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" En el Teatro del Mundo, Rossi recrea una arquitectura con una misión exclusivamente simbólica, que es narración y preparación par un acontecimiento. El teatro se confunde con la vida, mostrando alternativamente el vacío del escenario y la presencia de la memoria de la ciudad de Venecia. Esta obra de Rossi manifiesta cómo el espacio arquitectónico tiene valor en sí mismo, más allá de las cuestiones funcionales; niega la función como legitimadora del discurso arquitectónico".


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TRACHTENBERG, M., HYMAN, Isabelle., Arquitectura. De la Prehistoria a la Postmodernidad. Akal. Madrid, 1990.


 pág. 714.Teatro del Mondo de Aldo Rossi. La obra más conocida de Rossi es una excepción que confirma la regla - su Teatro del Mondo de 1979, una construcción efimera de madera y de colores alegres colocada a flote sobre una barcaza en los canales de Venecia par la Biennale de 1980. El edificio era una recreación del Thetrum Mundi, un teatro de festival flotante del siglo XCI, y Rossi lo realizó como una destilación del espíritu de la arquitectura veneciana; cubu central, un octógono por encima, untejado piramidal, y torres gemelar tipo bloque flanqueándolo. Su superficie de planchas de madera está desprovista de detalles excepto por unas pocas ventanas. A primera vista la forma rígida de bordes afilados y sin peso parece una presencia tan ajena entre la arquitectura exuberante como lo sería en un suburbio de Milan. Pero el punto de Rossi, es que incluso, aunque sea aparentemente extraño, el edificio en realidad es de allí. Mientras que otros edificios venecianos parece que flotan sobre el borde del agua, el Teatro realmente flota; y donde la mayoría de los edificios venecianos tienen acentos de color o están atmosféricamente disueltos conefectos colorísticos, el Teatro es literalmente todo color. La imaginería cambiante del teatro de Rossi va bastante más allá que Venecia. Puede parecer que es una obra occidental de torres gemelas de una iglesia medieval y un momento después un castillo medieval o una puerta de una ciudad. Su coronamiento es como el Baptisterio de Florencia, pero el ectógono, extendido imaginariamente por todo el edificio, se convierte en un campanile coronado por una pirámide como el campanario de San Marco. Su forma tiene incluso una incrustación antropomórfica - cabeza, hombros, pechos, ojos . que elude en la referencia de Rossi a los faros de Maine: "maravillosas estructuras de madera... casas de luz que observan y son observadas". 


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MONTANER J. M., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . G. Gili. Barcelona, 2002 


págs.59-88. “ El racionalismo como método de proyectación: progreso y crisis” 


De la misma manera que el pensamiento posmoderno -expresado, por ejemplo, por Jean-François Lyotard- se basa en una crítica a las interpretaciones racionalistas dominantes, en la mayoría de obras de los arquitectos representativos de las últimas décadas predominan actitudes antirracionalistas y antifuncionalistas. Aldo Rossi y Robert Venturi, los dos máximos tratadistas de las últimas décadas, rechazan el esquematismo racionalista y reclaman la complejidad de la realidad, de la tradición arquitectónica y de la estructura de la ciudad. Esta crisis del funcionalismo tuvo como principales protagonistas autores como Louis Kahn, quien fue introduciendo en su obra un giro antifuncionalista partiendo siempre de una forma inicial dada, o como James Stirling, quien desarrolló una obra eminentemente contradictoria que partía de la conciencia de la crisis del racionalismo.


La tesis básica de La arquitectura de la ciudad (1966) de Aldo Rossi es la de interpretar la ciudad como fenómeno cultural, humano, económico y geográfico de una extrema complejidad. Además, Rossi plantea una crítica explícita al “unifornalismo ingenuo” en general (rebatiendo las concepciones de Bronislav Malinowsky) y, en general, desmontando el prejuicio de que la función precede a la forma, negando que la función sea legitimadora del discurso espacial. La realidad demuestra lo contrario: la definición formal es predominante en la arquitectura y potencia el cambio de usos; es la función la que sigue a la forma. El libro, en definitiva, es un alegato contra la pretensión de una interpretación exclusivamente racionalista y cuantitativa de la complejidad urbana.


En el Teatro del Mundo (1979), Rossi crea una arquitectura con una misión exclusivamente simbólica, que es narración y preparación para un acontecimiento. El teatro se confunde con la vida, mostrando alternativamente el vacío del escenario y la presencia de la memoria de la ciudad de Venecia. Esta obra de Rossi manifiesta cómo el espacio arquitectónico tiene valor en sí mismo, más allá de las cuestiones funcionales; niega la función como legitimadora del discurso arquitectónico.


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