Dibujo de J. Cornelius Vermeyen del viejo Alcázar. La imagen corresponde, aproximadamente, al año 1534, antes de la ampliación emprendida por Carlos I en 1537, la primera de envergadura realizada en el edificio. Es probable que éste fuera el aspecto que presentaba el castillo musulmán, cuya estructura y muros sirvieron de base al palacio real promovido por el emperador.
El primer dibujo que se tiene del Alcázar fue realizado por J. Cornelius Vermeyen hacia el año 1534, tres decenios antes de la designación de Madrid como capital de España (véase la imagen 2). En él se muestra un castillo articulado en dos cuerpos principales, que tal vez pueda corresponderse, al menos parcialmente, con la estructura de la fortaleza musulmana sobre la que se asienta.
Dibujo anónimo del edificio hacia 1596-1597, cuando las obras impulsadas por Felipe II estaban prácticamente concluidas. A la derecha, puede verse la Torre Dorada, levantada por Juan Bautista de Toledo, en la esquina suroccidental del Alcázar. En primer término, en la plaza, los hermanos Buratines ofrecen un espectáculo de funambulismo.
Dibujo de Filippo Pallota, donde se puede apreciar la fachada principal del Alcázar de Madrid en 1704, treinta años antes del incendio que lo destruyó.
Detalle del plano de Pedro Teixeira (1656), correspondiente a la Casa del Tesoro. A la izquierda, puede observarse que este edificio tenía comunicación directa con el Real Alcázar de Madrid.
Pintura de Madrid de principios del siglo XIX. A la derecha, en la parte superior, se encuentra la fachada meridional del Palacio Real y, en la parte central, aparece el complejo de las Caballerizas Reales, que se destaca del resto de construcciones por sus fachadas en blanco.