antes de que apareciera signo alguno de una nueva arquitectura europea, la casa de Horta marcó una nueva orientación en lo referente a la concepción de la vivienda. Desde aquel momento en adelante se iban a aplicar a la arquitectura nuevos principios artísticos, y las nuevas necesidades humanas influirían a su vez en la materia de proyectar una vivienda. De un modo repentino este proyecto de Horta desperezó, a la arquitectura continental, del estado letárgico en que se hallaba sumida.


La casa nº 12 de la calle Turín está construida en Bruselas, junto a un grupo de otras fincas de estilo convencional. Puesto que tuvo que sujetarse a las mismas condiciones, es similar a ellas por lo que refiere a su profundidad y estrechez; tienen unos siete metros en total de fachada. La planta no obstante, construida dentro de estas proporciones predeterminadas, es absolutamente original. Es la típica casa de Bruselas, me dice Horta, la extensión total de la planta es visible desde la entrada. Horta evitó este efecto produciendo en el suelo tres diferentes niveles. Así pues, la sala, es medio piso más alta que la entrada por donde se pasa antes de llegar allí. Las diferencias de nivel son sólo uno de los inventos que Horta introdujo para dar una nueva flexibilidad a la planta. Excavó, podríamos decir, el cuerpo macizo de la casa introduciendo como pozos de luz que proporcionaron nuevas e inusitadas fuentes de iluminación a un edificio con fachada tan reducida. Las fotografías nos revelan las sorprendentes relaciones mutuas que se producen entre estos diferentes niveles. Y todo ello fue obtenido con los más modestos medios imaginables.


 La casa Horta fue pronto famosa en todos los círculos europeos interesados en restablecer la vitalidad de la arquitectura, siendo principalmente admirada por dos motivos; su perfecta adaptación al gusto del propietario (el señor Tassel), y su independencia de cualquier traza de estilo histórico. Cinco años después de haberse construido, el crítico americano Ludovico Hewesi publicó un artículo que mostraba la importancia atribuida por los contemporáneos a la obra de Horta. “Vive ahora en Bruselas en 1898, el más inspirado de los arquitectos modernos Victor Horta…Su fama data precisamente de seis años atrás, y es debida a su proyecto para residencia del señor Tassel, en la calle Turín. Esta es la primera de aquellas famosas residencias modernas que parecen estar hechas a la medida de los dueños, al igual que una de aquellas piezas de abrigo cortadas a la perfección. Se adapta a las necesidades del hombre para el que ha sido construida, de la mejor manera imaginable – tan perfectamente como la concha del molusco alberga a este animal-. Ella es extremadamente sencilla y lógica… completamente nueva, y seguramente no menos deliciosa. Pero conviene hacer notar que no hay en ella la más mínima reminiscencia de ninguno de los estilos históricos…. No hay detalle alguno que tenga su origen en nada de lo existente. Fascina la pureza de sus líneas, curvas y superficies… y es de estilo personalísimo, como si Horta, en lugar de dibujar sencillamente las partes, las hubiera transferido a sus ejecutores modeladas ya de antemano”.


 John Nash, en el salón del pabellón real de Brighton (1818), despreocupadamente habia hecho uso de adornadas columnas y armaduras de hierro fundido que entraron para su construcción. Nadie, antes de Horta, se había atrevido a seguir este ejemplo y permitir que tales estructuras se introdujeran en el interior de la casa particular.


 En la casa de Horta, la escalera deja claramente al descubierto columnas, pilares y vigas que cautivan la vista por su forma y ornamentación. La sala es todavía más notable en este concepto: una sección en I del soporte aparece repetidas veces, sin intento alguno de que quede disimulada.


 El que visita este edificio recibe la primera impresión del interior desde la columna de hierro fundido que se eleva sobre la zona del nivel superior de la planta, cerca de la escalera. Caulículos en hierro curvado salen fuera del capitel, en forma de vaso. Sus formas son, en parte,  como las de las plantas primitivas, y en parte creaciones al arbitrio del autor. Sus líneas van siguiendo libremente por las suaves superficies de las paredes y bóvedas y en los mosaicos del pavimento, formando un torbellino de formas curvilíneas.


 La casa de la calle Turín marca la primera aparición del Art Nouveau en al campo de la arquitectura. Es por esta razón – no meramente por las cualidades que Hewesi admiró en ella-  que ha encontrado un lugar en todas las historias del arte. En la casa de Horta, los ideales del Art Nouveau se aplicaron por vez primera a la arquitectura en toda su plenitud. No existen, en arquitectura, ejemplos más antiguos de este estilo de transición. Ciertamente su mejor representante, Aubrey Beardsley, no alcanzó su propio lenguaje artístico hasta 1893, fecha de que data la residencia de la calle Turín.


 En la casa de Horta aparece de manera patente el punto de partida del Art Nouveau; es una construcción en hierro. ¿No son estas líneas acaso, las formas de pendientes y bucles, y los rosetones que encontramos debajo de las cubiertas de tantas estaciones ferroviarias belgas?. Sólo que aquí han sido despojadas de su ropaje gótico o renacentista.


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 TRACHTENBERG & HYMAN,. Arquitectura. De la Prehistoria a la Postmodernidad. Edit. Akal. Madrid, 1990.


 Pág. 629-630. "En arquitectura la fase de fantasía biomórfica del Art Nouveau, tuvo tres centros principales Paris y Nancy y Barcelona, a través de los que el estilo se extendió y desarrolló en más o menos ese orden. Se está generalmente de  acuerdo en que Victor Horta, que trabajó en Bruselas desde 1892, fue el primer arquitecto que se interesó por la moda de una manera significativa. Como se ve en el vestíbulo de entrada de la obra más importante de Horta, la casa Tassel, en el número 6 de la rue Paul Emile Janson (anteriormente, rue de Turin) de 1892-3, el hierro forjado fue su medio principal para trasladar a las tres dimensiones de la arquitectura lo que se había originado en las artes decorativas como diseños de dos dimensiones de tinta, tintura o pintura en pared y tejidos. La avidez de hierro fundido de principios y mediados del siglo XIX explotó su capacidad de reproducir el detalle historicista de las fachadas, pero lo que le atrajo a Horta fue la ductilidad del hierro forjado – su capacidad para estirarse en curvas largas, sinousas y biomórficas de fuerza y vitalidad primaveral. Viollet-le-Duc parece ser quien inadvertidamente estimuló el uso del hierro en el Art Nouveau. Varias de sus láminas ilustran como los diseños de follaje medievales en piedra podían convertirse en decoración férrea.


 En la Tassel House, el trabajo de hierro sirvió como el primer medio para organizar y animar el espacio. A su alrededor, los mosaicos del suelo y paredes y techos pintados, tomaron diseños latigados que, junto con las superficies curvadas de paredes, escaleras y techos dieron al interior la típica impresión flotante del Art Nouveau. La curvilinealidad del estilo puede recordar en un principio a los interiores Rococó del siglo XVIII, pero mientras el Rococó basado en el clásico era intrincado, dorado y los limites del artificio, el interior de Bruselas tenía amplitud, transparencia y flujo asimétrico. Aún más, aunque las líneas Rococó estaban llenas de vitalidad, las curvas de Horta en forma de látigo eran mucho más naturalistas y parecían tallos enroscados de verdad que habían brotado del suelo sobrecargado en una primavera milagrosa.


 Horta transformó la arquitectura en una semblanza de la vida natural y el crecimiento y disolvió la “caja” en una configuración meliflua. Pero por mucho que las paredes de Horta estén enlazadas, sobrepasadas de decoración y penetradas con aberturas curvilíneas, siguen siendo paredes. En otras palabras, la “caja” se retorció o fundió en una forma novedosa y biomórfica, pero permaneció intacta; en realidad, mucho del poder de la arquitectura de Horta proviene de esa lucha entre es extasis geométrico tradicional y las fuerzas de la vida que se habían utilizado para moverlo.


 Sin embargo, la calidad del Art Nouveau de la Tassel House y de muchos de sus descendientes en Bélgica y Francia, permaneció esencialmente como causa de efectos, no de fundamentos. Pocas veces, si alguna, el estilo asumió el control de la totalidad de la estructura de los tipos de construcción tradicional o monumental."


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 Se suele considerar la Maison-Hôtel Tassel, construida entre 1892 y 1893 por Victor Horta en Bruselas, como la primera obra Art Nouveau. Tiene una organización espacial interesante y un diálogo continuo entre la flexibilidad del hierro y la dureza de la piedra, característica que se evidencia en toda su obra. El hierro posibilitará la prolongación del espacio y la creación de originales motivos decorativos, añadiendo expresión como material visto a lo que sólo era estructura. Horta traslada el mundo vegetal a la decoración, pero no explícitamente, sino como sugerencia y evocación.


Esta obra que mantiene la linealidad en altura, rompe con los edificios colindantes y se convierte en el punto de partida para los cambios arquitectónicos que se producirían posteriormente. Horta creó un escenario para un público sofisticado sin caer en la mera teatralidad. Los interiores del hotel están tratados con cuidado y buen gusto, utilizando todos los elementos posibles para el máximo confort. Sin embargo lo que realmente hizo que este edificio generase un antes y un después en la arquitectura, fue la manera en que su fachada se ondula en la parte central, quedando la estructura vista, sin interrupciones constructivas y generando una transparencia y una continuidad de espacio entre el interior y el exterior.


 Las variantes de este tipo de Hôtels en Bruselas realizados por el mismo Horta (Solvay, Autrique, Winssinger…), se pusieron especialmente de moda, marcando la vanguardia arquitectónica europea del Art Nouveau, con espaciosas cajas de escaleras, largas vistas interiores, adornos de tejidos, metal, bronce, formas vegetales en los más diversos colores, todo ello acompañado de un tenso orden formal subyacente.


Ainhoa RUIZ ALFAGEME

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