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 VV.AA., Fernando Chueca Goitia. Un arquitecto en la cultura española. Fundación Antonio Camuñas. Madrid, 1992


Págs. 130-133. "El Pueblo Español, construido en Palma de Mallorca en la década de los 69, tiene un indudable precedente en el Pueblo Español que se construyó con motivo de la Exposición Universal de 1929 en Barcelona. Pero con una diferencia, a favor del Pueblo Español de Palma de Mallorca, y es que el de Barcelona se hizo con materiales artificiales que imitaban los naturales, pero el de Palma de Mallorca se construyó tode él con materiales reales.  La piedra en piedra real, el ladrillo, la mampostería, qué duda cabe igualmente la madera, el hierro forjado .Todo es completamente auténtico. Hay que reconocer que para ejecutarlo tuvimos la fortaleza de poseer en la isla una excelente piedra, en general desdeñada por los arquitectos locales y que es de muu fácil labra., pero que luego con el paso del tiempo se endurece y adquiere una gran consistencia. El pueblo se hizo como es natural con un propósito turístico y pensando que iba a tener una gran aceptación y atractivo, pero desgraciadamente no todo fue tan favorable como sus promotores pensaban y sin duda alguna por un error inicial, por la mala situación de los terrenos donde se edificó, lejanos de la ciudad y a sus enclaves más frecuentes por el turismo nacional y extranjero. Había por lo tanto,  que desplazarse para encontrar el pueblo rodeado de un barrio muy poco interesante y perteneciente a un suburbio vulgar. 


Tampoco la promoción de este núcleo turístico fue acertada u so se supo dar a los edificios un contenido interesante desde el punto de vista rentable. Quedaron, por lo tanto, las edificaciones sin un aprovechamiento acorde con su significación, salvo algunas tiendas y algunos restaurantes, que no tuvieron el éxito que se deseaba, pero todo esto no hace el caso de lo que representa su arquitectura.


El pueblo está organizado como una pequeña ciudad amurallada con sus correspondientes puertas y accesos. El principal a través de una reproducción de la Puerta Bisagra de Toledo. Otras puertas son la de Ciudad Real, llamada Puerta de Toledo y la Puerta del Capitel de Badajoz. Dentro de un cerco de murallas que sigue una línea irregular alargada en el sentido este-oeste, se distribuyen los diversos edificios que a su vez dan lugar a algunas plazas evocadoras, la principal de ellas la Plaza Mayor donde está la iglesia y el Ayuntamiento de Vergara. De esta plaza sale una calle denominada Calle Mayor que conduce a la Puerta de Toledo en Ciudad Real.


Otras plazas son la de Munárriz, la de Valdecaballeros, la del Cristo de los Faroles, la de Luis Vives y la de Valmardun.  No vamos ahora a hacer una descripción pormenorizada de los edificios, calles y plazas cuya descripción se recogió en una guía editada en el año 1967.


Para que el lector se de una idea de lo que es este Pueblo Español nada mejor que las fotografías que se refieren al mismo.


Consecuentemente con el Pueblo Español se pensó igualmente construir un hotel de traza moderna e inmediatamente al Pueblo que serviría de atractivo complementeo a un hotel de lujo. Este hotel lo proyectó especialmente el arquitecto D. José Subirana, que en principio formó parte del equipo técnico de la construcción del Pueblo. En esta línea se produjo un reparto de papeles. D. José Subirana haría el hotel y Fernando Chueca se dedicaría especialmente al Pueblo.  Más adelante la idea del hotel se abandonó por considerar que era muy difícil competir con los hoteles de lujo inmediatos al mar. Al quedar este en el e interior de la ciudad perdería mucho de su valor, entonces, a instancias del arquitecto Fernando Chueca, se pensó en sustituir el hotel por un Palacio de Congresos, que es el que más adelante se hizo. En este Palacio de Congresos figura un aula magna que se ha utilizado y se sigue utilizando en multitud de ocasiones, en teatro al aire libre  y unas dependencias para los servicios de un Congreso de alcance internacional con todos los elementos que su organización lleva consigo. Al Palacio de Congresos y demás dependencias, se les dio un estilo clásico como si se tratara de un foro romano con sus monumentos más característicos, incluso un pequeño templo que reproduce el templo de Bará en Tarragona. La filosofía consistía en considerar que junto a un pueblo de una traza medieval quedaran los restos de una acrópoli hispano-romana.

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