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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. 514... Entre 1945 y 1965, la difusión del Movimiento Moderno por todo el mundo significó, su conversión, gradualmente en la regla del orden establecido, en vez de ser un producto marginal de vanguadia. Aunque con frecuencia fue elegido para expresar ideales "progresistas" (por ejemplo las Naciones Unidas o Brasilia), tuvo que abandonar algunas de las tradiciones funcionales retóricas de la arquitectura, tales como la encarnación del estado o la conservación de las instituciones. La monumentalidad es una cualidad de la arquitectura que no tiene que ver con el tamaño, sino con la intensidad de la expresión. En cualquier caso, el problema consistía en dotar a los edificios públicos del grado adecuado de presencia y accesibilidad, es decir, establecer los términos de una monumentalidad democrática.


Le Corbusier, Mies Van der Rohe y Aalto, en sus obras de finales de 1940, y principios de 1950, dieron indicaciones sobre el modo en que se podía hacer (por ejemplo Chandigarh, Saint-Dié, Crown Hall o Saynatsalo). Las condidiones sociales externas y la evolución interna de la arquitectura moderna no iban desfasadas cuando se trataba de cuestiones de representación cívica y expresión monumental....


.... Después de la II Guerra Mundial, la arquitectura de Le Corbusier comenzó a adquirir un nuevo peso visual y una fuerza heróica, lo que no estaba desligado de su propia necesidad de resolver los problemas de la expresión monumental. Tanto en Saint-Dié (1946) como en Chandigarh, Le Corbusier parece haberse preocupado por una nueva visión de la acrópolis, al menos con unos espacios urbanos ceremoniales que combinaban la regularidad y la simetría con contratemas de asimetría y dinamismo. Los efectos ásperos del béton brut y la fuerte articulación de la sombra le permitieron crear un lenguaje simbólico alusivo puesto al servicio de un modelo institucional.


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COLQUHOUN Alan.,  La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 209- 229.“De Le Corbusier a las megaestructuras: visiones urbanas, 1930-1965” 


En la obra de Le Corbusier, el centro cívico hace su primera aparición provisional en 1934, con los proyectos para la feria indiene (granja radiante) y la ciudad de Nemours, en el norte de Africa. Un año antes, Se había proyectado, cerca de Río de Janeiro, la nueva población industrial llamada Cidade dos Motores. Los edificios de su centro cívico, manifiestamente inspirados en Le Corbusier, están dispuestos de modo que forman una plaza semicerrada que recuerda la playa mayor de origen ibérico. Casi como respuesta a ello, Le Corbusier incluyó en su centro cívico para Saint-Dié, de 1941, una plaza vagamente definida. En este proyecto, el grupo de edificios que forman el centro cívico incorpora una Unité d'Habitation, lo que indica claramente la interacción de Le Corbusier para dar un rango monumental a la vivienda.


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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Pág. 813-941. "La segunda posguerra en Europa"


 4.- La reconstrucción en Italia,Francia y Alemania.


En los planes de reconstrucción realizados para Saint-Dié, para Saint-Gau-dens, para La Rochelle, Le Corbusier insiste en esta idea; por fin, en 1946, recibe del Ministerio de Urbanismo y Reconstrucción el encargo de intentar el primer experimento concreto en Marsella. El edificio se acaba en 1952, después de muchas dificultades y dudas; el resultado arquitectónico es tan impresionante que moviliza incluso el interés del gran público, cosa que no ocurría desde hacía tiempo; pero persisten algunas dificultades de funcionamiento: parte de las viviendas permanecen vacías, y los servicios comunes de la séptima y octava planta - tiendas de comestibles, bar, cafetería, tabacalera, peluquería, kiosco de periódicos, floristería, oficinas de correos - se realizan solo más tarde punto así coma durante varios años coma el edificio funciona como un monumento, visitado cada día por 300 personas que pagan a la entrada; se organizan exposiciones de pintura y reuniones varias, y los carteles turísticos lo anuncian sin más como villa radieuse. En otras palabras, como la primera unité realizada equivale todavía, en muchos aspectos, a una propuesta demostrativa coma como tantas otras concebidos precedentes por Le Corbusier. Luego se construye en Nantes una segunda unité por obra de una cooperativa privada entre paréntesis (1953-1955), una tercera en Berlín (encargada por la Administración ciudadana con ocasión de la Interbau de 1957), una cuarta Briey-en-Foret y una quinta en Firminy. En Nantes y Berlín han sido eliminados los servicios comunes, mientras que en Briey (que contiene 360 viviendas de tamaño medio) forma parte de un complejo que comprenderá además 49 viviendas alineadas más grandes, y 200 más pequeñas, proyectadas por Georges-Henry Pinguson, además de los servicios comunes organizados en un edificio aparte. En 1960, Le Corbusier entró en relación con la empresa Renault para la construcción de una serie de las unidades, empleando una estructura metálica.


El entusiasmo y la perplejidad suscitados por estas experiencias nos hacen volver al programa urbanístico implícito en la propia idea de la unité; por lo que se refiere a este programa, cada una de las unités realizadas hace de ejemplo aislado y no puede, por lo tanto, ser juzgado como objeto arquitectónico autónomo.


La idea de la unité d'habitation es una de las hipótesis más importantes de la actual cultura urbanística. Puede describirse en términos puramente funcionales: se trata de llenar la distancia, ahora ya demasiado grande, entre la dimensión de la ciudad moderna y la dimensión de cada edificio, es decir, de no concebir la ciudad en términos de casas y servicios públicos, sino de introducir un submúltiplo - o una serie de submúltiplos- dentro de los cuales exista un equilibrio prefijado entre residencias y servicios.


Le Corbusier fija su atención en el submúltiplo más pequeño de la escala – que comprende alrededor de 400 viviendas, es decir 1.200-1.500 habitantes (como en el falansterio de Fourier o en el paralelogramo de Owen), los requeridos por una primera dotación de servicios comunes, es decir, el parvulario, la guardería, los espacios destinados a recreo, un grupo de tiendas de primera necesidad - y lo traduce sin más en una imagen plástica unitaria. Le interesa, sobre todo - después de treinta años de luchas casi siempre desafortunadas - situar en lugar seguro su campo de acción de arquitecto, dentro de una dimensión calculada y repetible, es decir, urbanísticamente correcta. De hecho, la unité se sitúa en el tejido de la ciudad existente con plena autonomía plástica, y hace alusión, al mismo tiempo, a una alternativa urbanística global.


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