Págs. 227-244.“Ver une architecture”
Terminados sus contratos de aviación de épocas bélicas, la Compañía Voisin (como tantas otras compañías de aviación al termino de la segunda guerra mundial) trató de mantener en actividad sus fabricas dedicándose a la industria de la construcción. Se construyeron no menos de dos prototipos de la Maison Voisin: uno sencillo, otros lujosos, pero ninguno de ellos notable desde el punto de vista arquitectónico, aunque presentan la peculiaridad técnica (derivada, es de presumir, de la práctica aeronáutica) de que las armaduras del techo cubren la mayor dimensión de su planta rectangular, no menor; en consecuencia, los hastiales están en los lados de la casa, no en los extremos.
Le Corbusier no admite haber tenido intervención alguna en el proyecto de estas casas, pero la descripción que hizo de ellas muestra que se aproximaban notablemente a sus propias ideas.
Hasta ahora, parecía que una casa debía estar pesadamente unida al suelo por la profundidad de sus cimientos, el peso de sus gruesos muros... No es extraño que la Maison Voisin sea una de las primeras en señalar la exacta inversión de este concepto. En los últimos tiempos, la ciencia de la edificación ha evolucionado de manera demoledora. El arte de la edificación ha echado raíces firmes en la ciencia.
El enunciado del problema señalaba, por sí solo, los medios de realización, afirmando con fuerza la inmensa revolución en que se ha embarcado la arquitectura. Cuando el arte de la edificación se modifica en tal medida, la estética establecida de la construcción es automáticamente derrocada.
Hasta aquí, Choisy puesto al día. Luego, después de plantear el problema de la edificación de posguerra en función de una escasez de mano de obra especializada, abrumada por una demanda casi ilimitada de casas, adopta un tono más futurista:
…imposible esperar la lenta colaboración de los esfuerzos sucesivos del excavador, el albañil, el carpintero, el techador, el lampista... las casas deben levantarse en una sola pieza, construirse con máquinas-herramientas en una fábrica, armarse tal como Ford arma sus automóviles, en cadenas de montaje.
Entretanto, la aviación realizaba prodigios de producción en serie. Un avión es como una pequeña casa capaz de volar y de resistir las tormentas.
Es en las fábricas de aviones donde los arquitectos-soldados han decidido construir sus casas; decidieron construir esta casa como un avión, con los mismos métodos estructurales, esqueletos ligeros, costillas metálicas, soportes tubulares.
Una casa construida como un avión constituiría una realización bastante cercana al tipo de arquitectura exigida por Sant’Elia, fabricada con materiales ligeros sustitutivos del ladrillo, la piedra y la madera; probablemente, tras el tono entusiasta de este fragmento existe un conocimiento de las opiniones de Sant’Elia, pero los comentarios finales parecen volver a su deseo de simplicidad y normalidad: parece especificar para esta casa un habitant-type.
Estas casas ligeras, elásticas y resistentes como carrocerías de automóvil o esqueletos de aviones, tienen plantas ingeniosas: ofrecen las comodidades que podría exigir un hombre sensato. Para habitar estas casas, uno necesita la mentalidad de un sabio, animada por l’Esprit Nouveau. Está naciendo una generación que sabrá cómo vivir en la Maison Voisin.
Aunque la Maison Voisin no aparece como tal en Vers une Architecture (tampoco aparecen los estudios de Perret sobre casas producidas en serie, pese a que se habían publicado en L'Esprit Nouveau), son evidentes las ideas de la maison fabriquée en série, la maison-outil, la maison-type y otros aspectos de la machine à habiter. Sin embargo, aparecen sólo en ciertas partes de un libro cuyas distintas secciones se relacionan de manera tan curiosa que la significación efectiva del concepto sólo puede desentrañarse analizando a fondo los argumentos y examinando los componentes por separado.
Págs. 245-264.“Le Corbusier:Planeamiento urbano y estética”
Cuando en 1925 se expuso el Plan Voisin, se advirtió en seguida que implicaría la demolición de la mayor parte del París histórico al norte del Sena, que ocupa un sector que se extiende desde la Place de la République hasta algunos puntos al oeste de la Gare St. Lazare y llega por el norte hasta la Garre de l’Est. Dentro de este par de rectángulos superpuestos habrían de conservase algunos monumentos reconocidos, no siempre en sus emplazamientos originales, aunque quedaría intacta y en su lugar la Place Vendôme, admirada por Le Corbusier. Este tenía clara conciencia de probable impacto que produciría un proyecto con tales características, aun en círculos avanzados, y se anticipó a dos líneas de protesta: a la primera, señalando que la reducida ocupación del suelo y la gran capacidad de los edificios de enorme altura permitirían alojar a muchos sin desalojar más que unos pocos para dar lugar a las demoliciones; a la segunda, enunciando algunas ingeniosas suposiciones acerca de los problemas financieros planteados por el proyecto. Sin embargo, estas proposiciones financieras implicaban la acogida de inversiones extranjeras, incluso alemanas, en el centro de París y ello sólo logró ofender aún más a los patriotas tradicionalistas que se inclinaban a ver todo el proyecto con gran alarma. 3
Con todo, Le Corbusier creía ajustarse firmemente a una tradición con raíces originarias en París, tanto intelectual como históricamente. Las palabras finales de Urbanismo van dirigidas contra la revolución por la revolución misma:
Las cosas no se revolucionan haciendo revoluciones. La verdadera revolución radica en dar solución a los problemas existentes.
Frente a ellas figura una ilustración final: un grabado de Luis XIV dirigiendo la construcción de los Inválidos, con la leyenda
Homenaje a un gran urbanista. Este déspota concibió grandes proyectos y los realizó. Sus nobles obras, distribuidas en todo el país, nos llenan de admiración.
Pudo decir. «Así lo deseamos», o «Tal es nuestro placer»,
A lo cual agrega entre paréntesis, como si temiera alarmar el sentimiento liberal:
(ceci n'est pas une déclaration de «Action Française»).
Págs. 163 - 181.“La búsqueda de la forma ideal por parte de Le Corbusier”
Algo típico del enfoque intelectual de Le Corbusier era que al mismo tiempo que concebía la casa Citrohan estaba perfilando los planos de toda una ciudad moderna, 'La ciudad contemporánea de tres millones de habitantes' . Ésta se expuso en el parisiense Salón de Otoño de 1922. Las ideas políticas y filosóficas que hay tras el urbanismo de Le Corbusier se estudian con más detalle en el capítulo 14; aquí basta con señalar que la arquitectura y el urbanismo eran para él intereses solapados, impulsados por una única visión de la tecnología como una fuerza progresista que, guiada por los ideales correctos, podía reinstaurar un orden natural y armónico. A esta visión utópica - cuyas raíces estaban en pensadores del siglo XIX como Charles Fourier, Henri Saint-Simon y Ebenezer Howard se le dio forma en la 'Ciudad Contemporánea', una ciudad de rascacielos en un parque donde las técnicas de la construccion moderna,los automóviles y los aviones se agrupaban en un diagrama ordenado, con la naturaleza y la máquina reconciliadas y armonizadas.
Una visión posterior del mismo tipo, la 'Ville Voisin' - en la que la postura procapitalista de Le Corbusier se ponía de manifiesto de manera espectacular en un proyecto para insertar enormes rascacielos de vidrio en el centro de París - se exhibió en la Exposición de Artes Decorativas de 1925, en el pabellón de L'Esprit Nouveau . Este pabellón tenía la forma de una de las viviendas de la ciudad ideal (en realidad, una reformulación de la casa Citrohan) y estaba amueblado con objetos modernos de la era maquinista y obras de arte purista
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Pág.151-162.“Le Corbusier y el Esprit Nouveau”
Además de proporcionar los 'placeres esenciales' del sol y la vegetación, se suponía que la ciudad abierta facilitaría la locomoción, de acuerdo con el emprendedor aforismo de Le Corbusier de que “una ciudad hecha para la velocidad es una ciudad hecha para el éxito”. Esto formaba parte de la retórica que acompañaba a la propuesta denominada 'Plan Voisin' para París, de 1925: la paradójica idea de que una vez que el automóvil había conseguido destruir la gran ciudad, podía explotarse como un instrumento para su salvación. A pesar del apoyo financiero de los sectores automovilístico y aeronáutico, Voisin era sin duda perfectamente consciente de la imposibilidad económica y política de levantar enormes torres cruciformes cerca de la Île de la Cité.