Inprimatu

CAMPBELL James W.P., La biblioteca. Un patrimonio mundial. Edit. Nerea. San Sebastián, 2013.


pág.314-315. “La alfabetización es la clave del progreso en el mundo actual, así que todos los países tratan de mejorar sus redes de centros escolares y bibliotecas. Probablemente no exista un lugar en la cual esta transformación resulte más notable que en China. Las estadísticas oficiales del país nos dicen que en el año 2011 existían 2.925 bibliotecas públicas, aunque no todas poseen un edificio propio. De hecho, en el siglo XIX, antes de las grandes donaciones de filántropos como Andrew Carnegie, la mayoría de las bibliotecas públicas inglesas y estadounidenses se ubicaban en algún rincón de cualquier ayuntamiento o edificio comunitario.


La Biblioteca Liyuan, proyectada por el arquitecto chino Li Xiaoding, se halla enclavada en un paraje montañoso al norte de Pekin junto al pueblo de Jiaojiehe, a un par de horas de carretera desde la capital. La palabra Liyuan que literalmente significa “jardín vallado” alude a la madera que reviste el edificio. La biblioteca parece acurrucarse tras un escarpe montañoso, fuera de la vista del pueblo y cerca de un arroyo. Se trata de una construcción muy pequeña, con una única sala de lectura que la convierte en patio de recreo y cuarto de estar al mismo tiempo. Los visitanes entran por el nivel más bajo, se quitan los zapatos junto a la puerta y se encaraman a las estanterías,  que funcionan a un tiempo como peldaños de una escalera, estantería y asientos.  En la parte más alta refugiada en una esquina y asomada al riachuelo y las montañas circundantes, una zona rehundida y provista de espacio para sentarse permite a los lectores descansar junto a una chimenea, difrutar de un tazón de té, escuchar historias y leer sosegadamente....


... Esta biblioteca se funde a la perfección con el entorno. Su enigmático exterior no hace sospechar a los senderistas de los alrededores que en el interior alberga una colección de libros. Se accede tanto por un puente que cruza la laguna, como desde un sendero, en el otro lado, que conecta con un paisaje que, a su vez atraviesa el centro del edificio. El tosco acabado del exterior,  a base de varas de madera calzadas a presión entre rieles de acero, contrasta con la fina carpintería del interior, compuesta exclusivamente de estanterías que desempeñan al tiempo las funciones de piso, escalera, asientos y mesas. En un rincón, la chimenea aporta un lugar donde descansar, leer o disfrutar del té....


 .. La Biblioteca Liyuan, donada al pueblo de Jiaohiehe por la fundación benéfica Luke Him Sau, es el equivalente moderno a la biblioteca de Thomas Crane proyectada por Henry Hobson Richardson. Aunque encarna muchas ideas que encontramos en la historia del diseño de bibliotecas, no podía haberse limitado a seguir las instrucciones de un manual sobre planificación bibliotecaria. Con frecuencia se critica a los arquitectos por el escaso resultado práctico de sus proyectos. Este libro ha demostrado que a lo largo de la historia de la biblioteca, los requisitos que esta ha tenido que satisfacer no han dejado de evolucionar. En modo alguno son problemas nuevos las tecnologías cambiantes (los libros, el papel, la imprenta, el alumbrado de gas, los depósitos, la electricidad, la informática) y el continuo cambio de percepción sobre el propósito de esta institución y la manera en que debía gestionarse. Las bibliotecas han vivido una metamorfosis constante a lo largo de los siglos, y este libro ha incidido en los éxitos, más que en los fracasos, del diseño bibliotecario.


La Biblioteca de Liyuan ilustra pertinentemente lo que puede conseguirse a través del diseño, pues la forma de este hermoso edificio de dimensiones reducidas no vino dictada por planteamientos funcionales. Encaja a la perfección en un paisaje. Nuestro recorrido por la historia de las bibliotecas nos permite ahora entender el modo en que su emplazamiento y su fachadas revestida de finas maderas recrean el tema del jardín en las bibliotecas, un motivo que conecta, de forma deliberada o involuntaria, al pabellón Tianyi, la Biblioteca de Santa Genoveva proyectada por Labrouste, la Nacional de Perrault y la que diseñara Wiel Aret en Utrech. En su interior, la biblioteca Liyuan reinventa, con su forma escalonada, la del rey, obra de Boullé, conviertiéndola en un parque donde niños y adultos se inician en los placeres de la lectura. 


Ante todo, la originalidad de Liyuan nos remite al talento irrepetible de los arquitectos y artistas que hicieron realidad todos aquellos edificios. En último término, las bibliotecas son lugares donde habita la imaginación, y esta es en realidad una suerte de juego,el juego de la mente.  Pueden devolvernos a nuestra infancia o transportarnos a un mundo imaginario. Como ha puesto de manifiesto el presente volumen, la humanidad ha creado una extraordinaria variedad de espacios en los que leer, pensar, soñar y celebrar el conocimiento. Mientras el ser humano siga valorando tales actividades, continuará construyendo lugares que las acojan. Si en esos lugares habrá libros, o si se llamarán bibliotecas, son cuestiones que solo el tiempo podrá desvelar."


 


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