Págs.74-79.“Construir para las masas. 1945-1970”
De influencia importante en aquel entonces (desarrollo de las New Towns inglesas) el Modernismo que había sido anteriormente un movimiento minoritario, llegó a ganar una aceptación generalizada por parte de los gobiernos que vieron en su abaratamiento y su simplicidad aparente una solución a sus recursos limitados y a su escasez de dinero líquido. A uno de los exponente más decisivos del Movimiento Moderno de la preguerra, Le Corbusier, le fue encargado el proyecto de diseño masificado de viviendas. Su proyecto de Unité d´Habitarion en Marsella (1946-52), un bloque de 337 pisos que comprendía una escuela, tiendas, una lavandería, zonas comunitarias, es la mayor realización práctica de los principios de Le Corbusier. Los apartamenteos que tenían que alojar a 1.600 habitantes, fueron diseñados en 23 estilos diferentes, que variaban para una unidad familiar grande o un estudio sencillo. El proyecto y en particular la utilización del hormigón, medio preferido por Le Corbusier, levantó una gran controversia, aunque influenciaría a toda una generación de arquitectos, como se puede ver en gran número de urbanizaciones en toda Europa, por ejemplo ,los “Grands Ensembles” en Francia y el barrio residencial “Forte di Quezzi” en Génova (construido, éste último, en el año 1960).
Sin embargo esos seguidores no siempre analizaron sus planos con la profundidad que lo hizo Le Corbusier, con el resultado de que el Movimiento Moderno fracasó en el área que mayor importancia tenía para políticos y planificadores así como para los arquitectos; se trata de la vivienda masificada. Su predilección por los bloques excesivamente altos desacreditó el movimiento a los ojos del público y acabó por alienar a una generación, por lo que los arquitectos llegaron a ser una “raza” desprestigiada por mucha gente.
La idea de separar la vida familiar del trabajo, el urbanismo y de llevar las viviendas fuera del centro de la ciudad, junto con la explosión de población de la posguerra, dieron como resultado la creación de muchos planes arquitectónicos que incluía una nueva concepción para la construcción de ciudades modernas e idealización de “proyectos”.
Los planificadores británicos resolvieron la demanda de viviendas en el sur, con la construcción desde 1949 de doce ciudades nuevas, ocho de las cuales estaban alrededor de Londres y son: Stevenage, Harlow, Welwyn Garden City, Hattield, Hemel Hampstead, Bracknell, Crawley y Basildon. Aquí los planificadores abandonaron las reglas racionalistas estrictas de planificación, orientadas hacia modelos de orden y carreteras rígidas siguiendo las líneas del sistema de reja americano y adoptaron un diseño más libre, en evolución y fluido, donde las carreteras podían retorcerse y girar de manera más “natural”. El sentimiento general que tenía que despertar era evolución más que uniformidad, idea llevada algo más lejos con el desarrollo posterior de Milton Keynes en 1967.
De influencia importante en aquel entonces, el Modernismo que había sido anteriormente un movimiento minoritario, llegó a ganar una aceptación generalizada por parte de los gobiernos que vieron en su abaratamiento y su simplicidad aparente una solución a sus recursos limitados y a su escasez de dinero líquido...
... A una escala mayor, Milton Keynes,en Gran Bretaña (1967 hasta hoy), también utiliza esta técnica de variedad. Se trata de una nueva gran ciudad más que de una nueva ciudad, concebida para una población de un cuarto de millón. De cierta manera, recoge muchas de las lecciones aprendidas con respecto a la planificación de ciudades y viviendas masificadas, aunque esta última palabra tiene un sentido diferente. Los planificadores buscaron la calidad de vida total, lo cual presupone divisiones y no sólo vida laboral. Sacaron unos planes que incluyen muchos parques y bosques y no sólo tristes “espacios verdes”, y aunque se pensó a fondo en el sistema de carreteras por lo que a tráfico se refiere, también se tuvo en cuenta al peatón. Esa preocupación recoge una tendencia internacional importante que dirige su atención hacia zonas libres que son ocupadas por coches. Se puede ver uno de los primeros ejemplos que se realizaron; se encuentra situado cerca de Bolonia, en Italia, donde al darse cuenta de que el centro histórico estaba siendo destruido por los coches, se preocuparon por conservar y restaurar lo que quedaba, y empezaron a dejar algunas zonas reservadas exclusivamente para peatones.
Los últimos treinta años han conocido evoluciones extremas en los comportamientos y las ideas, en cuanto a la construcción para las masas se refiere. Pasamos de los bloques inmensos, brutales y deshumanizadores, altísimos de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta a modelos más pequeños, más bajos y variados que tienen invariablemente en cuenta las necesidades específicas de la familia y de la comunidad. Ahora nos damos cuenta de que no basta con darle a la gente cosas o pisos calientes y secos. Tiene que haber algo más, y ese algo tiene que hacer que la gente se sienta segura y que forme parte de la comunidad. El aislamiento está pasado, el nuevo principio es la calidad de vida.
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Un planteamiento igualmente indeterminado se adoptó en 1972 en el diseño de la nueva ciudad inglesa de Milton Keynes. Apoyada en una malla algo irregular de calles , estaba concebida aparentemente como una especie de Los Ángeles instantáneo extendido sobre el paisaje agrario de Buckinghamshire . Su red irregular vacía , configurada siguiendo la topografía , era sin embargo otro ejercicio de indeterminación llevado al absurdo . Pese al neoclasicismo de su centro comercial inspirado en Mies , la capacidad de representar una identidad municipal es virtualmente inexistente . No se tiene sensación de llegada salvo por las indicaciones gráficas de los lindes legales; y para el visitante casual, Milton Keynes no parece más que una colección aleatoria de conjuntos de viviendas mejor o peor diseñados. Es inevitable pensar, por contraste, en la precisión ortogonal de la Broadacre City de Wright , en la que, pese a la implacable dispersión del tejido urbano, los lugares habrían adquirido cierta definición en virtud de sus lindes ortogonales. En Milton Keynes , no hace falta decirlo, las líneas que hacen de lindes no corresponden a ningún orden perceptible, y esto no resulta sorprendente, dado que la estructura de la ciudad se trazó bajo en influjo de las teorías urbanísticas de Melvin Webber , cuyo lema, esa ‘esfera urbana del no lugar’ , fue adoptada al parecer como un credo por los arquitectos encargados del plan, Llewelyn-Davies Weeks Forestier-Walker y Bor . El hecho de que este lema derivase del compromiso de Webben con la teoría de la localización de áreas centrales de Christaller-Losch -considerado por entonces y durante mucho tiempo, el modelo más dinámico disponible para la creación de unas condiciones óptimas de mercado - difícilmente podría haber pasado inadvertido a los arquitectos de la City hipotéticos intereses de una sociedad de consumo fue con seguridad una decisión deliberada .
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Págs. 942-1023.”El cambio de los años sesenta”
1.- EL desafío de la gran dimensión.
La reconstrucción de la posguerra concluye con un período de desarrollo económico y social que, en América, se manifiesta ya en los años cuarenta y, en el viejo continente, en los años cincuenta. Los acontecimientos arquitectónicos de este período ya se han descrito en los capítulos XVIII (respecto a Estados Unidos), XXI (respecto a Europa) y XIX (respecto a los demás continentes).
En el decenio siguiente, de 1960 a 1970, la ha terminado y el desarrollo continua en todo el mundo, La población aument, tanto en los países industrializados como en los más atrasados, y las características del desarrollo -con el traspaso de la población activa de la agricultura a la industria, el crecimiento de las funciones terciarias, los cambios de la composición demográfica y de los estilos de vida- multiplican el impacto sobre el ambiente construido que invade ya toda la superficie del planeta Mientras la población mundial crece, entre 1960 y 1970, de tres mil millones a tres mil seiscientos millones aproximadamente, la población urbana pasa del 30 al 40% (de 1000 a 1500 millones) y las grandes aglomeraciones aumentan todavía más.
Europa, donde estos fenómenos comenzaron anticipadamente, sigue el mismo proceso de forma más moderada: la población europea -sin contar la Unión Soviética- pasa de 437 a 469 millones, y la población urbana del 56 al 58%, pero el incremento de los ingresos y los cambios sociales (definidos, en conjunto, por Galbraith en su libro La sociedad opulenta [The Affluent Society], de 1958) requieren un crecimiento y una diferenciación del patrimonio de la construcción todavía mayores que en el pasado.
La necesidad de una proyectación organizada debido a las modificaciones territoriales impone por doquier, tanto en los países del Este como en los occidentales, y los métodos de la cultura arquitectónica moderna, puestos a punto en el período anterior, se consideran parte integrante de la «planificación ». De este modo, los arquitectos modernos se encuentran, por vez primera, ante la situación de proyectar un gran número de asentamientos de gran escala y verificarlos en su ejecución.
A continuación citaremos las experiencias más importantes realizadas en el mundo entero durante la década que va de 1960 a 1970.
En Inglaterra, los problemas legales y económicos planteados por aquellas leyes innovadoras de los primeros años de la posguerra se resolvieron, en su mayoría, con la Town and Country Planning Act de 1959 y con la Land Compensation Act de 1961. El dispositivo fiscal y financiero introducido por la ley de 1946 queda prácticamente anulado y el precio por la adquisición de los terrenos necesarios para los programas de intervención pública es reconducido al valor del mercado; precisamente gracias a esta simplificación, los programas públicos pueden desarrollarse en mayor escala y poner precio al mercado mismo...
... El proyecto de la nueva ciudad de Runcorn (1964-1965) acepta algunos de los principios introducidos en Cumbernauld (la forma compacta del organismo urbano -que dentro de poco tendrá su misma densidad, 90.000 habitantes, la red de las calles principales completamente estructurada, el centro comercial realizado en una estructura arquitectónica unitaria), pero renuncia a la posibilidad de llegar a este centro a pie desde cualquiera de las zonas residenciales. Por ello resulta importantísimo el sistema de transporte público que transita por vías independientes. De este modo, la nueva ciudad tendrá tres redes viarias independientes: una para los peatones, otra para los transportes privados y la tercera para los transportes públicos.
El proyecto de Milton Keynes (1967-1970) está basado en principios muy diferentes en relación con la densidad mucho mayor de la ciudad (250.000 habitantes). Solamente los transportes motorizados pueden resolver las conexiones a escala ciudadana, mientras los recorridos peatonales funcionan exclusivamente a escala de barrio. Así desaparece la exigencia de llegar a una alta densidad y una forma compacta del entramado residencial: la zona preseleccionada se ha compartimentado con una red de calles principales -que siguen las ondulaciones del terreno- en las que confluye de nuevo todo tipo de tráfico: cada cuadrado es un área ambiental», en la que las residencias y los servicios se distribuirán libremente con la densidad y tipología más idóneas a la vida cotidiana de los habitantes.
En los dos casos se ha buscado el asegurar buenas condiciones de vida y trabajo, incluso en las fases de realización; ha parecido esencial apoyarse en núcleos ya existentes suficientemente ilustrativos: la antigua Runcorn (que tenía 30.000 habitantes) y las pequeñas ciudades incluidas en el plano de Milton Keynes (Bletchley al sur, New Bradwell, Wolverton y Stony Stratford de norte, con 40.000 habitantes en conjunto).
La realización de Milton Keynes empieza cerca de los núcleos existentes (que entre tanto funcionan como centros de servicio) y prosigue en forma de tenazas hacia el nuevo centro principal. También en las áreas metropolitanas se encuentran en curso algunas grandes creaciones, de magnitud parangonable a las new towns. El Greater London Council hereda los programas iniciados por el London County Council en el área de la ciudad de Londres (entre ellos, la reconstrucción del distrito de Stepney-Poplar, para una población de casi 100.000 personas, y la del área de Barbican en el centro de la city, que comprende una serie de edificios destinados a finalidades distintas: oficinas, tiendas, escuelas, centros recreativos, y también viviendas para 6500 habitantes, introducidas en una zona totalmente reservada al comercio y a las finanzas) y promueve un nuevo barrio para 60.000 habitantes en Thamesmead, a lo largo de la desembocadura del río, con un complejo sistema de recorridos peatonales sobreelevados y un intento de integración del tejido residencial con el paisaje acuático.
Precisamente por su dimensión, las iniciativas promovidas en estos años se realizan en plazos muy largos, y adquieren una forma concreta sólo a finales de los años setenta. Estas alternativas proyectuales son en parte criticables, pero las ventajas de la proyectación unitaria se evidencian claramente en el paisaje contemporáneo, donde constituyen una excepción comparado con la planificación posterior.