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Imagen de la torre desde el exterior

Iglesia de Notre Dame de Raincy

  • 1922 - 1923
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  • PERRET, Gustave
  • PERRET, Auguste
  •  
  • Paris
  • Francia
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BANHAM, R., Teoría y diseño en la primera era de la máquina. Edit. Paidos. Barcelona, 1977.


Págs. 51-61.“La herencia académica: Garnier y Perret”.


Notre Dame du Raincy es un monumento confuso, pero de considerable importancia. Casi todas sus superficies visibles están revestidas de hormigón —el revestimiento no es sino la superficie cuidadosamente encofrada de la estructura— y su terminación, en 1922, confirmó la autoridad de Perret como maestro del hormigón armado a los ojos de una generación convencida de que los nuevos materiales revolucionarían la arquitectura. Desde el punto de vista estructural, pocas eran las novedades de esta iglesia y ello debe haber facilitado en medida considerable su aceptación en el sentido estético por parte de la generación joven. En cuanto a la amplitud de las luces de la estructura, la iglesia dista mucho de llegar a los valores ya alcanzados antes por Freyssinet, si bien las columnas, muy altas y esbeltas —diez metros de altura, pero escasamente treinta y cinco centímetros de espesor—, representando una gran osadía para esa época.


          Con todo, la forma general de la construcción tiene un buen respaldo en precedentes creados por Choisy y ya aceptados desde más de dos décadas atrás. A primera vista la forma es gótica, si bien carece de los arcos ojivales que ostentaba la iglesia de hormigón proyectada con anterioridad por Anatole de Baudot: la nave central es ligeramente más alta que las laterales, y está separada de ellas por una fila de altas columnas «aspirantes»; sus vastos ventanales poseen una tracería —literalmente un remplissage— de unidades geométricas premoldeadas. Pero esta Sainte Chapelle du béton armé evita las dificultades señaladas por Choisy acerca de los arbotantes exteriores, invisibles desde el interior, adoptando un procedimiento general basado en buena parte en el análisis de Choisy sobre la Basílica de Magencio y otras estructuras similares. No hay organes de butée externos; los empujes laterales de la bóveda principal se absorben —por lo menos visualmente— en la estructura de las naves laterales, cuyas bóvedas son perpendiculares al eje principal, tal como sucede en la Basílica citada; los empujes de estas bóvedas quedan visiblemente absorbidos por los estribos que se interponen entre ellas y la bóveda principal. Este procedimiento contaba con la aprobación de Choisy:


“El ojo aprecia de una sola mirada la bóveda que cubre el edificio y los arbotantes que la soportan. Todo se explica por sí mismo; es la claridad del arte griego.”


A los ojos de sus discípulos, Notre Dame du Raincy contó con el doble prestigio de ser gótica y griega a un tiempo.


       Para ese entonces, los más jóvenes de estos discípulos eran orientados hacia Perret por sus sucesores directos, como Le Corbusier, o por racionalistas independientes como Adolf Loos. Perret se hallaba en vías de ser elevado al rango de patrón de la nueva arquitectura, pero su canonización formal no se produjo hasta 1923, cuando un grupo de estudiantes insatisfechos de la Ecole des Beaux-Arts le convenció de que se convirtiera en su maitre d'atelier: el taller se estableció en un ala de uno de sus edificios más interesantes, el Palais de Bois, una estructura provisional de madera cuyas vigas eran ligeramente mayores que las del garaje Ponthieu, aunque debe reconocerse que soportaban cargas menores.


 


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CURTIS William. J.  La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs.287-303.“La continuidad de las antiguas tradiciones” 


Otro efecto de tratar la historia de la arquitectura moderna como una especie de cinta transportadora (como solían hacer los primeros historiadores) era que también tendían a relegarse las 'supervivencias' de las fases 'pioneras' anteriores. Por ejemplo, el Art Nouveau fue una fase pasajera para individuos como Behrens y Le Corbusier, pero sus efectos perduraron hasta bien entrada la década de 1920 en lugares tan variados como Mallorca y Buenos Aires. Un artista tan importante como Gaudí estuvo desarrollando su estilo personal hasta el momento de su muerte, en 1926. Frank Lloyd Wright resultaba 'aceptable’ en el esquema convenido en la medida en que 'anticipaba' las ideas modernas del espacio y la forma (es decir, hasta 1910); pero cuando se volvió inoportunamente romántico y exótico en sus obras californianas de la década de 1920, ya no encajaba en la imagen predestinada y tuvo que considerarse un 'anacronismo'. Ante la necesidad de definir una arquitectura moderna exclusiva, se insistió demasiado en ligar un estilo a un momento, y un momento a un estilo. En realidad, varias opciones quedaron abiertas, y a menudo se prolongaron con convicción. Después de todo, Auguste Perret continuó con su manera de hacer anterior a la guerra sin notar apenas el impacto de las obras fundamentales de la 'arquitectura blanca de los años 1920', aunque su obra se desarrollase paralelamente a ellas. En efecto, la iglesia de Notre Dame (1924), en Le Raincy, era la culminación lógica de todo lo que Perret había estado persiguiendo con el hormigón armado durante las tres décadas anteriores


Los escritos históricos y críticos sobre arquitectura reflejan naturalmente la idea que cada autor tiene de lo que es 'significativo'. El 'expresionismo' apenas se mencionaba en los primeros libros sobre la arquitectura moderna, tal vez porque la extremada extravagancia y el emocionalismo subyacentes en algunas obras calificadas con ese término no concordaban con el gusto personal de los historiadores, o tal vez porque la tendencia a escoger un Zeitgeist unificador en el núcleo de la cultura moderna llevaba a aquéllos a buscar un único estilo moderno 'verdadero'. Una obra como la torre Einstein de Mendelsohn encajaba mal en este esquema de cosas, mientras que una curiosa creación como el Goetheanum de Dornach (1925-1928), situado a las afueras de Basilea, en Suiza (proyectado por Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía) simplemente tuvo que dejarse completamente fuera de la explicación. Y todo ello, pese al hecho de que ambas obras se inspiraban en concepciones revolucionarias y podían codearse con muchas de las que estaban dentro de los límites más seguros y supuestamente más 'racionales' del 'Estilo Internacional'. En este caso, los historiadores posiblemente mostraban, una vez más, cómo podían verse influidos por los prejuicios de los artistas, pues varios de los arquitectos que eran 'seguros' habían pasado por el expresionismo y lo habían rechazado como una fase juvenil antes de su florecimiento maduro...


...La iglesia de Notre Dame en Le Raincy (1922-1923), de Auguste Perret, indicaba el modo en que los materiales modernos como el hormigón armado podían usarse para reinterpretar las tipologías tradicionales de iglesias, pero sin abandonar una conexión reconocible con la imaginería tradicional. En este caso estaban presentes la nave central, las laterales, las columnas y las bóvedas, pero refundidas según la lógica y las dimensiones de un sistema estructural desacostumbrado. Con ese mismo espíritu, el exterior prescindía completamente de los muros y se construía en cambio con pantallas perforadas de hormigón a través de las cuales se filtraba la luz. El resultado era una obra que no encajaba en ninguna categoría estilística concreta, que no era ni 'gótica' ni 'clásica', pero que, no obstante, se servía de la tradición en el ámbito de los principios generadores.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.107-110 “Auguste Perret : la evolución del racionalismo clásico. 1899-1925”


 En la década siguiente a la inauguración de este teatro en 1913, Perret Fréres estuvieron ocupados en una serie de importantes construcciones utilitarias de hormigón armado que incluían edificios portuarios en Casablanca y diversos talleres en las proximidades de París. Fue entonces, de repente, cuando a Auguste Perret le llegó el primer encargo de una iglesia, Notre-Dame du Raincy, terminada en 1924. En ella Perret llegó a la formulación más pura de su estilo de hormigón, casi veinte años después de su primera aparición en la Rue Franklin. La iglesia era importante no sólo por sus elegantes proporciones y por su depuración sintáctica, sino también por su fórmula a base de columnas cilíndricas articuladas dentro de un cerramiento no portante. Los preceptos de Choisy se respetaban en su totalidad, desde las pantallas murales perforadas y prefabricadas hasta las columnas estriadas y de grosor decreciente; y cada componente estaba reducido a su esencia estructural más explícita...


... En frase de Auguste Perret : ``La arquitectura viviente es la que expresa con fidelidad su época. Trataremos de buscarla en todos los dominios de la construcción, seleccionaremos obras que estén estrictamente subordinadas a su utilización y realización, mediante el uso prudente del material para que alcancen la belleza, mediante la distribución y proporciones armoniosas de los elementos necesarios que las componen´´


Perret consiguió con esta iglesia a las afuera de Paris, un hito en la expresividad y ligereza que le permitían los nuevos materiales como el hormigónEl esquema de la iglesia era obviamente medieval: la conversión transversal y longitudinal de bóvedas de cañon, la ligereza y las paredes de cristales de colores. Pero aquí estaba trasladando el lenguaje moderno del ferro-hormigón: soportes estilizados, delgadas bóvedas segmentadas y muros cortina de rejilla prefabricados. El efecto, gótico renacido, le hubiera encantado a Viollet-le-Duc.


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HITCHCOCK., H.R.,  Arquitectura de los siglos XIX y XX. Manuales Arte Cátedra. Madrid, 1986.


p. 445-459 La iglesia de Le Raincy no es revolucionariaa en planta - es basilical con naves laterales y un ábside- pero, a diferencia de la Iglesia de Baudot, su interior no tiene elementos con reminiscencias góticas.; tiene, en cambio, lo que los arquitectos medievales de Saint Urbain de Troyes o de la capilla de King´s College de Cambridge hubieran querido conseguir, una jaula de vidrio soportada por una estructura minima de elementos sólidos. La ancha bóveda laminar rebajad de la nave principal, y las bóvedas más pequeñas que corren paralelas a la nave principal sobre los intercolunios de las nave laterales, al estilo cisterciense, no se apoyan sobre los muros sino solamente sobre delgadísimas columnas exentas molduradas verticalmente por los moldes en que se hicieron. Separada de esta estructura portante está la continua de unidades de hormigón premoldeado que sirve de cerramiento a la iglesia, calada y rellena con cristales de color  diseñados por Maurice Denis, rodeando todo el espacio rectangular interior y combándose en la fachada oriental para formar un ábside poco profunco. La claridad de concepción sólo se ve comprometida con la fachada principal por el choque brusco de los grupos de columnas que se disparan para formar la torre.


Desertando del templado clasicismo que era su inclinación natural. Perret dejó que los grupos de pilares de su torre se elevasen hacia el cielo sin servir de soporte para su silueta se pareciese algo a las agujas gótics. Todavía más que en elinterior, donde solo se aprecia la prate inferior, el verticalismo y la evocación medieval de este rasgo, tan ingeniosamente compuesto de elementos de hormigón armado estandarizados, no parece muy en consonancia con la severa jaula de hormigón y cristal que forma elcuerpo de la iglesia. Pocas iglesias de hormigón armadoo de los años 20 - y menos aún la de Sainte Thérèse de Montmagnu (1925-6), del porpio Perret y otras, también francesas de imitadores suyos- pueden compararse con Notre Dame de Le Raincy.


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