Págs. 193- 207.“Neoclasicismo orgánicismo y el estado del bienestar: La arquitectura en Escandinavia, 1910-1965”
Grandes programas Un intento del sector público por racionalizar y, al mismo tiempo, humanizar la construcción a gran escala puede apreciarse en el enfoque «estructuralista» adoptado por el Consejo Urbanístico Nacional de Suecia. Este inició un nuevo modo de pensar en el diseño de grandes edificios, basado en la separación de dos sistemas con distintos índices de obsolescencia: por un lado, la envoltura del edificio con su soporte estructural; y por otro, el relleno funcional.
Dos proyectos de arquitectos independientes también abordaron, de maneras diversas y más pragmáticas, el problema de los edificios urbanos de gran escala. El primero es la Casa del Ciudadano en Orebro (1965), obra de Eric y Tore Ahlsén. Este centro cultural multiusos ocupa una manzana entera; los arquitectos trataron de reducir su masa aparente mediante la articulación de los distintos pisos y las variaciones en el tratamiento de las superficies. El segundo proyecto, el conjunto de la Casa de la Cultura de Estocolmo (1965-1976), obra de Peter Celsing (1920-1974), entrañaba mayores implicaciones urbanas y nacionales. Este conjunto tiene tres elementos: un gran teatro, la nueva sede del Banco de Suecia, y un centro cultural. El teatro se integra en el tejido urbano existente, mientras que los otros dos elementos destacan como edificios representativos y con un fuerte carácter objetual. El conjunto cierra el principal eje norte-sur de la ciudad, y está situado en el límite histórico entre la ciudad antigua y el barrio comercial del siglo XIX. Celsing conservó esta distinción adosando el banco y el centro cultural a los lados opuestos de un grueso muro de «servicio» que representa simbólicamente la antigua muralla. El banco -que da a la parte vieja- es un cubo hermético de aire clasicista. El centro cultural -que da a la parte nueva- tiene una fachada larga, ininterrumpida y completamente acristalada, con los forjados marcados. El programa de este edificio lo elaboró Pontius Hultén, que más tarde se convertiría en el primer director del Centre Pompidou de París, con el que esta obra de Celsing comparte esa idea constructivista de un edificio transparente y multiusos en el que las funciones interiores, al quedar a la vista, hacen las veces de la ornamentación tradicional. Al dar un carácter distinto a cada uno de sus componentes, el proyecto de Celsing se resiste al efecto homogeneizador de la tecnología moderna y conserva la estructura histórica de la ciudad; pero también acepta el cambio de estética y escala provocado por los avances técnicos y económicos.