Págs. 567- 587. “ Modernidad, tradición e identidad en los países en vías de desarrollo”
El Centro Médico de Mopti, en Malí, realizado por André Ravereau en 1970, era fruto de una transformación de las formas subsaharianas. El edificio debía insertarse entre una hermosa mezquita antigua de barro y el río Níger. La solución consistió en distribuir las funciones en volúmenes bajos y bien protegidos, unidos unos a otros por paseos cubiertos y colocados para aprovechar al máximo la ventilación cruzada. El estilo era sencillo y desornamentado, y estaba a tono con la tradición local del desierto. Las típicas geometrías rectangulares y las cubiertas planas de la región, cortadas por sombras profundas y animadas por repeticiones y variaciones, puede que fuesen diseñadas teniendo en mente una sensibilidad cubista. En el Centro Médico, los habituales muros de barro estaban reforzados (dándoseles así una vida más larga de lo normal) con la adición de cemento. Esta técnica era en sí misma una feliz mezcla de lo regional y lo importado, pues el barro y el hormigón podían moldearse juntos en encofrados de madera. La sensibilidad contextual del conjunto se extendía desde el color, los materiales y la configuración (que se fundían con la mezquita vecina), hasta la disposición general, que reformulaba los callejones urbanos dentro del propio edificio. Posiblemente esta clase de planteamientos habían tenido su origen en Occidente (por ejemplo, con el Team X), pero en el proyecto de Ravereau las ideas se habían puesto en práctica para crear una sutil combinación de lo viejo y lo nuevo, de lo africano y lo europeo. Parte de la riqueza del edificio provenía del uso de los métodos de la artesanía local, lo que confería a las formas un toque sensible del que carecían la mayoría de los edificios industrializados. Conseguir efectos similares en Occidente habría resultado sumamente costoso, ya que esa destreza era completamente excepcional. Ravereau trataba de incorporar las mejores cualidades de ambos mundos.