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Centro cultural SESC Pompeia

  • 1977 - 1986
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  • BO BARDI, Lina (Anchilina)
  • BO BARDI, Lina
  • FERRAZ, Marcelo
  •  
  • Sao Paulo
  • Brasil

MONTANER J. M.., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. G.Gili. Barcelona, 2002.


 Pág. 18. En el Centro de Ocio Sesc Pompeia en Sao Paulo (1977), se conservaron las naves del conjunto industrial existente,  concentrando los nuevos servicios – piscina, canchas de deporte, gimnasio, vestuarios, cafetería – en dos torres de hormigón visto. Aunque las dos torres sean de planta rectangular, sus ventanas de formas expresionistas y espontáneas, sus pasarelas de hormigón y su cilíndrica torre de agua, les otorga un carácter orgánico y dinámico.


págs.12-24. La presencia de los ejemplos más épicos de la arquitectura racionalista son evidentes: los siete puentes de hormigón que unen en diversas direcciones las dos torres rememoran las pasarelas acristaladas de la fábrica Van Nelle en Rotterdam (1925-27), de Johannes Andreas Brickman y Leender T. Cornelius van der Vlugt, y recuerdan visiones como la de la fábrica Ford en Detroit o las vistas generales de la película Metrópolis de Fritz Lang (1926). Este énfasis racionalista surge sobre las naves de la antigua fábrica reconvertidas en espacios lúdicos; sala para teatro y música experimental, gran cocina y restaurante, salas de lectura, talleres artísticos, lugares para juegos y exposiciones. He aquí la aportación de un nuevo concepto de modernidad: la imagen de la ultramoderna fábrica Van Nelle surge sobre una revitalizada antigua fábrica hecha de ladrillo.


Con una intervención mínima se consigue una máxima transformación del uso y significado del conjunto. En un mismo complejo se concilian el trabajo del pasado con el ocio del futuro, lo antiguo con lo moderno, las naves horizontales con las torres verticales, la fábrica tradicional de ladrillo con los altos muros de hormigón. Como años más tarde hiciera Rafael Moneo en la Fundación Pilar y Joan Miró en Palma de Mallorca (1986-1992), esta obra de Lina Bo Bardi recurre a una dualidad de volúmenes, convirtiendo este centro cívico en una especie de microcosmos en el que se sintetizan las formas verticales y horizontales de las tipologías del entorno.


 Págs. 207-222... Una arquitectura conciliada con la naturaleza se debe expresar no solo en procesos como el reciclaje o el ahorro energético, sino que debe ir aparejada a dos cuestiones claves. Por un lado, la arquitectura ecológica autentica es aquella que acepta el fondo, con todas sus consecuencias, la inmensa diversidad cultural del planeta. Y, por otro lado, es aquella que fomenta la conservación y creación de espacios comunitarios.


Cada cultura está en un estado diverso de evolución, por tanto, se debería trabajar desde la premisa conceptual de que no existen ni centros ni periferias, ni unas situaciones más avanzadas que otras. En definitiva, no debe haber modelos para imponer de un contexto a otro: cada lugar ha de tener la posibilidad de generar sus propias y diversas soluciones, difícilmente generalizables. En este sentido, el imperialismo industrial, aunque este sea de productos ecológicos o sistemas estructurales ligeros, convierte los productos verdes en otra gama de productos multinacionales que se imponen desde unos contextos a otros.


El paulatino aumento de cualidad ambiental de las ciudades debe ir aparejado al aumento y mejora de las zonas comunitarias, lugares que pertenecen en cierta manera a culturas preindustriales. Es lo que Sigfried Giedion reclamaba en su texto de 1958, Architecture, you and me. De hecho, en el retorno a esta idea de convivencia en Gemeinschaft (comunidad) siempre hay un elemento romántico. Y con la reivindicación de una arquitectura ecológica reaparece la relevancia de la función social y de la funcionalidad en la arquitectura; un funcionalismo ecologista que critica el racionalismo desarrollista y depredador. Es lo que se experimenta en los espacios de vida comunitaria del Sesc Pompéia en Sao Paulo, Brasil (1977), proyectado por Lina Bo Bardi. Se podrían señalar, incluso, las ventajas de un cierto “retraso” en los países latinoamericanos que pueden dar el salto hacia una nueva modernidad, más versátil y rica, sin haber tenido que sufrir todos los inconvenientes del mercado desarrollado y habiendo conseguido mantener aun relaciones auténticas con la energía que aportan las culturas autóctonas.  


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MONTANER, Josep María., Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008.


Págs.90-115. “Universos de la realidad y del tiempo” 


Sistemas sobre objetos encontrados.


La arquitecta brasileña de origen italiano Lina Bo Bardi(1915-1992) desarrolló una obra basada en la voluntad de crear sintaxis expresivas a partir de la mímesis de la realidad. En el centro de ocio, cultura y deporte Sesc Fábrica da Pompéia de São Paulo (1976-1986), Lina Bo Bardi aprovechó las preexistencias de una fábrica en un barrio popular, respetando la estructura horizontal de las calles interiores y de los galpones existentes, y situó una nueva doble torre vertical de hormigón visto, como contrapunto, poniendo especial énfasis en el espacio libre existente en este sistema de edificios industriales. Este centro de ocio, con sus antiguas naves horizontales y sus dos nuevas torres, se convierte en una especie de microcosmos, un sistema de objetos que sintetiza las tipologías del entorno. El Sesc Fábrica da Pompéia constituye un auténtico espacio de dominio público, un lugar para la vida democrática, un entorno para la felicidad, una ciudad para la libertad. La realización de actividades como exposiciones de arte popular ha conseguido un hecho singular: que en un mismo recinto social se hayan revalorizado a la vez la cultura popular artesana y la industrial.


Este proyecto de tiene un claro antecedente en la intervención que Lina Bo Bardi realizó el Museu de Arte Moderna en el antiguo Solar do Unhão, en Salvador de Bahía (1959-1963), conjunto iniciado en el siglo XVI y que en el siglo XIX se convirtió en una de las primeras manufacturas de Brasil. Con un sentido totalmente moderno, Lina Bo Bardi reestructuró todo el conjunto a partir del espacio público -creando una nueva plataforma con pavimento de piedra junto al mar-, eliminando todos los cuerpos añadidos prescindibles y enfatizando la relación entre los diversos edificios que constituían el conjunto: la iglesia, las casas y los almacenes. En el conjunto predominan el proyecto del espacio vacío entre los edificios y en los interiores la introducción de elementos modernos específicos, como la nueva escalera de madera de forma helicoidal. Actualmente, el conjunto ha sido reconstruido parcialmente después de que durante la dictadura militar en Brasil el museo fuera desmantelado y la memoria de la estancia de Lina Bo Bardi en Salvador se hubiera intentado borrar.


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MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 115-158. “Metrópolis”


La única alternativa para conseguir que los tejidos urbanos históricos no sean engullidos por el sistema turístico y sus habitantes paulatinamente expulsados, radica en conseguir que las Administraciones y los operadores turísticos inviertan en la calidad de vida de dichos lugares a través de cuotas, impuestos y tasas. Es decir, que los beneficios del turismo se repartan entre todos y todas, potenciando lógicas de redistribución del éxito: favoreciendo políticas sociales de vivienda; revisando continuamente el plan de usos y el equilibrio de los comercios, para evitar que las tiendas de alimentación se sustituyan por bares y restaurantes, tiendas de moda y de souvenirs promoviendo la calidad y mantenimiento del espacio público; y realizando equipamientos específicos para la vida cotidiana -guarderías, centros de asistencia primaria, bibliotecas, escuelas para adultos, etc.- que complementen los equipamientos genéricos -museos e instituciones- que ya poseen estos barrios.


   Otra clave es la creación de auténticos espacios públicos de dominio público. No como la Potsdamer Platz en Berlín, con una Sony Plaza que tiene unas reglas de régimen interno exclusivas y privadas que lo prohíben casi todo y solo permiten consumir. Las Normas del Civismo en Barcelona del año 2005 tomaron, entre otros precedentes, las reglas de la Sony Plaza, que prohíben la venta ambulante, interpretar música y actuar, mendigar, manifestaciones políticas y propaganda, ir en bicicleta y en patín, los perros deben ir con correa y no se puede alimentar a las palomas, ni llevar globos o lanzar fuegos artificiales; cualquier infracción se castiga con una multa. La paradoja es que Barcelona, una ciudad real, se haya inspirado en las reglas de un centro comercial tematizado; es decir, una ciudad no real. En la actualidad se considera a Barcelona la ciudad más normativa y represiva de España.


Los auténticos espacios públicos serían lugares como el Centro Cultural de Sâo Paulo (CCSP), de Luiz Benedito Tellez y Eurico Prado Lopes, y el SESC Pompeia de Lina Bo Bardi, también en São Paulo; la Biblioteca Pública en Seattle, Estados Unidos, de Rem Koolhaas y Joshua Ramus; o la Mediateca, en Sendai, Japón, de Toyo lto; lugares de acceso libre y que ofrecen servicios gratuitos...


...”La precariedad de los medios y el predominio de las técnicas artesanales de construcción hacen que, en mucha de la arquitectura sudamericana, sea inevitable la presencia de huellas de herramientas confundidas con huellas de la mano. Visto así, un edificio no es muy distinto a un castillo de arena o una torta de barro. Los espacios de Pompéia en Sao Paulo, pensados para que los ciudadanos jueguen y se encuentren, están llenos de esas huellas; en este caso, dejadas por obradores cargados de ambición y generosidad”……. (Lina Bo Bardi)


Las obras de Lina Bo Bardi acreditan un potencial popular de creación, otorgando espacio y voz para que esto ocurra: los espacios en algunas ocasiones considerados “feos” e inacabados invitan a ser construidos y reconstruidos con el triunfo del propio uso. Los proyectos son una apropiación, digestión y propuesta de un nuevo y moderno movimiento local, brasilero, a partir de la incorporación de la gente.


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Se trata de una intervención en una antigua fábrica de toneles en la Rua Clélia 93 del barrio Pompéia, Sao Paulo (Brasil), un barrio situado entre los distritos de Perdizes y Lapa. La entrada principal al edificio se encuentra al norte, existiendo al sur un rio seco y cubierto, que delimita la parcela. La superficie total es de 22.026 m2, y en el trabajo de rehabilitación para nuevos usos de la antigua fábrica, resulta importante mantener el carácter de las antiguas instalaciones, respetando en la medida de lo posible la dimensión y los materiales. Con la nueva intervención de Lina Bo Bardi, la forma y aspecto del conjunto sigue siendo industrial y brutalista. Junto a estas antiguas naves industriales, se construye el nuevo edificio en altura, que se compone de 2 torres separadas, aunque unidas por unas pasarelas, con una altura de 5 plantas, dedicadas a abergar instalaciones deportivas, con sus respectivos vestuarios, salas y accesos. Los edificios ya existentes, que son mayoría, poseen múltiples usos como; laboratorios, teatro, restaurante, cocinas, salas de trabajo, librería, salas de exposiciones…etc.


El resultado final ha sido exitoso, tanto desde el punto de vista de realización del proyecto, como de la aceptación de los ciudadanos, respetando el carácter del sitio, bajo unos nuevos presupuestos y ganando el tan necesitado espacio público de uso para el vecindario. Con respecto a los materiales, . Los nuevos volúmenes edificados son de hormigón armado visto y rústico. Todo lo demás está construido de estructuras de hormigón armado, con un cerramiento de ladrillo y las cubiertas tienen unas cerchas de madera pintadas en negro y con las uniones en rojo. El recubrimiento del conjunto es de teja y cristales, para dejar entrar la luz.


 Para finalizar hay que señalar, que este proyecto hecho realidad, no está exento de poética, basten las palabras de la autora al respecto...”La precariedad de los medios y el predominio de las técnicas artesanales de construcción hacen que, en mucha de la arquitectura sudamericana, sea inevitable la presencia de huellas de herramientas confundidas con huellas de la mano. Visto así, un edificio no es muy distinto a un castillo de arena o una torta de barro. Los espacios de Pompéia en Sao Paulo, pensados para que los ciudadanos jueguen y se encuentren, están llenos de esas huellas; en este caso, dejadas por obradores cargados de ambición y generosidad”… Las obras de Lina Bo Bardi acreditan un potencial popular de creación, otorgando espacio y voz para que esto ocurra: los espacios en algunas ocasiones considerados “feos” e inacabados invitan a ser construidos y reconstruidos con el triunfo del propio uso. Los proyectos son una apropiación y propuesta de un nuevo y moderno movimiento local, brasilero, a partir de la incorporación de la gente.


Ander GUERRA


 


 


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