pág.285-350. "El Art Nouveau".
Pág. 329-337. El Modernismo catalán. El modernismo catalán contó, fuera de Doménech y de Gaudí, con otros arquitectos seguidores, que, sin tener el temperamento poderoso de aquéllos, realizaron obras muy estimables. Las Bodegas de Garraf (1888-1895), sobre las costas del mismo nombre, de Francisco Berenguer, y la Casa Gibert (1915), en el pueblo de San Juan Despí, próximo a Barcelona, de José M. Jujol, son quizá los trabajos más destacados entre la producción de los restantes. Berenguer y Jujol fueron ayudantes muy calificados de Gaudí. También es preciso mencionar una obra de Salvador Valeri, la casa entre las calles Diagonal y Córcega, en Barcelona; el Cau Ferrat, en Sitges, de Francisco Rogent (más por lo que supuso en el ámbito del modernismo literario que por su verdadera importancia arquitectónica), algunos edificios de viviendas de Enrique Sagnier y otros de Puig y Cadafalch, en los que el modernismo llegaría a quedar sofocado por un exceso de evocaciones historicistas.
Fuera de Cataluña son escasas las obras existentes adscritas a esta corriente. En Madrid, la más importante es el Palacio de Longoria (1900- 1902), construido por José Grases Riera. En Valencia, como se apuntó, aparece toda una escuela seudo modernista, sin duda influida y derivada del modernismo catalán, que no alcanza verdadero valor. En estas obras que aparecen en Valencia durante la década de los veinte, sobre todo, se pierde la jugosidad y elegancia del modelo, complicándose las formas en un barroquismo muy en correspondencia con la exuberancia del arte valenciano.