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Café Museum en Viena

  • 1899 -
  •  
  • LOOS, Adolf
  •  
  • Viena
  • Austria
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Loos creó esta cafetería vienesa sencilla y sin adornos en el apogeo del período Art Nouveau, muy cerca tanto del espacio como del tiempo del exuberante secesionismo. El café fue apodado "Café Nihilismo". Heinrich Kulka, alumno de Loos, lo describió como "el punto de partida de todo el diseño interior moderno".


El esquema de colores de la cafetería es todo menos nihilista: paredes de color verde claro que contrastan con sillas de madera curvada roja (diseñadas por Loos) y rieles de latón brillante. Las luces son en su mayoría bombillas desnudas colgadas de sus cables eléctricos, pero separadas por rieles de latón para dar un fuerte efecto visual sin una ornamentación manifiesta.


Nestor Fabián VELÁZQUEZ


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.92-97.“Adolf Loos y la crisis de la cultura, 1896-1931”


En los interiores domésticos de Loos la expresión fue todavía más ecléctica y reflejó la fundamental escisión de su obra entre una rusticidad confortable por una parte y una severa monumentalidad por la otra. Invariablemente, cubría con paneles sus paredes hasta nivel de friso o de pinturas, con piedra pulimentada o madera, sobre cuyos paneles quedaba o bien un espacio en blanco o bien un remate con un detalle ornamental clásico en yeso. (En Ornamento y delito , Loos había admitido la apropiación ecléctica del ornamento arqueológico, mientras excluía categóricamente la invención de la decoración moderna.) En los ambientes públicos los techos solían estar desnudos, en tanto que en los privados estaban vestidos con madera o metal. En otras ocasiones, en particular en los comedores, podían verse aliviados por unas vigas de madera Richardsonianas que a veces adquirían proporciones grotescas como en la casa Steiner de 1910. En general, los suelos eran de baldosa de parquet y siempre estaban cubiertos por alfombras orientales, en tanto que los alrededores de la chimenea, frecuentemente de ladrillo, ofrecían un marcado contraste con los detalles de iluminación invariablemente aportados por vitrinas, espejos, lámparas y adornos metálicos. En lo posible, el mobiliario estaba siempre construído a propósito; de lo contrario, era seleccionado por el cliente, aunque se tratase de muebles móviles y de un edificio público. Loos se limitaba al mobiliario curvado estándar tipo Thonet, como en su wagneriano Café Museum de 1899. En su ensayo sobre la abolición del mobiliario, escribió lo siguiente: “Las paredes de un edificio pertenecen al arquitecto. En ellas él manda a su antojo. Y al igual que con las paredes sucede con todo mueble que no sea móvil”. Acerca de las piezas móviles escribió: “La cabecera de hierro forjado de la cama, la mesa y las sillas, los cojines y las sillas auxiliares, los escritorios y los pies de ceniceros… todos esos artículos fabricados por nuestros artesanos en un idioma moderno (nunca por los arquitectos), cualquiera puede comprarlos para si de acuerdo con sus propios gustos e inclinaciones”. Esta actitud tan categóricamente anti- Gesamtkunstwerk estuvo complementada por la pasión de Loos por los materiales ricos, acerca de los cuales escribió a semejanza de Sempe: “Los materiales nobles y la buena artesanía no sólo deben ser considerados como compensadores de una carencia de decoración, sino como muy superiores a ésta en su sumptuosidad”.


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