Págs.112-115.“Reconstrucción y renovación”
A pesar de determinados “errores” y del trabajo rápido de los constructores (como la demolición algo precipitada de la fábrica Art Deco Firestone en Londres, en 1980, justo antes de que le correspondiese ser catalogada) hubo una tendencia de apartarse de la demolición masiva de edificios, tan popular en los años cincuenta y sesenta. Los constructores comienzan a tener un enfoque más reflexivo, influenciado por un fuerte sentimiento público y una visión más organizada y a nivel mundial de quienes están a favor de la conservación. El movimiento de conservación ha estado funcionando desde hace décadas, pero hasta llegar a algunos de los excesos de los años sesenta, había estado a punto de disolverse por estar lleno de fantasías. Cuando varios de los planes del Movimiento Moderno fracasaron de manera tan dramática a los ojos del público, en particular las grandes urbanizaciones de viviendas, y cuando se destruyeron referencias muy familiares, aunque no siempre populares, para dar lugar a nuevos proyectos ...
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RIVERA, David., "El optimismo del Art Déco" en La otra arquitectura moderna. Expresionistas, metafísicos y clasicistas. 1910-1950. Edit. Reverté. Barcelona, 2017.
Págs. 220-365.... Ahora bien, si el Art Déco londinense merece tener un capítulo independiente en la historia de la arquitectura moderna, ello es debido, por encima de todo, a la calidad de su arquitectura industrial.
En la capital del Imperio Británico, la explosión demográfica y automovilística hizo crecer a gran velocidad los barrios periféricos a lo largo de las nuevas carreteras, y la inversión estadounidense provocó la aparición de gran número de instalaciones industriales.
De las iniciativas optimistas, renovadoras y energéticas que modificarían la fisonomía de la periferia londinense en esta época ninguna es más sintomática y coherente que el conjunto de fábricas esparcidas por la Great West Road en el tramo que luego pasaría a denominarse Golden Mille, al norte de Brentford, en la salida más importante hacia el oeste. Este tramo se abrió en 1925 y fue ocupado por una verdadera colección de edificios industriales monumentales en diversos estilos modernos y, por consiguiente, en breve, por barrios obreros ramificados y por nuevas carreteras y estaciones. Al norte y al sur de la carretera iban quedando antiguos enclaves rurales y señoriales como Chiswick y Osterley, recuerdos aletargados del clasicismo del siglo XVIII y del perenne amor de los londinenses acomodados por la tranquilidad de la vida del campo.
Entre las nuevas fábricas de la Great West Road encontramos ejemplos de monumentalismo nórdico (como la Gillette, de 1936, con su plataforma horizontal de grandes huecos verticales, cerramientos de ladrillo y gran torre central con reloj), de racionalismo cubista (edificio Pyrene, de 1929; fábrica Currys, 1936; ambos con cubiertas planas, bandas horizontales de ventanas paramentos blancos y sitaxis neoplástica) , de americanismo expresionista (Fábrica Simmonds, 1936, con su torre rascacielos con fachadas de vidrio compartimentadas por potentes nervios decorativos y coronada por un ático aterrazado de Streamline Moderne (exposición de Henly´s Car, 1937, con su torre de perfil curvo y su larga marquesina delante de las naves industriales), de derivados abstractos de estilo secession (fábrica Coty, 1932, con esquinas fijadas por acróteras y decoración de tambores cilíndricos escalonados a ambos lados de la puerta) y, sobre todo, del más lúdico y exuberante Art Déco o Jazz Moderne (representado en su punto más elevado de exuberancia por las factorías de Firestone y de Hoover, con sus frentes de vidrio enérgicamente enmarcados y segmentados por pilares poligonales, todo ello recubierto de revestimientos cerámicos de diversos colores). Según opinaba J.B. Priestley en 1933, “el conjunto parecía muy extraño. Siendo nuevo, no parecía inglés. Podríamos haber caído repentinamente en California”....
... Las dos fábricas más famosas proyectada por Wallis, Gilbert & Partners fueron las de Firestone 1928 y Hoover 1932-28.Ambas eran parecidas en su disposición y su estética general, pero a la de Firestone – la primera que abrió la compañía norteamericana en Europa- se le hizo mucha propaganda y se convirtió en la primera atracción de toda la Great West Road. Su demolición un día festivo de agosto de 1980, justamente la víspera de su entrada en el catálogo de edificios protegidos sigue siendo hasta hoy el escándalo más recordado en el campo de la protección del patrimonio arquitectónico moderno en Inglaterra, aunque al menos sirvió – como es habitual en estos casos – para reforzar y acelerar la protección de muchos de los edificios de la misma época que aún carecían de ella.
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