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CURTIS William. J.  La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Pág.589-613. “ El pluralismo de los años 1970”


 La restructuración de todo el barrio de la Quinta da Malagueira a las afueras de la población portuguesa de Évora (Iniciada en 1977), obra de Álvaro Siza, constituyó un intento de dar una forma urbana definida a una zona periférica situada entre la ciudad antigua y el campo.


Las formas cúbicas, las terrazas y los vanos rellenos de una sombra profunda encarnaban una respuesta a un paisaje y a un lugar en particular.


Siza estableció un trazado de poca altura y alta densidad que transformaba el patio y la calle tradicionales de la construcción vernácula portuguesa para afrontar las cambiantes realidades sociales.


 Al nuevo barrio se le dio una clara jerarquía y un orden vertebrado mediante puentes elevados que portaban tuberías e instalaciones (una alusión a los acueductos locales que iban desde las murallas de la ciudad hasta el paisaje). Las intenciones de Siza eran normativas: quería establecer unos elementos y un sistema para manejar las situaciones típicas de la vivienda individual, su lugar en la comunidad y las transiciones de lo público a lo privado. 


La Quinta da Malagueira se apoyaba en una lectura personal del clima y la cultura, en un sistema constructivo común que usaba el hormigón y el ladrillo hueco y en una novedosa interpretación de prototipos modernos como el proyecto residencial Strandboulevard (1917; no construido), de Oud, en Holanda (figura 175).


Al mismo tiempo, las hileras de piezas rectangulares y las calles paralelas-que atravesaban un paisaje arcaico y virtualmente mediterráneo de olivares- evocaban recuerdos más antiguos, como los trazados en retícula de la insula residencial romana. Siza revelaba algo de su actitud con respecto al pasado cuando declaraba:<< la arquitectura es cada vez más un problema de uso y de referencia a unos modelos. Los arquitectos no inventan nada; trabajan continuamente con modelos que transforman en respuesta a los problemas con que se enfrentan.>>


Estos tres conjuntos residenciales (Byker, Gallaratese y Quinta da Malagueira) Indican diferentes vías por las cuales la herencia de la arquitectura moderna podía extenderse a nuevos territorios expresivos. Una gama igualmente amplia de compromisos ideológicos y vocabularios surge si se analizan las soluciones arquitectónicas para los lugares de trabajo y los años 1970, en particular los edificios de oficinas.


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JODIDIO, Philip., Alvaro Siza: Complete Works. Edit. Taschen. Año 2000.


Pág. 230 - 237. "1985-1999: Segunda fase de la obra madura"


"En 1977, Siza recibió un encargo para diseñar la Quinta de la Malagueira, un barrio de viviendas sociales en las afueras de Évora. El barrio fue construido en una colina, rodeada de un paisaje natural, y Siza se inspiró en la topografía y la historia del lugar para crear un diseño que respetara el entorno y mejorara la calidad de vida de los habitantes.


El proyecto consistió en un conjunto de 1200 viviendas, organizadas en grupos de cuatro a seis casas alrededor de patios comunes. Las casas se diseñaron con materiales y colores locales, como el ladrillo y el blanco, y se construyeron en diferentes niveles para adaptarse a la topografía del terreno. Además, Siza incorporó espacios públicos y zonas verdes en el diseño del barrio para fomentar la vida comunitaria y la interacción entre los habitantes.


La Quinta de la Malagueira se convirtió en un ejemplo de arquitectura socialmente responsable y sostenible, y ha sido reconocida por su diseño innovador y su impacto positivo en la comunidad local. Siza continuó trabajando en el proyecto durante décadas, añadiendo nuevas viviendas y edificios públicos, como una escuela y una biblioteca, para mejorar aún más la calidad de vida de los habitantes."


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MONTANER, Josep María.,  Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 


Págs.. 90-115. “Universos de la realidad y del tiempo” 


Un ejemplo en el que conviven los clusters y los mat-buildings es el barrio de la Malagueira, iniciado en 1977 y basado en un programa de vivienda social promovido por el municipio de Évora, gobernado por el Partido Comunista Portugués. Álvaro Siza(1933) despliega una serie de mecanismos para relacionar las tipologías residenciales con la diversidad de las preexistencias del lugar, para que la vida humana se desarrolle según una rica relación con la realidad existente.En toda su obra -especialmente en sus museos-, Siza ha demostrado una capacidad especial de síntesis, por el equilibrio que siempre crea entre el espacio interior y la forma exterior. Siguiendo la maestría de Frank Lloyd Wright y Alvar Aalto, Siza sabe desplegar en cada pieza un equilibrio especial entre la autonomía de unos interiores que parecen introvertidos, que se anudan en torno a la energía generada por las actividades y la intensa definición de los detalles, y una forma escultórica exterior clara y diáfana, a veces casi simétrica, que se adapta al entorno y que, en su forma, sabe expresar tanto la singularidad del edificio como la especificidad del lugar, creando las extremidades, plataformas, voladizos, pliegues, aberturas, ventanas, patios y miradores más adecuados para relacionar la vitalidad del interior con las cualidades del medio.


En el caso de la Malagueira, por una parte, crea una compleja estructura urbana para que se adapte al lugar y sea susceptible de crecimiento, la dualidad esencial del organicismo y que sea capaz de integrar los elementos preexistentes, la voluntad primordial del realismo. Por otra parte, en la complejidad del conjunto, la unidad básica está formada por las manzanas residenciales cuya célula elemental es la vivienda. Siza sintetiza un tipo de casa entre medianeras con patio que, con diversas variantes, se va repitiendo hasta crear las unidades vecinales. Esta habilidad procede de su conocimiento de la arquitectura popularportuguesa, ya demostrado con su participación en la investigación colectiva recogida en los tres volúmenes de Arquitectura popular em Portugal. Por tanto, Siza resuelve el conjunto a partir de la dialéctica entre dos escalas, la urbana que adopta la forma abierta de estructura en peine, próxima al organicismo, a la espina de pez, que podríamos considerar un clustes, y la de cada manzana, que se basa en la resolución de cada conjunto residencial de baja altura y alta densidad a partir de la estructura muraria y la repetición de la tipología de casas con patio que podríamos considerar un mat-building. En conciliación de las dos escalas y de las dos morfologías – un cluster general formado por unidades residenciales conformadas como mat-building- conviven oganicismo, realismo y crítica tipológica.


Entre las dos escalas -la grande del conjunto y la pequeña de las manzanas- media un elemento articulador, intermedio, una especie de acueducto o conducto primario de instalaciones y servicios que actúa como espina dorsal que se inspira en el acueducto romano preexistente en el lugar. Sin embargo, Álvaro Siza le hubiera podido sacar mucho más partido a la idea, presencia y uso del acueducto. Lo público, es decir, las calles, las plazas y espacios libres, surge de la relación dialéctica entre las unidades vecinales, en los intersticios que quedan entre las dos escalas: la de la estructura urbana general y la de la unidad vecinal basada en la trama repetitiva de unidades de vivienda. Coherentemente con la voluntad de crear una periferia que no sea marginal sino cualificada, se pone énfasis en el espacio público como vacío que recupera de la memoria del campo. Siguiendo un proyecto de paisajismo de João Gomes da Silva e Inês Norton, elaborado entre 1985 y 1991, se crea una gradación entre lo rural y lo urbano, tomando el agua como hilo narrativo y articulador.El espacio público recrea un origen rural; deja aflorar la memoria topográfica del campo, situándose como gran intersticio, como un vacío cualificado y estructurador. Al basarse en esta idea de un espacio público como continuidad con el paisaje se consigue que la nueva ciudad no sea una periferia vulgar y sin cualidades: el vacío introduce la cualidad, establece una nueva relación de conciliación entre lo que fue naturaleza y campos y lo que ahora se ha convertido en ciudad. El conjunto dispone diversos espacios públicos singulares, como el lago, las fuentes y toda una serie de elementos de raíz rural como muros, escaleras o albercas. De esta manera, el diseño va de la gran escala del concepto general a la pequeña escala en que se resuelven los contactos con el campo, los itinerarios, desniveles, muros y escaleras, la inclusión de las fincas agrícolas preexistentes, la consolidación de la brecha provocada por el paso del río como espacio de uso social y el proyecto de distintas plazas que permiten la convivencia entre la gente de cada barrio. La conciliación de proyecto urbano manzanas residenciales, espacio público y acueducto se erige en emblema de una nueva concepción de la periferia, que ya no es límite, perímetro o deshecho, sino espina dorsal, la trama que mediante la delicadeza de los intersticios y los vacíos otorga ligazón al barrio, con la voluntad de zurcir lo urbano con el paisaje, la vivienda con el campo.


En definitiva, una solución de síntesis que se consigue reconociendo la realidad, que acepta y suma en lugar de rechazar, eliminar, excluir o dividir. Con esto se corrobora cómo la arquitectura portuguesa de las décadas de 1950 y 1960 se inspiró en las obras y teorías de arquitectos italianos como Ernesto Nathan Rogers o Ludovico Quaroni, entre otros; por ello, la posición realista de Álvaro Siza se acerca a la crítica tipológica de Aldo Rossi, al reconocer que la presencia de la realidad tiene que ver con la historia y la ciudad; a todo ello se une también la versatilidad empírica del funcionalismo organicista de Alvar Aalto. Desde esta posición realista, tan adecuada para resolver un conjunto dedicado a vivienda popular, Siza incorpora los conceptos de cluster mat-building del Team 10 para resolver un conjunto complejo que puede ir creciendo.


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MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 197- 246.“Alternativas” 


El portugués Alvaro Siza (1933), que sigue pensando las obras una a una, sabiendo poner en relación el desarrollo del programa interno con un contexto ambiental que tiene en cuenta. Es preciso destacar el hecho de haber recreado en los espacios libres del barrio de la Malagueira, en la ciudad portuguesa de Evora, con la colaboración de los paisajistas Inés Norton y Joao Gomes da Silva, la memoria rural que desaparece y que pertenece a los que emigran del camino a la ciudad.


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