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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.169-179.“La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unión Soviética” 


 tanto, había surgido espontáneamente una cultura específicamente proletaria provocada, por una parte, por las necesidades de comunicación de la Revolución -- que infundieron vitalidad a formas culturales que de otro modo podrían haber permanecido ajenas a la situación real del periodo -- y, por otra, por las necesidades reales de una población que todavía tenía deficiencias básicas de alojamiento, alimentación y, sobre todo, de alfabetización. El arte gráfico llegó a desempeñar un papel destacado en la difusión del mensaje de la Revolución. Adoptó la forma de arte callejero de gran escala, exhibido en los trenes y barcos de propaganda Agit-Prop, diseñados por los artistas de la Proletkult, y en el “plan monumental de propaganda” emprendido por las autoridades poco después de la Revolución con el propósito expreso de cubrir cualquier superficie disponible con lemas incendiarios y una iconografía evocativa. La misión fundamental de la Proletkult en esa época era la propagación de la información oficial mediante la producción teatral, el cine y un diseño gráfico de carácter exhortatorio, e invariablemente adoptaba una forma nómada y desmontable. Todo tenía que ser fácilmente transportable y poder hacerse con los medios productivos más simples. Además de la difusión de la propaganda, los artistas productivistas como Tatlin y Rodchenko se dedicaban al diseño de muebles ligeros y plegables y a la fabricación de indumentaria duradera para obreros. Tatlin diseñó una estufa que se suponía que producía el máximo calor consumiendo el mínimo de combustible. La universalidad de este impulso 'nómada' se refleja en el mobiliario ligero diseñado por los arquitectos europeos a finales de los años veinte: las sillas conceptualmente 'desarmables', aunque no realmente desmontables, producidas por Mies van der Rohe, Le Corbusier, Mart Stam, Hannes Meyer y Marcel Breuer. Este último fue particularmente sensible a esta influencia: su famosa silla Wassily, de 1926, coincidió con otra silla casi idéntica, de tubo y lona, diseñada aproximadamente en las mismas fechas en los Vkhutemas. De la correspondencia, recientemente descubierta, entre Moholy Nagy y Rodchenko se deduce claramente que a partir de 1923 la Bauhaus estuvo bajo la influencia directa de los Vkhutemas.

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