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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.252-265.“El Estilo Internacional: tema y variaciones, 1925-196


Poco antes de su hoy famoso Monumento a la paz de Hiroshima 1955, que señala el epicentro de la primera bomba nuclear, Tange, ex ayudante de Mayekawa, comenzó su carrera con toda una serie de encargos gubernamentales, principiando con sus ayuntamientos esquemáticos para Shimizu y Tokio 1952-54 y culminando en la prefectura de Kagawa 1955-58 y el ayuntamiento de Kurashiki 1957-60.En tanto que el ayuntamiento de Tokiofue una parodia meticulosa, pero con todo llena de ingenio, de la técnica en madera de Jomon, plasmada en hormigón, la prefectura de Kagawa alcanzó un estado de equilibrio casi clásico, que, a través de su organización espacial notablemente lúcida, fusionó conceptos absorbidos de la era Heian con elementos discretamente obtenidos del vocabulario aportado por el Estilo Internacional. Esta obra, pese a todo su historicismo y a su referencia mixta a los prototipos budistas y shinto, situó a Tange como una de las principales figuras que surgirían en Japón después de la segunda guerra mundial. A pesar de unas de las raíces comunes en la obra de Le Corbusier, no hubo a finales de la década de 1950 otros dos diseños que pudieran estar más distantes de la plaza de los tres poderes de Niemeyer en Brasilia, con su clasicismo simplista, y la Prefectura de Kagawa obra de Tange, con su extraordinario detalle articulado. La clara concepción por parte de Tange de la energía liberada por el intenso desarrollo industrial de Japón y del papel ambivalente que iba a ser desempeñado por la tradición respecto a esta fuerza socialmente “liberadora”, resalta en su incisivo y optimista análisis realizado cuando se daba fin a las obras de la Prefectura:


Hasta fecha muy reciente, Japón estuvo constantemente bajo el control de un estado absolutista, y la energía cultural del pueblo, en su conjunto, la energía con la que ellos hubieran podido crear nuevas formas, quedó confinada y suprimida. Esto fue especialmente cierto en el período Tokugawa, cuando el gobierno luchó sin tregua para impedir el cambio social. Solo en nuestra propia época esta energía de la que estoy hablando empezó a ser liberada. Funciona todavía en un medio confuso y es mucho lo que queda por hacer antes de que se consiga un verdadero orden, pero es indudable que esta energía hará muchísimo para convertir la tradición japonesa en algo nuevo y creativo.


 

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