Inprimatu

Departamento de Guerra de los Estados Unidos

  • 1871 - 1875
  •  
  • MULLETT, Alfred B.
  •  
  • Washington
  • Estados Unidos

KOSTOF, Spiro., Historia de la arquitectura. Alianza Editorial. Madrid 1988. Tomo 3


págs.1107-1165.“Ambientes Victorianos” 


pág.1128. La América victoriana.


Pero estando la Unión segura al fin, después de la ruinosa guerra, esta ficción era lo que necesitaba para construir su imagen como la de un ambicioso poder internacional. Los modelos creíbles eran los estilos oficiales de Paris y Londres —Segundo Imperio y Alto Gótico Victoriano, respectivamente—. El gobierno federal daba ejemplo en la propagación de una pomposa arquitectura pública. Los trabajos de construcción de Washington la resumían muy bien, comenzando por la conclusión del Capitolio de los Estados Unidos bajo las órdenes del Presidente Lincoln. La gran cúpula de Thomas U. Walter (1855-1865) captaba el espíritu de la expansiva visión de L'Enfant. También era el primer signo de la preferencia oficial por el sobrecargado clasicismo del Paris del Segundo Imperio. El estilo encajaba con la ostentosa monumentalidad que ahora se creía necesaria para distinguir la presencia federal. 


El Arquitecto Supervisor de los años de la postguerra, Alfred B. Mullett (1834- 1890), era perfecto para aquel estado de ánimo. Había viajado a Europa al final de la década de 1850 y con toda probabilidad había contemplado los ricos efectos plásticos de la gruesa capa ornamental del nuevo Louvre, Su Ministerio de Estado, Guerra y Marina, al oeste de la Casa Blanca, con sus diez acres de espacio construido y sus 553 habitaciones, se convirtió en el mayor edificio de oficinas del mundo.


Exteriormente, las crujías columnadas de orden dórico romano estaban dispuestas interminablemente en tres niveles sobre una planta baja rusticada; pabellones salientes pedimentados rompían este enorme bloque, y un alto tejado de mansarda lo coronaba. Había un gran uso estructural y decorativo del hierro, y antes de que estuviera acabado en 1888, se le incorporaron los últimos avances tecnológicos, incluyendo la luz eléctrica y el teléfono. El pasmoso coste fue de 10 millones de dólares.

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