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The Living City

The Living City (Proyecto)

  • 1958 -
  •  
  • LLOYD WRIGHT, Frank
  • Estados Unidos

BROOKS PFEIFFER B., Frank Lloyd Wright 1876-1959. Construir para la democracia. Edit. Taschen. Colonia, 2006.


pág.87. "En 1932 publicó The Disappearing City, donde exponías la falta de descentralilzación, la necesidad de mudarse de las ciudades abarrotadas y contaminadas al paisaje del campo. Consciente de le enorme cantidad de terreno disponible en todo el país, propuso una solución utópica a la que llamó "Broadacrey City". Dos años después, realizó una maqueta de doce pies  cuadrados de la "Broadecre  City" que recorrió los Estados Unidos. En 1945, revisó The Dissapearing City y se pasó a llamar When Democracy Builds, que estaba ilustrado con las fotografías de dicha maqueta y de otras secundarias que tenñian relación con la primera. Estaba profundamente convencido de que en las ciudades había un ambiente poco saludable, sentimiento que le acompaó toda la vida. Ya en 1931 escribió: " ¿Es la ciudad del triunfo natural del instinto gregario sobre la humanidad y, por tanto una necesidad temporal, como un vestigio de la infancia de la raza que se debe ir dejando atrás a medida que la humanidad crece?... Creer en la ciudad tal y como hoy lo conocemos, significa morir. Estamos siendo testigos de la aceleración que precede a la desintegración":


En 1958, volvió a la idea de la Breodacre City y reviso de nuevo sus tesis en el libro The Living City. para dicha publicación los aprendices de Wright realizaron numerosos dibujos en perspectiva de una "ciudad" hipotética emplazada en un paisaje de colinas ondulantes, extensas praderas, lagos y rios. En The Living City, "Atomic Barges" y "Taxi Copters" presenta medios de transporte futuristas, al mismo tiempo que en el paisaje natural aparecen edificios diseñados por él, tanto los que se llegaron a construir como los que no; el centro cívico Marin County, La Sinagoga Beth Sholom, la torre Price, el hotel Rogers Lacy, el planetario Gordon Strong Automobile Objective and Planetarium, el taller mecánico Kaufmann Pittsburg así como el centro cívico Pittsburgh Point Park y el centro recreativo y deportvo Huntington Hartford. Aquí es donde ilustra su propuesta de una ciudad saludable, humana y hermosa." 


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MONTANER J.M. MUXI Z.,  Arquitectura y políticaGustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 115-158.“Metrópolis” 


EL CENTRO COMERCIAL


            En el modelo de la ciudad global se ha ido consolidando un tercer gran elemento: el centro comercial. Conformado por grandes volúmenes construidos, tal como sostiene George Ritzer, el centro comercial se convierte en una auténtica catedral del consumo. Presentes ya en los proyectos Broadacre City (1932-1935) y Living City (1958) de Frank Lloyd Wright, los grandes centros comerciales han sido pensados como edificios autónomos en cuyo interior eclosionan todo tipo de actividades dedicadas al entretenimiento y al consuno. La artificialidad es la base para la identificación de los espacios propuestos por los centros comerciales: se crea un ambiente de simulacro de la naturaleza, la historia o una fantasía futurista, se establecen movimientos "asistidos" y se introduce una temperatura artificial y una iluminación controlada. En definitiva, se crea un estado ideal para la estancia ilimitada y por tanto, con las máximas posibilidades para el consumo: un no lugar que se pretende ajeno a todo conflicto, derecho urbano, reivindicación o reclamación. Asi, en muchas ciudades americanas y asiáticas, buena parte de la vida social y familiar se desarrolla ya en dichos centros cerrados.


Paradójicamente, una vez se ha fagocitado la diversidad urbana de la plaza o mercado, el interior de los centros comerciales vuelve a simularlos. Las escenografías para centros de entretenimiento -eufemismo que esconde el consumo como único sustento- son réplicas o simulacros de las situaciones urbanas perdidas. Un gran centro comercial como el de Makati, el distrito de negocios de Manila, que pretende ser un espacio verde y abierto articulado en torno a jardines y bosques, en realidad solo permite el acceso a los consumidores que han pasado un exhaustivo control policial y de escaneado de sus pertenencias. Entrar en este centro comercial es lo más parecido al ingreso a una prisión. Y en este caso, la aducción del mundo exterior se completa con una iglesia de misa diaria en el corazón ajardinado del centro comercial.


            Del mismo modo que la autopista metropolitana sustituye el papel vertebrador de la calle, el centro comercial intenta sustituir el espacio público de la plaza, el mercado, la galeria o la calle comercial llena de pequeñas tiendas. Y cuando lo logra, las conquistas sociales conseguidas en el espacio público vuelven a restringirse bajo las normas, la vigilancia y los guardias de seguridad de los centros comerciales privados y cerrados. El centro comercial sustituye al espacio público y lo privatiza, y en muchas ciudades desaparecen las alternativas para el paseo o la reunión cotidiana. La paulatina sustitución de las pequeñas tiendas y los mercadillos populares por centros comerciales impide que las clases modestas, los inmigrantes y los grupos nómadas se integren en la sociedad mediante el proceso tradicional del pequeño comercio y los puestos de artesanía. Solo queda la posibilidad del trabajo precario, que depende de las grandes cadenas comerciales y de las franquicias, consumando asi un cambio de modelo y de cultura. Por ello, resulta tan importante prever en el urbanismo de los nuevos barrios Ia existencia de pequeñas tiendas y negocios, que refuerzan la economía y las redes sociales del barrio, y no los centros cerrados, que empobrecen y desertifican.


            De todas formas, no necesariamente los centros comerciales y de ocio tienen por qué ser negativos para las ciudades. Aunque generalmente se trata de productos urbanos proyectados desde fuera, que no tienen en cuenta el entorno urbano y paisajístico ni guardan relación con la ciudad y su cultura, introvertidos, conformados como ratoneras donde es fácil entrar y difícil salir, pueden convertirse en elementos que aumenten las desigualdades sociales y los problemas de su entorno inmediato. Sin embargo, puede haber centros comerciales que aporten espacios públicos, si disponen de accesos al mismo nivel que la calle, se atraviesan fácilmente y saben integrarse en la cultura de la ciudad, por lo que pueden llegar a ser experiencias urbanas positivas, como es el caso de L'Illa Diagonalde Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales(Barcelona, 1986-1993), el de San Miguel Mall of Asiadel estudio Arquitectonica (Manila, 2002-2006) o el del centro comercial en el popular barrio de Stratford, en Londres, que sirve de paso entre estación de bus, de ferrocarril y de metro y el centro histórico del barrio potenciando así la existencia de pequeños negocios de inmigrantes.

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