Págs.109-136 .“La ingeniería y la arquitectura en el siglo XIX”
Cuando Inglaterra reapareció en la historia del puente colgante, con el proyecto del puente del Menai, de 1815, su autor, Telford, conocía sin duda esos progresos americanos. El puente del Menai tiene un tramo principal de 579 pies (176.47 metros) con dos laterales de 260 pies (79,24 metros) cada uno y presenta un aspecto admirablemente despejado. Telford fue imitado por el capitán Samuel Brown, que había sacado una patente para puentes colgantes ya en 1817. Su Union Bridge, en Berwick-on-Tweed, fue erigido en 1819-20 con un tramo principal 44,9 pies (136,85 de metros). El Brighton Chain Pier vino a continuación, en 1822-23,luego muchos otros en Inglaterra y en el continente.
El más impresionante de todos es probablemente el Clifton Suspension Bridge en Bristol, proyectado en 1829-31 por Isambard Kingdom Brunel (1806-59) y comenzado en 1836. Apenas parece admisible que la belleza de tal estructura sea puramente accidental, es decir, únicamente el resultado de una ingeniería
los 700 pies (213,36 metros) que medía entre las dos márgenes del profundo valle. No sobra ni un solo detalle, no se ha introducido ninguna forma de compromiso. La colosal simplicidad de los pilones, opuestos al deseo de Brunel que deseaba para ellos una decoración neoegipcia, es un soberbio contrapeso a la transparencia de la construcción de hierro. Sólo una vez anteriormente había prevalecido en la arquitectura europea un espíritu tan elevado: en la época en que fueron construidas Amiens, Beauvais y Colonia.
Brunel puede no haber reflexionado acerca de sus diseños en este sentido, o ni siquiera en un sentido artístico, y en esa etapa eso fue tal vez una gran ventaja. Los fabricantes de hierro tenían sin duda ambiciones de carácter artístico, y tan pronto como esa aspiración hacia el arte se hizo esfuerzo consciente, los resultados fueron menos satisfactorios. Esto es visible en el púlpito de hierro fundido de John Wilkinson, en Bradley, Staffordshire, realizado hacia 1790, y también en su propio y soberbio monumento funerario de Lindale, cerca de Grange-over-Sands (1808), y en la tracería de hierro fundido de finales del siglo XVIll y principios del XIX que aparecen en las iglesias de Shropshire y condados circundantes, no muy lejos de las fábricas de hierro del valle del Severn.
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Por esta época la técnica de la construcción colgante en hierro experimentó una evolución independiente, comenzando con la invención del americano James Finlay– un puente colgante rígido y de piso plano en 1801- logro que fue propagado por el Treatise of Bridge Architecture de Thomas Hope, publicado en 1811. El climax de la breve pero importante carrera de Finley, fue su puente colgante, de 74.5 m y con cadenas de hierro, a través del rio Merrimac, en Newport, el año 1810.
Documentado por Pope, el trabajo de Finlay tuvo una influencia inmediata sobre la aplicación de la técnica de suspensión por cadenas en Gran Bretaña, donde Samuel Brown y Telfordquedaron implicados en su desarrollo. Los tirantes planos de Brown de hierro forjado, fueron patentados en 1817 y se aplicaron con éxito duradero en su Unión Bridge de 115 m. construido sobre el Tweed en 1820. Telford y Brown, colaboraron por breve tiempo en un puente colgante para Runcorn y sin duda esta colaboración influyó en Telford para su diseño destinado a un puente de 177m de luz sobre los estrechos de Menai, que tras ocho años de ardua labor fue inaugurado finalmente en 1825. La construcción colgante británica en hierro forjado culminó en el puente Clifton obra de Isambard Kingdom Brunel, con una luz de 214 m