STEFFENS Martin., K.F. Schinkel 1781-1841. Un arquitecto al servicio de la belleza. Edit.Taschen. Colonia, 2003.
pág. 33-35 "El Teatro Nacional construido por Carl Gottard Langhans (el arquitecto de la Puerta de Brandemburgo) en la plaza berlinesa de Gendarmermarkt se erigió en 1801. El edificio se alzaba entre las iglesias de bóvedas simétricas de las comnidades alemana y francesa. ligeramente retranqueado. El teatro parecía bastante sencillo en este entorno arquitectónico y los berlineses se burlaban del diseño de su tejado, con forma de "maleta" o de "ataud".
Cuando el teatro, incluidos los cimientos, fue devorado por las llamas en 1817, muchos arquitectos se ofrecieron para reconstruirlo, pero fue Schinkel quien recibió en encargo de tan prestigioso proyecto. Su diseño no sólo era convincente, sino que además combinaba la viabilidad. la belleza y una solución ignífuga de la manera más económica posible. El nuevo teatro iba a convertirse em "una obra de arte lograda en todo los aspectos en la que el exterior y el interior estaban en absoluta armonía". No es fácil que cumpliera todos los requisitos, sobre todo porque no era un edifici nuevo. Para minimizar costes, se tenían que reutilizar las columnas y los cascotes que no habían sido pasto de las llamas. El rey pidió además, que en el nuevo teatro se construyeran también nuevas bodegas, una especie de restaurante, una sala de conciertos y de banquetes, y un escenario de ensayos.
Schinkel supo satisfacer los deseos del monarca, si bien eso significó tener que reducir el tamaño del auditorio. El arquitecto optó por girar 90 grados el emplazamiento del vestíbulo, anteriormente ubicado al otro lado del edificio. En el espacio que quedaba libre fue ocupado por un vestíbulo de dos plantas en el norte y las salas adicionales requeridas en el sur. Eso dió lugar a tres partes diferenciads, cuyas macizas paredes divisorias reducían el riesgo de incendio.
Se tuvo que reducir notablemente, tanto el tamaño del teatro como el del escenario. Este último apenas media docena de metros de ancho. Schinkel intentó que la mayor cantidad posible de público del auditorio disfrutara de una buena vista y una buena acústica. Los tres anfiteatros se sostenían con unas columnas de hierro que, en la medida de lo posible, intentaban no tapar la vista. Se evitaron las superficies lisas. El pequeño tamaño de la sala y sus adornos escultóricos estaban concebidos para mejorar la acústica.
La sala de banquetes, en la parte sur, estaba decorada con columnas jónicas y esculturas ornamentles para crear un "carácter alegre", según palabras del propio Schinkel. el techo pintado, los bustos de compositores y los detalles decorativos revelaban la utilización del lugar como sala de conciertos.
Visto desde fuera, el auditorio y el escenario compartían una cubierta común en forma de pirámide que despuntaba sobre el resto del edificio. la planta y el pidio elevaban el teatro por encima de la arquitectura urbana, como si el edificio se hallara sobre un pedestal. Una escalinata conducía al pórtico columnado construido delante del auditorio. Al edificio se accedía a través del podio, así es que la única función de las escaleras era conferir al teatro un aire de dignidad como templo artístico. Así es exactamente como Schinkel quería que se viera el edificio. En el tímpano se presentaba a Apolo en un carro tirado por grifos. La escultura, los relieves y las formas arquitectónicas hacían incapié en los orígenes del teatro en la Grecia Antigua.
Schinkel utilizó el motivo arquitectónico de la tumba de Trasilo, el maestro coral de la antigua Grecia, como el elemento básico del diseño de las paredes de su teatro, un diseño, por lo demás, poco común en la arquitectura clásica, ya que la fachada estaba articulada con pilastras. Los muros exteriores no parecian disponer de ventanas, más bien quedaban diluidos entre los soportes maestros y los pesados entablamentos. Sólo las columnas del pórtico, que Schinkel hubo de conservar, constituían una excepción.
El Teatro Nacional quedó destruido durante la II Guerra Mundial. El edificio no se reabrió como sala de conciertos hasta 1984. La estructura exterior se reconstruyó, en gran medida, siguiendo el original, mientras que el auditorio no llegó a reconstruirse; en su lugar se erigió una copia ampliada de la pequeña sala de conciertos concebida por Schinkel. La estructura exterior del Teatro Nacional actual es la única parte del edificio que refleja las ideas arquitectónicas de Schinkel.